pseudomedicinas

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Una pseudociencia es aquella creencia o práctica sistematizada que carece de evidencias científicas reales porque, básicamente, no observa el método científico que tan útil nos resulta para desentrañar el mundo que nos rodea y utilizarlo en nuestro favor, aunque sus promotores las pretendan científicas con todo el morro. Son inconsistentes y contradictorias, no aportan pruebas aceptables de su veracidad, a menudo se mezclan con ideas sobrenaturales y, por supuesto, entran en conflicto con los resultados de las ciencias respetables, que se encuentran en constante y humilde corrección.

Nunca hay que confundir las pseudociencias con las protociencias, con aquellas nuevas ciencias en camino de consolidarse. Una protociencia no evoluciona contradiciendo el conocimiento acumulado por las ciencias establecidas; como mucho, lo matiza, ajusta o amplía. Una pseudociencia es prácticamente inmutable, dogmática y no se asienta sobre ningún tipo de conocimiento.

Y qué duda cabe de que **las pseudociencias que más proliferan son las relacionadas con la salud y el autoconocimiento**. La razón es obvia: pocas cosas hay que nos importen más que huir de las enfermedades y analizarnos el ombligo para paliar el sufrimiento.

Charlatanería médica

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- **Homeopatía: es la reina actual de las pseudociencias médicas, y se basa en la creencia de que lo similar cura lo similar si se administra de forma diluida y en la memoria del agua con los principios activos que estuvieron en contacto con ella, nada de lo cual es cierto. Todos y cada uno de los estudios clínicos rigurosos, con repetidas comprobaciones, que se han realizado de los tratamientos homeopáticos han concluido que no funciona.

- Reiki: se trata de una práctica espiritual pseudomédica en la que se utiliza la imposición de manos o el toque terapéutico para transmitir el ki, una energía o fuerza vital que sana y equilibra. Naturalmente, la existencia del ki no ha sido demostrada (y todo lo que puede ser afirmado sin pruebas puede ser rechazado sin ellas), y su eficacia según los estudios clínicos es cero.

- Acupuntura: práctica de la mal llamada medicina tradicional china que consiste en pinchar a los incautos con agujas para manipular los meridianos, esos canales energéticos del cuerpo inventados, y sanar sus dolencias.

- Osteopatía: sus practicantes afirman que el cuerpo es una unidad que no opera simplemente como un conjunto de órganos y que, si alguna de sus partes sufre, el resto se descompensa. Sus soluciones: masajes y manipulaciones articulares; chachi piruli. La quiropráctica es prima hermana suya.

- Flores de Bach: son preparados de agua de flores diluida en brandy que, como en el caso de los productos homeopáticos, carece de principios activos.

- Magnetoterapia: mitiga el dolor y cura enfermedades con el uso de imanes que, por arte de birlibirloque, calman las molestias y desactivan virus.

- Mala fitoterapia: tratar enfermedades y dolencias leves con plantas medicinales o remedios herbales es posible, pero en ningún caso problemas de gravedad. Además, no todos los fitoterapeutas se rigen por los estudios serios de la disciplina y recetan a lo tonto.

- Feng Shui: sus fieles aseguran que existe una energía o aliento vital llamado chi que se modifica por los objetos dispuestos en el espacio y que, por tanto, dicha disposición puede funcionar como terapia. Imaginad que me señalo la sien con el índice y formo círculos en el aire con él.

- Pseudoterapias con física cuántica: es la ciencia avanzada de moda, como lo fue en su momento el estudio de la electricidad y de la relatividad, y como con estas, los charlatanes de turno la utilizan para sacar tajada ofreciendo pseudotratamientos y aprovechándose de la difícil comprensión de la misma.

- Antivacunas*: siendo que las vacunas han conseguido contener multitud de enfermedades, erradicar algunas y reducir enormemente la mortandad que estas causaban, un despiste de la revista médica The Lancet al publicar un artículo que relacionaba el autismo con la vacunación de triple vírica *desató la oleada irracional de los antivacunas, que ha causado varias epidemias** en los últimos años.

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En esto de la charlatanería pseudocientífica siempre hay dos tipos de engañabobos: aquellos que son conscientes de que le toman el pelo a la gente para aprovecharse económicamente de ella y, claro, los fervientes seguidores de tal o cual pseudoterapia, que viven engañados ellos mismos. Pero como ambos suelen hacer proselitismo, no hay diferencia alguna en el gran mal que le causan a la sociedad.

Respecto a los que tratan de justificar el empleo de productos pseudocientíficos por el efecto placebo, tened claro algo: el efecto placebo no cura; sólo nos mantiene entretenidos mientras nuestra pequeña dolencia o enfermedad ligera se cura solita con ayuda de nuestro maravilloso sistema inmunológico. Además, es difícil aceptar que a uno le vendan placebos a precio de oro, sobre todo porque no es la idea de sus fabricantes y este efecto no funciona en gran parte de la población.

Y, por favor, no habléis de ciencia ni de medicina “oficiales” u “occidentales”: ciencia y medicina sólo hay una; todo lo demás no son “alternativas”, sino pseudomedicinas, delirios o creencias inmotivadas que se originaron durante los tiempos en que éramos más ignorantes que el asa de un cubo o por la incultura culposa de ahora.