Disney estrena en cines Blancanieves, su nuevo remake live-action. Tras varios años de éxitos y críticas a la falta de originalidad a partes iguales, la Casa del Ratón prefiere seguir optando por rehacer sus clásicos en imagen real para presentárselos a nuevas generaciones. Ahora le toca el turno a la primera película de animación de su historia. Estrenada en 1937, ganó el Premio Óscar honorífico y es uno de los grandes hitos de la historia del cine. Ahora, la actriz Rachel Zegler (West Side Story) asume el reto de darle vida en pantalla, con Gal Gadot (Wonder Woman) como la Reina Malvada. Todo bajo la dirección de Marc Webb (saga The Amazing Spider-Man).

La historia de Blancanieves sigue a la joven princesa de un reino de fantasía. Sus habitantes viven felices e irradian alegría y bondad, al igual que sus reyes. Pero, un día, una malvada mujer llegará a palacio y sumirá al reino en la oscuridad. Obsesionada por ser la mujer más hermosa, atosigará a la joven princesa hasta el punto de planear su asesinato. Por ello, la protagonista se ve obligada a huir, encontrándose en su camino con siete peculiares criaturas que le darán refugio en su cabaña del bosque.

Blancanieves

Disney recupera su mito manteniendo la esencia y atreviéndose a aportar capas extra a la historia. Blancanieves no adolece la falta de ninguno de los elementos originales de la película -que era el gran miedo de los fans- pero trata de dar mayor profundidad a su historia. El resultado sorprende por las bajas expectativas que había en ella, aunque tampoco deslumbra, al igual que el resto de remakes de los últimos años. Quien sí brilla con luz propia es una Rachel Zegler maravillosa como la legendaria princesa Disney.

Puntuación: 3.5 de 5.

Nostalgia bien entendida

Sobre Blancanieves se cernía una nube de incertidumbre como nunca antes entre los remakes de Disney. Para empezar, se trata de la obra sacra del estudio. La de 1937 es la película que les hizo definitivamente convertirse en la gran compañía de cine de animación a nivel mundial. Atreverse a adaptar una película así llevaba consigo un gran riesgo. Pero por fortuna, en La Casa del Ratón han conseguido, sorprendentemente, dar con la tecla para, más o menos, contentar a todo el mundo.

Esta Blancanieves mantiene la esencia de la historia de la original. Había mucho miedo por ver cómo se ajustarían los cambios anunciados para modernizarla. Porque es evidente que los códigos morales no son los de antaño. Y tampoco lo son los espectadores, que ahora exigen algo más de coherencia y justificación en las películas. Pero el filme logra equilibrar bastante bien las necesarias modificaciones con la nostalgia por ese tótem intocable.

Todo lo básico de la original está en esta nueva Blancanieves. La inocencia y pureza de la protagonista, su conexión con la naturaleza y los animales, el alma absolutamente oscura de la Reina, su obsesión con ser la más hermosa del reino, el espejo mágico, la manzana, los enanitos, el príncipe su beso de amor verdadero... No han querido deshacerse de nada. Y, además, Disney se ha atrevido a añadir capas que no le sientan mal.

Blancanieves

Tiempo de cambios

Quizá el tema del príncipe era lo que más curiosidad despertaba. En la original, no aparece hasta justo el final, cuando llega de la nada, sin que nadie sepa quién es, y despierta a Blancanieves del hechizo con un beso. Ahora, el personaje aparece desde el principio y tiene muchísimo más trasfondo. Esta vez, los espectadores se van a encontrar una subtrama romántica básica pero bien construida y muy tierna.

Y hay más añadidos. La propia Blancanieves también tiene un mayor contexto que habla de su relación con su pueblo y su destino como futura reina, liderando como querría su padre. El componente social de esta película es mucho mayor, dejando un tercer acto totalmente original e interesante. También hay que destacar los números musicales, que por lo general están bien trabajados. No todas las canciones son igual de buenas, pero al menos dejan un espectáculo visual de coreografías bonito de ver. Otros cambios, sin embargo, no están tan pulidos, con personajes y arcos narrativos muy poco memorables.

