Un televisor curvo, UHD y de 105 pulgadas. Es el producto que lleva rondando las presentaciones y ferias tecnológicas en las que tiene presencia Samsung desde hace meses, pero que todavía no era definitivo, no era un producto final. Ahora sí, el Samsung S9W ya es oficial, y con él, su precio: 120.000 euros, que encaja en las respuestas que nos daban los empleados de Samsung cuando les preguntábamos por él: "hazte a la idea de que costará lo que un apartamento". Por supuesto, no es un precio "comercial", sino más bien prohibitivo, o lo que encaja mejor en el departamento de marketing: "exclusivo".
Es un producto aspiracional pensado sobre todo para construir marca.
Esta TV está hecha para construir imagen de marca, para atraer miradas incluso de gente que jamás se la podrá permitir, como quien escribe estas líneas, y luego ofrecer productos más asequibles. De hecho, se construye bajo embargo y llega hasta la mansión el domicilio del comprador en un camión seguido de un coche con el comercial y los técnicos que se encargan de instalarla. Pero hablemos del televisor en sí.
Es un producto especialmente diseñado para el cine (faltaba que estuviera diseñado para ver Sálvame y Los Manolos o cualquier otra muestra de la degradación televisiva española), ya que recupera la proporción 21:9 para emitir las películas en su formato de grabación original y ahorrarnos las bandas negras que ajustan el ratio en los paneles 16:9. De los 4:3 a estas alturas ni hablaré. Además, si el tamaño es un problema para la definición bajo la resolución Full HD, la S9W lo soluciona con una resolución 5K (5120 x 2160 píxeles, ¡11 millones!), aunque en la práctica la mayoría del contenido que podremos reproducir será como máximo de 3840 × 2160 (UHD 16:9).
Del sentido de los televisores curvos ya hablamos, se resume en que reduce la distancia desde nuestros ojos hasta cada punto de la pantalla, desde el centro hasta las cuatro esquinas, y ayuda a que se reduzca la fatiga visual y la experiencia sea más inmersiva. Su densidad de píxeles por pulgada, de 80, hace que sea posible verla incluso desde 1.80 metros sin apreciar imperfecciones, aunque lo aconsejable es hacerlo desde unos 4.2 metros como punto óptimo.
La interfaz es idéntica al resto de la familia Curved de Samsung, y en ella se incluye lo quizás más interesante en cuanto a software: UHD Upscaling, que permite escoger cómo queremos ver el contenido no adaptado a la proporción 21:9: o bien con las clásicas barras negras correctoras, o bien haciendo zoom ancho para que se pierda la menor cantidad de imagen posible en los bordes, o bien con el zoom habitual, con el que llenaremos la pantalla pero perderemos más cantidad de imagen respecto a la grabación original.