Hoy continuamos con una forma diferente de ver algunas de las películas más destacadas: utilizando la ciencia. En esta ocasión nos toca hablar de A beautiful mind, la obra dirigida por Ron Howard en 2001, y basada en una novela homónima de Sylvia Nasar.

A beautiful mind cuenta la vida de John Forbes Nash, y su historia mereció que la Academia de Cine de Estados Unidos le otorgara cuatro Óscars. Nash, interpretado por Russell Crowe, es un matemático estadounidense que ganó el Premio Nobel de Economía en 1994.

Tal y como podemos imaginar, gracias al título y a los múltiples galardones que ha recibido Nash a lo largo de su vida, es fácil pensar en él como uno de los genios más brillantes de los últimos años. Sus aportes en investigación, específicamente en la teoría de juegos y los procesos de negociación, han marcado un antes y un después en las ciencias matemáticas y económicas.

¿Por qué nos interesa conocer hoy A beautiful mind desde la perspectiva científica? En el filme se cuenta la vida de Nash, como decíamos, un genio que sufrió de una enfermedad muy 'conocida' por todos, como es la esquizofrenia. ¿Pero en qué consiste? ¿Qué sabemos de este trastorno del cerebro, que afecta aproximadamente al 1%-2% de la población mundial?

La enfermedad de Nash

La esquizofrenia es una de las enfermedades más complejas a las que nos enfrentamos. Ya una revisión en Science en 2002 afirmaba que descubrir su origen era realmente difícil, algo que por otra parte ocurre en general en los problemas psiquiátricos. En otras palabras, no es sencillo asignar la causa de la esquizofrenia a un determinismo genético o una suma de factores ambientales.

Si no existe un 'indicativo' molecular que explique la enfermedad que sufre Nash en A beautiful mind, ¿cómo podemos reconocerla? Los investigadores han identificado a lo largo de los años dos clases de síntomas: aquellos 'positivos' como engaños, alucinaciones o pensamientos raros, y aquellos considerados como 'negativos', tales como aislamiento social, falta de motivación o apatía.

La esquizofrenia no es una enfermedad fácil de diagnosticar, ya que a veces el comportamiento de estos individuos puede confundirse con el trastorno bipolar. De hecho, no sería hasta los años cincuenta cuando los médicos lograron el primer tratamiento efectivo contra esta enfermedad. La introducción de la clorpromazina permitió a muchos pacientes abandonar los manicomios y poder llevar una vida más o menos normal.

Pero, ¿existe algo en nuestro cerebro que explique el desarrollo de la esquizofrenia? Durante décadas los científicos han analizado miles de órganos, utilizando también técnicas como la resonancia magnética o la tomografía computarizada. Su objetivo era tratar de detectar anormalidades en los cerebros de estos pacientes que pudieran explicar este trastorno.

Como se explica en este artículo, se han detectado diferencias de volumen, número, tamaño y densidad de las neuronas del lóbulo frontal y temporal. Además, en un 10-20% de los casos se observaron también cambios en el hipocampo de los cerebros de los pacientes afectados. En particular, la direccionalidad de las neuronas piramidales de esta región parecía verse alterada en individuos con esquizofrenia, como John Nash.

Debido a ello, algunos investigadores apuntan a que esta enfermedad podría tener su origen durante el desarrollo embrionario. Aunque la esquizofrenia se debe, sin lugar a dudas, a múltiples factores, lo cierto es que es realmente complejo estudiarla, ya que existen diversos subtipos y pronósticos asociados. Como decíamos antes, no existe una causa genética o ambiental clara, aunque los científicos buscan genes candidatos y mutaciones que pudieran relacionarse.

De este modo, se han asociado problemas en genes como BDNF (asociado a variaciones en la morfología y el tamaño del cerebro), u otros como DISC1, COMT1 o NRG1. Sin embargo, aún se necesitan muchas más investigaciones que aclaren estos resultados neurohistopatológicos con la expresión o mutaciones en un gen determinado.

Y cuando las causas genómicas aún no están claras, comienza a aparecer una hipótesis sobre la importancia del epigenoma en el desarrollo de trastornos que afectan al cerebro, también en la esquizofrenia. Cada vez es más normal pensar que la epigenética tiene que ver en el desarrollo cognitivo y en procesos neurobiológicos. Aunque ahora mismo no existe una relación clara entre esquizofrenia y epigenoma, lo cierto es que las investigaciones apuntan a que en el futuro muchas de las claves podrían ir por ese camino.

Como vemos, a pesar de que la película A beautiful mind es de 2001, aún quedan muchos interrogantes científicos que responder doce años después. La esquizofrenia, como otros trastornos psiquiátricos, sigue copando muchos de los estudios científicos en el tratamiento y el origen de esta enfermedad. Dicho esto, no debemos dejar de disfrutar de la increíble mente de John Forbes Nash, quien recibió un merecido homenaje con el libro y la película basada en la vida de este genio.