El agua es uno de los bienes más preciados en la naturaleza en general y en la vida humana en particular. En este punto de la historia, a diferencia de otros seres vivos, la movilidad poblacional en búsqueda de agua potable casi nunca es posible, y hay 650 millones de personas que no cuentan con ella cada día. Es por ello que se hace tan importante encontrar maneras de funcionar sin agua para ciertas necesidades, nuevas fuentes y pozos o, cómo se pretende últimamente, potabilizar de manera sencilla y fácil.
En ese sentido, un grupo de científicos de la Universidad de Stanford han creado un pequeño dispositivo que logra potabilizar el agua en tan sólo 20 minutos. Basándose en que debido a los rayos ultravioleta, la exposición del agua al sol es capaz de limpiarla de manera natural, han aplicado una fórmula similar que reduce el proceso desde 48 horas sin intervención hasta el ínfimo plazo mencionado. Para ello, aprovechan un espectro más amplio de rayos solares en el interior del dispositivo, que con un aspecto rectangular negro, tiene solo el tamaño de un sello.
Necesita, como es obvio, encontrarse inmerso en el agua a potabilizar y entrar en contacto con rayos solares que contienen más energía que los ultravioleta, en concreto un 50% frente al 4% de los segundos. La luz visible atrae a los electrones en la capa de disulfuro de molibdeno que recubre el dispositivo. Esta, a su vez, hace estallar reacciones en el agua de las que se generan peróxido de hidrógeno y otros desinfectantes que se deshacen de los gérmenes presentes en el fluido.
El disulfuro del molibdeno encaja bien en el mercado. Su coste de producción es bajo, y además se ahorra el combustible presente en otros procesos de purificación tradicionales, porque no es necesario un proceso de calentamiento o ebullición del agua. Por otra parte, esta solución, aunque efectiva, sólo ha sido probado con unas pocas bacterias, por lo que todavía está lejos de comercializarse.