Mantenemos cosas en la mente como la lista de asuntos por solucionar, gracias a nuestra “memoria de trabajo”. La memoria de trabajo se refiere a las estructuras y procesos usados para el almacenamiento temporal de la información y la elaboración de dicha información. Se parece al concepto de “memoria a corto plazo” que es tan popular, pero son diferentes, aunque relacionados.
Lo primero que hay que entender es que la memoria no es un mero "cajón de recuerdos" con dos categorías, sino que es un proceso activo vinculado al procesamiento. Los psicólogos tratan de trazar las funciones del sistema, mientras que los neurólogos se centran más en sus bases neuronales, pero todos están bastante de acuerdo ya en que la memoria no está dividida en dos cajas: una pequeña (a corto plazo) que envía a la caja grande (memoria a largo plazo) únicamente. Hay un sistema que envuelve y relaciona todo y que es casi tan importante como las supuestas unidades de almacenamiento.
De hecho, una teoría de la arquitectura cognitiva llamada “Teoría del espacio de trabajo global”, sugiere que la información mantenida temporalmente “en mente” es parte de un “espacio de trabajo global” que se conecta con muchos otros procesos en cualquier momento dado.
Lo que ha quedado claro hasta a fecha es que, cuando es necesario recordar un número de teléfono, una lista de compras o un conjunto de instrucciones, hablamos de lo que los psicólogos y neurocientíficos llaman memoria de trabajo, no mera memoria a corto plazo.
La segunda se presenta sólo como una unidad de almacenamiento. Sin embargo, la primera implica la capacidad de sostener y manipular la información durante intervalos breves y es fundamental para el funcionamiento de la mente. Se correlaciona con muchas más capacidades generales que inteligencia o el logro académico. Por ejemplo, está relacionada con los procesos sensoriales básicos porque se supone que la memoria de trabajo proviene de la corteza prefrontal, la cual se encarga de una amplia gama de otras funciones importantes, incluyendo la personalidad, la planificación o la toma de decisiones. Además, cualquier disminución en el funcionamiento de esta zona es probable que afecte a muchos aspectos diferentes de la cognición, como las emociones o la conducta.
Respecto a la memoria, empezando por el principio, sabemos que su capacidad es limitada. Podemos mantener sólo una cierta cantidad de información “en la mente” en un momento dado. Pero aún se debate dónde está y de dónde procede dicho límite.
También sabemos que la información puede agruparse. Almacenamos, en todo caso, un número limitado de “elementos” o “trozos” de información, pero cuando los trozos se unen entre sí, sólo necesitamos recordar uno para poder desatar toda la cadena —estos pueden ser dígitos, letras, palabras u otras unidades—. Una cadena cuyo infinito no está demostrado, de todas formas. Por tanto, la memoria de trabajo es capaz de buscar en todo el entramado de recuerdos si tiene un “primer hilo que seguir”, pero no sabemos hasta dónde el hilo puede llegar. Los neurólogos han sugerido que este “hilo” podría ser la actividad neuronal viajando por las diferentes partes de la información recordada, y que tiene variables de actividad dedicada en función de las prioridades actuales.
La investigación también ha demostrado que el número de elementos que que se puede mantener en la memoria de una sola vez, depende del tipo de elemento que se almacene. Así, “sabores de helado” tienen un número máximo de elementos a almacenar diferente del que tendría “dígitos de pi”. Esto suscita, que hay información más compleja que otra o cuanto menos que ocupa más espacio.
Por otra parte, dado que la memoria de trabajo desata una cadena de datos en base a un primer recuerdo, un enfoque teórico sugiere que el límite de capacidad surge debido a que los diferentes datos con distintas categorías interferirán unos con otros en la memoria. Por esto, a veces recordamos cómo empieza un número de teléfono pero luego empezamos a confundir el final con el de otra persona.
¿Memorizar mejor?
La memoria de un acuerdo mejora refrescándola, obviamente. Generalmente la información se difumina entra capas de la información actual cuando hace mucho tiempo que no se usa. Esta es la razón por la que probablemente no puedas recordar la voz de alguien que hace mucho que no oyes; sin embargo, si la escuchas, aunque sea brevemente, la reconocerías. Para refrescar un recuerdo, hay dos formas de repasarlo: como entes independientes o como cadena de un todo.
