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Google ha dejado de aplicarse a sí misma uno de los lemas más famosos de todas las compañías de la red. O al menos eso pensaba la Comisión Federal de Comercio de los Estados Unidos (FTC) cuando, en 2013, daba por cerrado un caso en el que estuvo investigando a la compañía del buscador por sesgar los resultados de búsqueda en favor de sus propios productos. Precisamente, esta ha sido una de las acusaciones históricas de la competencia que siempre han creído que el buscador manipulaba las búsquedas a su favor.

En este caso, y a pesar de que la FTC no encontró motivos suficientes de peso como para castigar a Google por estas acciones, el informe filtrado de la Comisión Federal del Comercio sí encontró indicios de que la compañía del buscador comenzó a posicionar algunos de sus productos en niveles de búsqueda superiores respecto a muchos servicios de la competencia que, sobre el papel y por el número de usuarios, eran superiores tanto en términos de funcionalidad como de información.

Este informe, que ha salido recientemente a la luz, explica cómo Google seleccionó parte del contenido basado en los rankings de venta, críticas o valoraciones de varias páginas web como Yelp o Amazon, disminuyendo su visibilidad en el buscador para intentar que sus resultados de búsqueda, como Lugares o Shopping, aparecieran en lugares ventajosos dentro del buscador. No obstante, parece que no supusieron una infracción suficiente para ser castigada por el regulador:

"Después de una revisión exhaustiva de 19 meses, que abarcaba a nueve millones de páginas, documentos y muchas horas de testimonios, el personal de la FTC y los cinco comisionados de la FTC estuvieron de acuerdo en que no había necesidad de tomar una decisión sobre cómo clasificamos y mostrar resultados de búsqueda " Kent Walker, asesor de Google en declaraciones a The Wall Street Journal.

Hasta aquí, ningún problema, puesto que la FTC no encontró motivos suficientes como para decirle a Google cómo tiene que mostrar los resultados de búsqueda en su producto, más habiendo determinado en varias ocasiones que, por la existencia de una competencia de nivel, Google no tiene una posición dominante como para poder manipular el mercado, por mucho que la CE piense lo contrario.

Ahora bien, el problema central no es que se haya filtrado el informe. Incluso que la FTC no haya multado a Google tampoco tiene que ser un problema que nos haga echarnos las manos a la cabeza. El problema aquí es que el Don't Be Evil y la página de la filosofía de la compañía acaba de convertirse en papel mojado, pues, con este movimiento, la compañía ha roto uno de sus principios más imporartanes, al menos de cara a sus usuarios. Este es el punto número 4 de la lista de principios que la propia Google tiene en su web corporativa:

La democracia es una buena forma de gobierno para la Web La búsqueda de Google funciona porque utiliza los enlaces en sitios web publicados por millones de usuarios para poder determinar qué otros sitios ofrecen contenido relevante. Para evaluar la importancia de cada página web, utilizamos más de 200 parámetros y numerosas técnicas, como nuestro algoritmo patentado PageRank™, que analiza qué sitios han recibido el "voto" de otras páginas de la Web por ser las mejores fuentes de información [...]

No es la primera vez que Google rompe su Don't Be Evil y le cuesta una investigación de los reguladores europeos y americanos. A continuación, una selección de las diversas investigaciones que en estos últimos años ha ido encadenando Google y que pueden poner un poco en perspectiva esta problemática respecto a las supuestas violaciones de la compañía, tanto de sus propios principios, como de la legislación comunitaria y estadounidense en materia de monopolio y posición dominante:

(desplaza la línea de tiempo con el mouse o selecciona qué hito quieres consultar)

Sin embargo, hay un problema de cara a este tipo de investigaciones, y es que, tal como sucede con la regulación en materia de nuevas tecnologías, las investigaciones antimonopolio, al menos las realizadas por la Comisión Europea y la FTC, demoran más tiempo que el propio cambio en el algoritmo de Google.

20 meses de investigación para una palmada en la espalda y un 'aquí no ha pasado nada' Si tenemos en cuenta que la investigación más importante de FTC respecto al problema de la posición dominante de Google tomó más de 20 meses, y que el cambio en el algoritmo de Penguin a Hummingbird tomó menos tiempo, la duración acaba por socavar enormemente la investigación, por lo que, en muchas ocasiones, acaba siendo una pérdida de dinero y recursos que, de hecho, no se puede justificar cuando, por otro lado, no hay base sólida y la investigación se salda con una palmada en la espalda y un lo siento.

Además, no hay buenos remedios para estas situaciones. La competencia de los organismos reguladores apenas va más allá de imponer una multa, y en la misma línea, apenas tiene mayor poder disuasorio para combatir los sesgos de los resultados de búsqueda: no pueden determinar en ningún momento cómo los buscadores pueden y tienen que mostrar los resultados de búsqueda.

Ni Google, ni Yahoo, ni Bing están obligados, pues no existe regulación al respecto que determine cómo mostrar los resultados de las búsquedas de los usuarios, incluso si se determina que, como parece ser en esta ocasión, Google manipula los resultados de búsqueda. La FCC y la CE no tienen la discreción necesaria para realizar esta tarea, tampoco para ser vigilante, policía y juez para este proceso, menos cuando en la mayoría de países la discreción editorial de estos mecanismos de búsqueda está amparada constitucionalmente.

Las investigaciones de los reguladores son insuficientes como para alentar al mercado a jugar limpio. Llegados a este punto, lo único que pueden hacer los organismos reguladores es fomentar activamente la competencia entre buscadores y la transparencia de sus mecanismos, que sea la propia competencia la que obligue a estos buscadores a actuar de la forma más democrática y transparente de cara a los usuarios. Pero todavía queda mucho por hacer. La lucha a golpe de multa de la administración y las investigaciones de los reguladores tienen que ser más pro activas, y sobre todo, más rápidas; puesto que, tal y como se viene produciendo hasta ahora, la tecnología siempre va un paso por delante.

Tienen que ser lo suficientemente transparentes para evitar situaciones en las que el mundo se entere de este tipo de investigaciones, ya cerradas, por una filtración accidental, en un tema que afecta al desempeño y a la calidad en la forma a la que los usuarios acceden a la información sin estar previamente advertidos.

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Pero, como todo, tiene trampa. Google y el resto de compañías gastan literalmente millones de dólares a través de los grupos de presión para influir en la FTC. Esto no es ningún delito, pero sí que puede poner en entredicho la perspectiva de un futuro en el que todos jueguen más o menos con las mismas reglas del juego. Se trata de que se cumplan los principios que anuncian, de ética más allá de fairplay por obligación de ley.

Google no es una ONG. El resto tampoco. Están en este juego para ganar dinero, y si mientras ganan ese dinero no perjudican a la competencia, pueden hacer con su producto lo que quieran: pueden posicionar los resultados como crean más justo o más interesante para ganar su dinero. Y la competencia también puede jugar con las mismas reglas del juego. Siempre es más fácil llorar a papá Estado, pero, como en este caso, no siempre se lleva razón o no siempre funciona.

Al final, realmente Google no es la única compañía que practica el Be Evil. Quizás su mayor logro es haber gastado tanto tiempo y dinero en hacer creer a la mayoría lo contrario, y hacer creer a la opinión pública es víctima de su éxito. Nunca nada es tan sencillo como parece y Google no es menos mala porque lo diga la FTC, y tampoco menos buena.

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