Orson Welles dijo que, mientras que un escritor solo necesita un bolígrafo y un artista solo necesita un pincel, un cineasta necesita un ejército. Esta cita enfatiza que el séptimo arte es un esfuerzo colectivo. Incluso cuando se trata de películas de pequeña escala, docenas de personas son necesarias para producirlas. Un director de cine debe ser capaz de moldear todo ese potencial humano para producir algo hermoso. Mientras más ambiciosa sea la película, más caótica será la producción. Por lo tanto, naturalmente surgen más problemas en esas circunstancias. The Conqueror es el ejemplo más lamentable de los riesgos que puede llegar a correr un cineasta para hacer realidad su proyecto.

Las odiseas cinematográficas son los ejemplos más interesantes de este principio. Se trata de películas cuya producción fue tan demandante que incluso las vidas de los miembros del equipo de producción fueron puestas en peligro. Hablamos de Apocalypse Now, Fitzcarraldo, The Revenant, The Shining, Titanic, La pasión de Cristo, entre otras. Todo el mundo ama a un artista apasionado, dispuesto a hacer lo que sea para ilustrar su visión. Pero pasiones tan intensas son propensas a salirse de control.

A mediados de los años cincuenta, el magnate Howard Hughes quiso financiar una película sobre la vida de uno de los conquistadores más implacables de la historia, Genghis Khan. Protagonizada por un par de estrellas legendarias, John Wayne en el papel principal y Susan Hayward como el interés amoroso, The Conqueror no solo pasó a ser considerada como una de las peores películas de la década, sino como la tragedia cinematográfica que más vidas ha cobrado en toda la historia del séptimo arte.

Esto fue lo que pasó básicamente. Imagen generada con IA.

Un trágico error fatal

Los productores escogieron el desierto a las afueras de St. George, en el estado de Utah, para simular las praderas de Mongolia en las escenas en exteriores. Ese lugar se encuentra a poco más de 200 kilómetros del Sitio de Seguridad Nacional de Nevada, el territorio más utilizado por el gobierno de los Estados Unidos para realizar pruebas nucleares. Entre 1951 y 1962, más de cien bombas atómicas fueron detonadas allí, once de ellas solo en 1953 como parte de la Operación Upshot-Knothole. Querían experimentar con lanzar esos dispositivos nucleares utilizando un cañón en vez de un avión.

La Comisión para la Energía Atómica le informó a los productores que las pruebas nucleares que habían realizado no representaban ningún tipo de riesgo para al salud. En esos tiempos se sabía muy poco sobre los venenosos efectos a largo plazo de estar expuesto a la radiación. Los experimentos relevantes ocurrirían años más tarde. Según varios científicos nucleares, los niveles de radiación en el Sitio de Seguridad Nacional de Nevada eran diez veces mayores que los del desastre de Chernóbil.

Completamente ignorantes de todo aquello, la grabación se llevó a cabo con toda tranquilidad. Mientras tanto el viento transportaba la radiación al lugar de filmación. Era imposible que supieran que estaban respirando aire tóxico. Tristemente, con el pasar de los años, 91 de las 220 personas que trabajaron en The Conqueror contrajeron cáncer. Cuarenta y seis de ellos morirían a causa de la enfermedad, incluyendo a John Wayne, Susan Hayward y al director de la película, Dick Powell.

"-¿Estaremos bien, verdad? -Seh. No te preocupes ;)". Imagen generada con IA.

Se pone peor. The Conqueror necesitó regrabar unas cuantas escenas. Por lo que el productor de la película, el famoso millonario Howard Hughes, decidió llevarse sesenta toneladas de tierra radioactiva del desierto de Utah para ambientar un set en Hollywood en donde pudieran grabar las escenas faltantes. Así fue que terminaron de grabar la película en un set radioactivo.

Según el doctor Robert C. Pendleton, director de radiología en la Universidad de Utah, lo normal hubiera sido que, en un grupo de 220 personas, alrededor de treinta de ellas contraerían cáncer en algún momento de sus vidas. Como la cifra fue de 91, no queda duda de que estar expuestos a altos niveles de radiación por meses fue el factor determinante que condenaría a 46 de ellos.

The Conqueror resultó ser una terrible película

La película cuenta la historia de cómo Temujin (el nombre original de Genghis Khan), el líder de los mongoles, se enamora de la esposa del líder de los tártaros, una tribu rival. Sin importarle las posibles consecuencias, ataca el campamento en donde se encuentra la mujer para secuestrarla y así quedársela. Al poco tiempo sus enemigos contraatacan, pero Temujin logra escapar con su nueva esposa. El personaje de Wayne deberá aliarse con otros ejércitos para lograr resolver el conflicto que él caprichosamente creó.

Se suponía que The Conqueror mostraría la épica historia de origen de Genghis Khan, pero el personaje protagonista es impulsivo, incompetente y en muchas ocasiones ridículo. Un retrato bastante extraño y miserable de una de las figuras históricas más imponentes. Además que contratar al famoso vaquero John Wayne para interpretar a un guerrero de Mongolia causó que muchas personas no se pudieran tomar en serio el filme por un solo segundo.

Contratar a John Wayne para interpretar al rey de los mongoles garantizó que The Conqueror se convirtiera en un hazmerreír, Imagen generada con IA

The Conqueror no solo es infame por la terrible tragedia que significó su producción, sino que la película como tal también resultó ser una porquería. Lo que significa que todas esas personas murieron sin siquiera lograr producir un filme memorable. Se rumora que esa fue la razón por la cual el magnate productor del filme, Howard Hughes, gastó 18 millones de dólares para adquirir todas las copias de la cinta. Se sentía culpable por las muertes de aquellas personas que habían trabajado para él. Cuenta la leyenda que el incidente lo convirtió en un ermitaño, que pasaba la mayoría de su tiempo proyectando The Conqueror en su cine privado una y otra vez. ¿Qué habrá estado pasando por la cabeza de Hughes mientras se sometía a si mismo a esa tortura?