Lo que los investigadores llaman ‘repaso de mantenimiento’ consiste en la repetición de la información mental sin tener en cuenta su significado ni asociarla. Por ejemplo, leer una lista de la compra y recordar los artículos como palabras, sin tener en cuenta el plato en el que se convertirá. Así podrías repetir la lista mil veces en voz alta y probablemente se quedaría algo al final porque son demasiados “cachos de información”.
Por el contrario, un ‘repaso elaborado’ consiste en dar el significado a la información y asociarla con otra información. La voz con la persona, y esta a su vez con los recuerdos que compartes con ella. O, por ejemplo, la mnemotécnica, que facilita el repaso elaborado mediante la asociación de la primera letra de una lista de elementos con alguna otra información que ya está almacenada en la memoria. El repaso elaborado, ayuda a consolidar la información de la memoria de trabajo de una forma más duradera.
Cuando digo duradera, no me refiero al largo plazo. Los investigadores han considerado durante mucho tiempo la memoria de trabajo como una puerta de entrada en el almacenamiento a largo plazo, pero la neurociencia hace una clara distinción entre los dos, y sostiene que la memoria de trabajo está relacionada con la activación temporal de las neuronas. Toma información que ya está ahí o que viene de los sentidos y la ilumina o sostiene y la transporta, ese es su trabajo. Por el contrario, se cree que la memoria a largo plazo esta relacionada con cambios físicos en las neuronas y sus conexiones: construye.
Usando una alegoría, para ser más claros, si entraras en la ciudad de tu cabeza, tu memoria a largo plazo son los edificios ya construidos y con forma, en cemento armado, con tus conocimientos e imágenes mentales de experiencias como columnas, pero sumidos en sombras para que no molesten. La memoria a corto son construcciones por hacer y débiles, cosas nuevas a las que se les pondrá cemento o se vendrán abajo pero que por ser nuevas están más cerca y son más visibles. Y la memoria de trabajo son las luces que se iluminan en sus ventanas y que se mueve por las calles. En todo caso, la ciudad está rodeada de calles, pequeñas o grandes autopistas, pero que sin el transporte y luz de la memoria de trabajo se sumirían en las sombras. La memoria de trabajo viaja por todo siguiendo un hilo reciente, pero lo mismo puede acceder a recuerdos de hace 20 años que a una frase de hace 10 minutos. Viaja por la red y lo conecta todo. Es, por tanto, un mecanismo de control activo de los almacenes.
Esto puede explicar la naturaleza de corto alcance de la memoria de trabajo: su foco es corto. Pero a su vez dar una razón a su mayor susceptibilidad a las interrupciones: si las luces se apagan, hasta que vuelven a encenderse, la persona se desorienta en la “ciudad” de sus recuerdos. La memoria de trabajo pierde el camino a lo que quería encontrar si se la interrumpe. Por decirlo de alguna manera.
Otra cosa que se sabe es que la memoria de trabajo mejora a lo largo de la infancia y es importante en el desarrollo cognitivo. Alcanza un pico en la edad adulta joven y es una de las habilidades cognitivas más sensibles al envejecimiento, se cree que debido a la degradación de la corteza prefrontal en el cerebro.
Por ejemplo, varias enfermedades mentales, incluyendo la esquizofrenia y la depresión, están asociadas con la disminución de funcionamiento de la corteza prefrontal. Por la misma razón, estas enfermedades también se asocian con disminución de la capacidad de memoria de trabajo.
En cuanto al entrenamiento para mejorarla, existen algunas evidencias de que es posible aumentar la memoria de trabajo mediante tareas interactivas —como los juegos simples para los niños que implican la capacidad de memoria—. Se ha sugerido que esta formación puede ayudar a mejorar otros tipos de tareas por asociación. Sin embargo, cuando se revisa la investigación, a menudo se llega a la conclusión de que los beneficios son de corta duración y específicos de la tarea entrenada.
Por ello, últimamente se prefiere aprender a utilizar de manera más eficiente los recursos de memoria de trabajo, en vez de tratar de aumentar su capacidad. Saber las cosas que nos distraen y evitarlas, mantener una organización que optimice el espacio mental, memorizar de forma más eficiente, etc., resulta mucho más práctico que tratar de aumentar la capacidad de un sistema que de todas formas aún no comprendemos. Porque, aunque diese la sensación de que sabemos mucho, en realidad estamos muy lejos de comprender cómo guardamos las cosas en la cabeza en realidad.