El final de Yellowstone ha llegado con la emisión del episodio 14 de su quinta y última temporada. El proyecto de Taylor Sheridan nació en 2018 y se ha ganado el cariño de los fans a lo largo de los años. Tanto que se convirtió en la serie más vista por televisión por cable en Estados Unidos. Ahora, su desenlace ya se ha revelado, resolviendo qué ocurre con el rancho de John Dutton y su familia. Lo que muchos no esperaban es que el proyecto conectase directamente con la primera de sus precuelas 1883.
En el final de Yellowstone, tras la muerte de John Dutton sus hijos acaban viéndose obligados a vender el rancho. Para evitar que el terreno cayese en malas manos que pudieran corromper el lugar, deciden regalárselo a quienes saben que lo cuidarán. Es decir, a Thomas Rainwater y las Tribus Confederadas de Broken Rock. Estos adherirán la tierra a su reserva indígena, logrando su protección frente a inversores que quieran urbanizarlo o construir aeropuertos.
Kayce se reúne con Rainwater al comienzo del último episodio y le ofrece todo el rancho, salvo una pequeña parcela del Campamento Este para su familia, a cambio del mismo precio que tenía cuando llegaron sus antepasados, 1,25 dólares el acre de tierra. Con este traspaso, curiosamente, ambos están cumpliendo una promesa que se fraguó más de cien años atrás y de la que ninguno tenía constancia.

La escena clave de 1883
Todo se remonta hasta la serie 1883, primera precuela de Yellowstone. El proyecto sigue a James Dutton, su hija Elsa y el resto de su familia en un viaje desde el este de Estados Unidos en dirección al Oeste. En los últimos compases de la serie, Elsa resulta herida de muerte durante un ataque indígena y su muerte parece inminente. Comprendiendo que no podrán terminar el viaje, James decide que su familia se asentará allá donde ella fallezca.
En un encuentro con una tribu, el jefe le explica dónde encontrar un valle ideal para que Elsa pueda pasar a la otra vida. "De niño cazaba en ese valle. Los inviernos son crueles, pero los veranos son ricos. Y un hombre que hace planes puede prosperar. Tu pareces un hombre que hace planes", le cuenta. James acepta la oferta y le cuenta que se establecerán allí de cara al futuro. "Pero que sepas que dentro de siete generaciones, mi pueblo se alzará y te lo volverá a quitar", aseguraba entonces el jefe de la tribu. Un vaticinio ante el que James Dutton no renegaba: "Entonces os lo podréis quedar".

Ahora, para el final de Yellowstone, la voz de Elsa regresa y explica cómo aquella lejana conversación se ha cumplido al fin. "Hace ciento cuarenta años, mi padre se enteró de la existencia de este valle y aquí es donde nos quedamos durante siete generaciones. A mi padre le dijeron que vendrían a por esta tierra y él prometió devolverla. Esa promesa no estaba escrita en ninguna parte. Se desvaneció con su muerte, pero de alguna manera sigue viva en el espíritu de este lugar", recuerda la narradora interpretada por Isabel May.
La promesa de 1883 se ha hecho realidad en Yellowstone. Exactamente siete generaciones después, los terrenos del rancho de Montana vuelven a pertenecer a quienes los poblaban antes de la llegada de los Dutton. "Los hombres no pueden adueñarse de las tierras salvajes. Para poseerlas hay que cubrirlas de cemento, de edificios. Soterrarlas con casas tan pequeñas que la gente pueda oler la comida de los demás. Para venderlas hay que violarlas. La tierra salvaje, la tierra silvestre, la tierra libre no puede poseerse. Pero algunos hombres pagan caro el privilegio de cuidarla. Sufrirán y se sacrificarán para vivir de ella y con ella, y con suerte enseñarán a la siguiente generación a hacer lo mismo. Y si flaquean, encontrarán a otra persona dispuesta a cumplir dicha promesa", sentencia Elsa.