En 2012, a Alejandro Santacreu se le estropeó el botón Home de su iPhone 4. Pese a estar en garantía, Apple se negó a reparárselo, así que empezó a pensar en una solución mayor. De aquella idea empezaron a surgir bocetos con una base clara: crear un smartphone sencillo de reparar. No obstante, ya llevaba un tiempo con una idea así en la cabeza: "el concepto del teléfono modular no es nuevo, pero como el coche eléctrico, se resiste a ser desarrollado para el gran público".
La idea base era un teléfono fácil de reparar, luego derivó en módulos
Todo esto fue evolucionando en el tiempo de forma lenta, sin aspiraciones. Hasta el pasado mes de agosto, cuando Alejandro se mudó a Finlandia por motivos personales. Mientras compaginaba clases de finés, su carrera universitaria, la búsqueda de un empleo y la adaptación a un país nuevo, vio un cartel de la Laurea Entrepeneurship Society convocando un concurso de ideas. Y aunque no le prestó atención en primera instancia, recordó aquel botón roto del iPhone 4, y aquellos bocetos sobre un smartphone modular fácil de reparar. A ello le sumó su experiencia y formación como desarrollador de productos electrónicos, tanto a nivel profesional como por puro hobby. Y decidió presentar su idea con el nombre de Puzzlephone.
Fue todo tan rápido que Alejandro ni siquiera sabía que si su idea era seleccionada le enviarían a un curso de desarrollo de negocio en Cambridge. Y así ocurrió. Un mes antes de partir a Cambridge, la Laurea Entrepeneurship Society y la Universidad de Ciencias Aplicadas de Laurea coordinaron esfuerzos para que PuzzlePhone tuviera acceso a un fondo de financiación, el cual permitió que una empresa externa mejorara su proyecto. Una vez en Cambridge conoció a mentores de la talla de Alan Barrell, Steve Mallinson o Jack Lang, co-fundador de Raspberry Pi.
Para entonces, Alejandro todavía no podía contar con un "sueldo finlandés", como dice él, pero ya veía tangible la meta del autoempleo gracias a Puzzlephone, punto que a día de hoy tampoco ha alcanzado. Además, justo para su llegada a Cambridge quedó conformado su equipo gracias a Kinetic Pixel, empresa con raíces en Cádiz y base en Helsinki, con José M. Sánchez a la cabeza. Además de él, dos españoles, un ruso y un finlandés que se implicaron en el proyecto mucho más allá de lo que las expectativas permitían soñar.
¿Cómo funciona?
La respuesta corta sería "igual que funciona un PC". Es decir, diferentes módulos mecánicos para ir acoplando, quitando o sustituyendo en base a la necesidad del usuario. Por ejemplo, pudiendo sustituir de forma rápida y fácil la cámara en el caso de que se estropee, o la pantalla si se rompe. O montando un procesador más rápido en el caso de que necesitemos más potencia. O aumentando la capacidad de almacenamiento si vemos que la que teníamos se nos ha quedado corta. O incluso teniendo dos pantallas, una de 4 y otra de 6 pulgadas, para poder usar la que más convenga según el momento.
Eso sí: el diseño se limita a tres módulos. Ofrecer de entrada mayor configurabilidad sería dar una respuesta a una petición muy minoritaria que supondría una pesadilla a nivel de desarrollo. Dentro de pretender ofrecer un abanico amplio de opciones, prefieren mantener dentro de sus posibilidades la simplicidad. Asimismo, los mockups que han realizado están ideados para ofrecer soluciones a distintas necesidades. Por ejemplo, el modelo con doble antena podría ir destinado a cuerpos de seguridad o contratistas militares. En cualquier caso, todo funciona con estándares de código abierto y especificaciones conocidas. "Es mucho más seguro que confiar herramientas de cuerpos clave, como seguridad, sanidad o I+D a fabricantes con entornos total o parcialmente cerrados", señala Alejandro. "Además, también es muy posible que tengan costes de desarrollo más elevados".
El próximo paso: un prototipo físico con piezas encajables
Cuando quedaban días para el viaje a Cambridge, Motorola presentó el Project ARA, que lejos de desanimar al proyecto PuzzlePhone, le animó al hacerle ver que había una validación comercial del concepto, y convertirse en un argumento en sí mismo de cara a futuros inversores. De hecho, en los últimos meses han aparecido más proyectos similares, en este mismo sentido: dispositivos modulares. Y tienen un espejo para mirarse: el mercado de equipos Hi-Fi modulares, que comparte algunas dinámicas de consumo y perspectivas de usuario final.
¿Cuál es el estado actual de PuzzlePhone? Principalmente, entre conversaciones, reuniones y estudios para lanzar un prototipo físico que haga aún más tangible este proyecto, que permita encajar de forma mecánica las piezas y experimentar, en forma de prototipo, eso sí, el teléfono modular que pretende ser PuzzlePhone. Ir puliendo las aristas De momento tiene un recorrido amplio, aunque por supuesto con muchos retos que salvar. Y aunque está pensado de base para correr Android, está abierto a usar otras plataformas como Firefox OS, Sailfish OS o Windows Phone.