La lluvia en Marte es algo de otro tiempo. No la hemos visto desde que observamos el planeta rojo, pero sí hemos visto sus huellas sobre la superficie. De hecho, en un estudio publicado este viernes en Scientific
Reports y en el que ha participado el Centro de Astrobiología de España (CAB), se ha encontrado que se produjeron lluvias torrenciales en Marte durante una larga época debido a un impacto. Y lo han averiguado observando el cráter de Gale.
Curiosity lleva ocho años estudiando el cráter Gale. El objetivo de la misión era "determinar si Marte fue habitable hace miles de millones de años", explica a Hipertextual Alberto González Fairén, investigador del CAB y uno de los autores del estudio. La respuesta, añade el experto en planetología y habitabilidad, "es un inequívoco "sí": Gale tuvo agua líquida en cantidades suficientes como para formar lagos estables dentro del cráter durante tiempos prolongados".
De hecho, las primeras investigaciones del cráter apuntaban a que en el primitivo Marte y durante varios miles de años, Gale había albergado un lago o una serie de lagos. El agua líquida había inundado Gale desde el norte, "mediante el aporte de agua procedente de acuíferos exteriores al cráter, durante uno o varios eventos graduales y prolongados en el tiempo", señala el comunicado de prensa.
Antidunas
Ahora, en este nuevo estudio en el que ha participado González Fairén, ha reevaluado los datos geológicos obtenido in situ por el róver Curiosity. Y uno de los puntos clave son las antidunas.
"Las antidunas se forman cuando una corriente de agua se mueve muy rápido sobre un lecho no consolidado, y se desplazan en sentido contrario al flujo de agua. Es necesario un aporte de agua de forma masiva y repentina para que se formen".
Para que se hayan producido estas antidunas sobre la superficie del cráter Gale, los investigadores han calculado que "se produjeron flujos torrenciales de agua con velocidades superiores a los 10 metros por segundo que alcanzaron al menos 25 metros de profundidad", indica el comunicado. Es más, incluso por la geometría de las antidunas se puede saber que el agua líquida entró a través de la zona sur del cráter. En contra de lo que se había pensado hasta ahora, que apuntaba a la zona norte como vía principal de entrada.
Un impacto, culpable de las lluvias torrenciales
Estas lluvias torrenciales en Marte aparecieron un día para otro y pudieron durar "unas decenas de años, hasta que la atmósfera recuperara su condición anterior al impacto", explica el investigador español. Este tipo de cambios en el clima pueden producirse por "un gran impacto, cambios en la oblicuidad del planeta, episodios de vulcanismo u otros factores". En el caso de Marte, la explicación parece ser un impacto que tuvo lugar en algún momento hace entre 3.600 y 3.900 millones de años.
"Nuestros datos se limitan a Gale, pero el evento que hemos identificado en este cráter fue de tal magnitud que tuvo que afectar a una gran parte del planeta, si no a Marte en su totalidad".
Ahora no nos imaginamos la lluvia en Marte, ni tampoco el agua líquida en su superficie. Pero el planeta vecino en otras épocas estuvo mucho más animados en este nivel. Y quizás, entonces, sí que habitó algún tipo de vida la superficie roja de Marte.