Blancanieves

Todo ello hace que Blancanieves sea algo más larga que la original. Es casi media hora extra que se nota. La película se hace pesada de más por un ritmo con inconsistencias. Exactamente el mismo problema que están teniendo todos los remakes de Disney hasta ahora, en realidad. La imagen real nunca tendrá la garra ni la magia de la animación y esto es una nueva muestra más. Guion y dirección tampoco están tan pulidos, por lo que de nuevo resulta una historia más descafeinada de lo que debería ser.

Tampoco ayuda que algunos de esos mencionados cambios estén a medio cocer y les falte una vuelta. Por ejemplo, sin hacer spoilers, el final que le dan a la Reina Malvada se carga en buena medida cómo es la exagerada fijación por la belleza lo que le lleva a un estado decrépito horroroso. También resulta un poco impostado la forma en la que la derrotan, pese a las evidentes buenas intenciones de la película. La moraleja de Blancanieves es muy bonita y funciona como cuento de hadas. Pero la forma de llegar a ella hay que cogerla un poco con pinzas.

Blancanieves

Disney recupera el color

Otro de los aspectos más celebrables de Blancanieves es que, por fin, Disney se ha acordado de que los colores existen. Desde hace demasiados años, los estudios de cine están optando por paletas cada vez más grises, muy poco contrastadas y extremadamente sosas. Pero la película sorprende al arrojarse sin miedo a un mundo lleno de colores vivos tanto en el vestuario de sus personajes como en el aspecto de los propios escenarios.

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A esto se une un acertado diseño de producción. Replicando los arquetipos de las películas de fantasía, Blancanieves ofrece un mundo muy vistoso bastante cuidado. Por lo general, los añadidos digitales también funcionan bastante bien, salvo por un caso evidente. Los siete enanitos eran el mayor reto de la película. En Disney, previas críticas de Peter Dinklage (Juego de Tronos), optaron por no contratar a personas con acondroplasia y tampoco por técnicas al estilo de los hobbits en El Señor de los Anillos.

En su lugar, se lanzan con siete seres creados por completo a ordenador. Y el resultado, por mucho esfuerzo que hayan puesto, es nefasto. A medio camino entre lo realista y lo cartoon, estos enanitos parecen salidos de alguna película de terror cutre y, de no ser por su carácter agradable y bondadoso, despertarían las pesadillas de los espectadores. El ojo no llega a acostumbrarse nunca, lo que empaña el buen hacer general del equipo de efectos especiales. Por ejemplo, los animales también siguen ese mismo esquema de acercarse a los dibujos animados (ojos saltones y caras expresivas), pero ahí es mucho más sencillo aceptarlo para el público. Los enanitos, son por tanto y de lejos, el mayor fallo de Blancanieves.

Blancanieves

Rachel Zegler es la perfecta princesa Disney

En cuanto a las actuaciones, Blancanieves tiene la cara y la cruz. Rachel Zegler está brillante. La actriz demuestra una vez más lo que todo el mundo vio en West Side Story. Es una de las estrellas con mayor potencial de la industria. Su mirada llena de ternura y bondad capturan a la perfección el espíritu de la legendaria princesa Disney. Y su potente voz dejará pegados en la butaca a los espectadores desde que arranque a cantar en los primeros compases del filme. La canción Waiting on a Wish pone los pelos de punta.

Pero, por el otro lado, Gal Gadot no da la talla como la Reina Malvada. La actriz sigue muy limitada en su registro. En Blancanieves intenta ofrecer una interpretación exagerada que roce lo camp, de esas que se podrían robar la película. Pero sus constantes gesticulaciones extrañas no convencen lo más mínimo. Cumple, está correcta como villana sobre todo gracias al atractivo vestuario que lleva puesto. Pero nada más. En contraste con Zegler, la diferencia es abismal.

Blancanieves

Blancanieves respeta la película original mucho más de lo que algunos vaticinaban. Pero también se permite licencias para ofrecer algo nuevo que, en mayor medida, encaja con el marco general de la película. Le sigue faltando mucha magia e imaginación, por lo que no deja de ser un proyecto anodino más que se une a la lista de remakes de Disney. Pero, al menos, está por encima de la mayoría de ellos por su ambición de querer ir un poquito más allá. Como punto positivo destaca la impresionante actuación de Rachel Zegler. Y como negativo, el extraño aspecto de los enanitos.

Blancanieves se estrena en cines el 21 de marzo de 2025.