Es probable que el nombre de Akihiko Kondo no resulte demasiado familiar a la mayoría de los lectores. Pero si digo que es el hombre que se casó con la cantante virtual Hatsune Miku, seguramente les sea más fácil identificarlo. Este japonés de 38 años se convirtió en noticia mundial en 2018, tras conocerse su peculiar matrimonio, y ahora ha reaparecido en los titulares pero por una situación menos agraciada: ya no puede comunicarse con el holograma de su esposa.

Pongamos un poco de contexto a la situación. Kondo interactuaba con el holograma de Hatsune Miku a través de un dispositivo con forma de cilindro llamado Gatebox. Dicho aparato, que se vendía a cambio de unos 1.300 dólares, permitía que los usuarios conversaran con figuras virtuales gracias a la inteligencia artificial. No eran intercambios precisamente fluidos, sino frases que se iban disparando como respuesta a los enunciados de las personas.

Lo cierto es que el protagonista de esta llamativa historia había encontrado la forma de relacionarse de un modo más vívido con su esposa. Sin embargo, ya no puede hacerlo. Según publicó en enero The Mainichi Shimbun, uno de los periódicos más importantes de Japón, la empresa que brindaba el servicio de hologramas decidió suspenderlo en marzo en 2020.

Gatebox fue un modelo de producción limitada y la finalización de su desarrollo significó desconectar los hologramas que se encontraban disponibles, entre ellos el de Hatsune Miku. Ahora, al encender el dispositivo ya no se muestra la figura virtual en cuestión sino un mensaje de "error de red".

El matrimonio entre Kondo y el holograma de Hatsune Miku esconde algo más profundo

holograma | Hatsune Miku

Desde el lanzamiento de su primer paquete de voz en 2007, Hatsune Miku se ha convertido en una de las cantantes virtuales japonesas más populares. Al punto tal de realizarse conciertos que la tienen como protagonista, llegando al punto de compartir escenario con otros grandes artistas. En 2014, por ejemplo, abrió los conciertos de Lady Gaga durante la gira Artrave: The Artpop Ball Tour de la compositora estadounidense.

Y en el caso de Akihiko Kondo, su relación con el personaje virtual tiene un trasfondo mucho más profundo de lo que se aprecia a simple vista. El joven japonés explicó que conoció a la artista durante un período de su vida en el que transitaba por una profunda depresión provocada por el bullying. La música de Hatsune Miku se convirtió en una parte fundamental de su proceso para salir de esa compleja situación, y con el correr de los años tomó la decisión de casarse extraoficialmente con el personaje. Y si bien la boda fue con un peluche, posteriormente accedió a su versión como holograma.

"Mi amor por Miku no ha cambiado. Realicé la ceremonia de la boda porque pensé que podría estar con ella para siempre", le manifestó a The Mainichi Shimbun. En otra entrevista, aseguró ser consciente del componente virtual de la artista, pero que eso no minimiza sus sentimientos. "Cuando estamos juntos, ella me hace sonreír. En ese sentido, ella es real", indicó. Así, si bien ya no cuenta con la versión holográfica de su esposa, Kondo mantiene su rutina con un muñeco a escala real.

Una industria para cumplir los sueños de los fanáticos

Imagen: Pixabay

El otro punto importante a tener en cuenta es que el caso de Kondo y el holograma de Hatsune Miku no es único en Japón. Esto no significa que las bodas extraoficiales entre personas y personajes ficticios ocurran todo el tiempo; pero sí que se ha generado una industria que se propone cumplir los sueños de los fanáticos.

En tal sentido, es muy interesante este artículo que ha publicado The New York Times al respecto. El mismo no solo expone el caso que mencionamos en este artículo, sino también otros similares que se han dado en terreno nipón; y también explica cómo son cada vez más las opciones (tanto para hombres como para mujeres) dedicadas a satisfacer el anhelo de relacionarse con protagonistas extraídos de los videojuegos, el manga o el animé.

Incluso menciona que ya existen distritos en Tokio que están explotando este negocio con fuerza. Y esto no se limita a la interacción con un holograma, por supuesto. "Los productos para mujeres son especialmente variados. Los fanáticos pueden comprar cartas de amor de sus enamorados, reproducciones de su ropa e incluso aromas destinados a evocar su presencia. Los hoteles ofrecen paquetes especiales, con tratamientos de spa y comidas elaboradas, para las personas que celebran el cumpleaños de su personaje favorito", indica el reconocido medio estadounidense.

Pero más allá de la oportunidad comercial que Japón no está dejando escapar, que las personas se refugien sentimentalmente en personajes de ficción también tiene una motivación contracultural. Al fin y al cabo, es una forma de romper con los lineamientos sociales prestablecidos que sus familias pretenden que sigan.

Es inevitable que casos como el de Kondo sigan provocando asombro (y reacciones burlonas, es imposible negarlo), especialmente en Occidente. Sin embargo, los protagonistas de este tipo de historias aseguran haber encontrado la felicidad sin exponerse a que sus sentimientos sean manoseados por otros humanos. Aunque eso no los haga inmunes a fallas técnicas como la del holograma de Hatsune Miku, por supuesto.

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