La miniserie de HBO Secretos de un matrimonio tiene un complicado compromiso. Se trata de la nueva versión del clásico de culto dirigido por Ingmar Bergman. También de la enésima vez que trata de explorar de forma realista las relaciones de pareja.
Entre ambas cosas, la producción protagonizada por Oscar Isaac y Jessica Chastain debe encontrar su propia identidad. Hacerlo además a través desde la complejidad de los pequeños dolores invisibles y la constante percepción sobre el desencanto en el amor.
La serie logra todo lo anterior y se toma el atrevimiento de innovar sobre un argumento considerado fundacional en el género dramático. Bajo la dirección de Hagai Levi (En terapia), la miniserie es un tributo a una idea profunda sobre las emociones.
Desde el prólogo, un elegante plano secuencia que introduce al espectador en el mundo de los personajes, Secretos de un matrimonio relata la intimidad. La prodigiosa capacidad de Levi para profundizar en la psique de sus personajes se hace imprescindible en la producción.
'Secretos de un matrimonio' y la tragedia cotidiana
Secretos de un matrimonio está mucho más interesada en los momentos indefinibles como las conversaciones de alcoba o pequeñas riñas agridulces que en algo más amplio. Y es ese sentido de lo diminuto es lo que hace que la serie de HBO evada los lugares comunes.
El inteligente trasfondo de lo moral, lo doloroso y lo descarnado de la vida en común está presente como una idea latente. La serie evita con habilidad que sea lo único sobre lo que se sostenga el argumento. Para sus dos primeros capítulos, está claro que el diálogo que comienza por pequeñas confesiones simples es la antesala de algo más. El recuerdo, que Levi utiliza con elegancia y firmeza, brinda a la serie una sensación de constante evolución.
Nada es idéntico en la colección de momentos comunes, cotidianos y desgarradores que Secretos de un matrimonio muestra. Y esa sucesión de pequeñas, pero significativas, son de una belleza radiante. Levi logra que la cámara sea testigo de una circunstancia con la que cualquiera puede identificarse. Una mirada de poderosa dulzura y a la vez de una conmovedora amargura sobre la vida en común de tantas parejas modernas.
Los dolores a puertas cerradas
En 1973, la miniserie sueca Secretos de un matrimonio revolucionó el mundo de la televisión. Protagonizada por los actores Liv Ullmann y Erlend Josephson como Marianne y Johann, la serie fue un experimento. El largo y angustioso relato de la vida en común de una abogada y un profesor de psicología conmocionó por su honestidad. Bergman, además, le imprimió una profunda condición de elemento inclasificable con su toques de drama, análisis psicológico e incluso un refinado humor.
Al final, el resultado fue tan exitoso que la serie se editó como un largometraje. Fue de esta manera que se estrenó en Norteamérica y se convirtió en una reinvención del lenguaje dramático.
Ganadora del Globo de Oro a Mejor película extranjera, la historia terminó por convertirse en fundacional para comprender el sentido de la intimidad cinematográfica. Más allá de eso, es un recorrido elaborado y sutil por el amor, las emociones y el desencanto de la convivencia.
Levi utiliza la misma fórmula de Bergman para mostrar la erosión lenta pero sostenida de un matrimonio. No hay un motivo claro por el que la relación de Mira (Jessica Chastain) y Jonathan (Oscar Isaac) esté condenada al fracaso. Pero lo está. La serie no intenta mostrar respuestas sencillas. En sus primeros capítulos se limita a contemplar con atención el amor y la preocupación mutua que aún comparten los personajes. Pero el amor parece haberse desvanecido en la presión de lo cotidiano en una toma de conciencia sobre la identidad y el miedo a la soledad.
Secretos de un matrimonio, el final de las esperanzas
Levi, todo un maestro del primer plano, utiliza la cámara como un observador que a medida que los capítulos avanzan se hace más incómodo. Para el director es de considerable importancia mostrar por qué una relación de una década se desploma. Pero no utiliza los habituales recursos de discusiones o la tensión insistente para mostrar el dolor. Chastain hace gala de su capacidad para crear y sostener personajes con profundos mundos interiores. Isaac crea quizás, el rostro más doloroso de la separación: una letanía profunda de inquietud.
Para cuando Secretos de un matrimonio alcanza su punto más dramático, el silencio lo llena todo. Y esa es quizás la manera más angustiosa de entender el final de una profunda, honesta y dolorosa ruptura que se ve desde la primera escena.