Uno de los componentes más importantes de un vehículo es el neumático, es el elemento que nos mantiene en contacto con la carretera y uno a los que se le dedica una gran cantidad de dinero en materia de investigación. Michelin, Continental, Pirelli... dedican una gran parte de su presupuesto a I+D y cada año nos sorprenden con nuevos y mejores compuestos. Hace años Michelin, Hankook y Bridgestone presentaron su propuesta de neumáticos sin aire y dos años más tarde, seguimos sin más novedades importantes.
Hankook dedicó cinco años de desarrollo para poder anunciar su neumático iFlex en 2013, su promesa para innovar en un sector que, aunque haga siempre neumáticos redondos y negros, no para de mejorar, aunque no se vea a simple vista. Pero tanto Hankook como el resto de fabricantes sabe que los neumáticos no cambiarán tan drásticamente en pocos años, en cualquier caso hablamos de décadas. Fundamentalmente existen tres motivos para pensar así:
Hankook opina que el neumático tiene que reinventarse.
Lo primero es que estamos ante un proyecto en un estado muy temprano, hay que madurar mucho mejor la idea. Pensemos que es el elemento más importante de un coche, no puede cambiar de la noche a la mañana.
Lo segundo son las limitaciones. En las pruebas de Hankook, por ejemplo, el fabricante se centró en cinco aspectos: durabilidad, dureza, estabilidad, eslalon y velocidad. Este último apartado es el que arroja las principales dudas: por el momento no se pueden superar los 130 kilómetros por hora de velocidad. Si damos un vistazo a los primeros cuatro puntos, no puedo sacar la misma conclusión que Hankook al no ofrecernos más datos. No nos informan de su posible duración en número de kilómetros, ni si la estabilidad será similar (es obvio que habrá que adaptar por completo el sistema de suspensiones de los vehículos) ni que sucede ante cambios de apoyo bruscos.
Y el tercer motivo es la falta de transparencia. Si bien no nos han dado datos concretos sobre sus neumáticos sin aire, tampoco han querido reverenciarlo a las opciones presentadas hace unos cuantos años por Bridgestone y Michelin, lo cual es, cuanto menos, sospechoso.
Por el momento, solo veo dos ventajas claras frente a un neumático convencional: no se pueden pinchar y prometen ser reciclables al 95%. Por lo demás, demasiadas dudas para el elemento más importante de un coche. Queda mucho por investigar y probar antes de que veamos coches con este tipo de neumáticos. Y quien sabe si lo acabaremos viendo.