Durante las últimas semanas, Civil War (2024) de Alex Garland trajo de nuevo a la discusión colectiva lo que podría ocurrir en un futuro distópico en el que los gobiernos pierdan el monopolio de las armas. La premisa de la más reciente película del director, no solo explora en el tema. A la vez, muestra su peor escenario y profundiza en los horrores de un conflicto civil que puede llevar a la destrucción total del país. Un panorama que ha sido analizado desde muchos puntos de vista y en más de una dimensión durante los últimos años.
En otoño del año pasado, Dejar el mundo atrás también aterrorizó al profundizar en un futuro distópico en el que buena parte de las teorías conspirativas se hacen realidad. De un ataque químico de un enemigo indeterminado, a la caída de la civilización tal y como lo conocemos en medio de una catástrofe desconocida. Sam Esmail analizó un apocalipsis electrónico a partir de las profecías autocumplidas y la manipulación de esferas de poder. Lo que además demostró — al menos en el contexto de la película — la fragilidad de las instituciones de poder y las que sostienen el orden cultural. Una premisa inquietante que profundizó a partir de la posibilidad de un suceso semejante.
Por supuesto, no se trata de una obsesión reciente. Te dejamos cinco películas en las que Hollywood profundizó en los mayores temores y horrores de las sociedades actuales. De la eugenesia llevada a un nivel dictatorial y al estilo de un nuevo orden de control, hasta el límite mismo de la bioética. La colección narra, en un tono pesimista y angustioso, todo lo que nuestra época teme para el futuro. Una moraleja siniestra digna del debate.
Gattaca (Filmin)
El director y guionista Andrew Niccol imaginó en 1997, una sociedad en que la selección genética en laboratorio es una realidad. Mucho más que eso: una forma de segregación de la sociedad, que permite la creación de castas jerarquizadas. Con la fecundación in vitro convertida en la única forma de procreación, el poder es capaz de disgregar y depurar a una nueva generación. Por lo que los defectos físicos quedan erradicados de origen. Gattaca es una distopía aterradora, pero también una lección moral sobre la obsesión por la depuración física y a dónde pueden llevar sus últimas consecuencias.
Todo lo anterior, pone a Vincent (Ethan Hawke), en una posición complicada y muy dura. Como uno de los pocos hombres nacidos de forma natural, su posibilidad de escalar en la escala de triunfos imprescindibles, es casi nula. Por lo que tendrá que recurrir a un plan complicado y a Jerome (Jude Law), sometido al prejuicio por una discapacidad, para lograrlo. ¿Su objetivo? Participar en los programas espaciales que solo aceptan a los ciudadanos perfectos y científicamente creados que sustenta la nueva cultura de masas.
Con una estética minimalista que imita la idea sobre un futuro purificado a la fuerza de cualquier error o defecto natural, Gattaca asombra por su elegancia visual. Pero mucho más, por el mensaje al fondo de su guion: la vida, tal y como la conocemos, puede desaparecer por una pequeña decisión del poder. El elemento más inquietante de toda la premisa.
Minority Report (Movistar+)
A Steven Spielberg se le dan bien imaginar futuros posibles, pero el más siniestro y aterrador de todos, fue el que concibió en 2002. La adaptación del cuento El informe de la minoría (1956) de Philip K. Dick, detalla un mundo en que la ley está supeditada a una predicción. Mucho más, a un hecho que todavía no ha ocurrido, pero que se toma por cierto. Lo que provoca que el crimen se castigue, incluso si nada indica que sucederá más allá de lo que indica la predicción de los psíquicos a cargo de la labor.
John Anderton (Tom Cruise) es uno de los funcionarios encargados de sostener este sistema cruel. Nunca ha dudado de él, hasta que se ve envuelto en una trampa sin salida. Ha sido acusado de un futuro asesinato, que no entiende cómo podría cometer. Lo que le lleva a enfrentarse al mecanismo despótico que ayudó a sostener. Mucho más, admitir que el sistema es falible y, por tanto, es parte de una conspiración para ser condenado.
El realizador tomó la premisa y además, recreó un mundo lleno de avances técnicos, que a dos décadas y un poco más del estreno de la película, casi se ha cumplido en su totalidad. Lo que convierte a la película en una rareza y una obra digna de ser debatida, en medio del renovado interés por los futuros distópicos.
Snowpiercer (Prime Video)
Antes de incomodar al mundo con Parásitos y ganar un Óscar con la película, Bong Joon-ho ya había meditado de una forma u otra acerca del bien y del mal, en medio de las diferencias de clases y el abuso del privilegio. Snowpiercer muestra un futuro distópico en que el mundo, tal y como lo conocemos, ha caído, todo en medio de una crisis múltiple que provoca una catástrofe global.
Tratando de escapar del desastre, un grupo de millonarios construye un tren que recorrerá el mundo en una especie de gran e interminable celebración del apocalipsis en puertas. Eso, dejando a su paso a todos los que no pueden pagar ni tampoco serán admitidos en medio de la última extravagancia de los grandes magnates del mundo.
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Solo que, por supuesto, nada será tan sencillo. Una multitud de desamparados terminará por abordar el tren y a sus opulentos ocupantes, no les quedará más remedio que aceptarlo. Lo que provocará años de tensión, horror y al final, un estallido en medio del fin del mundo y del final de la vida como la conocemos. Pesimista, brutal y filosófica, es quizás la película más dura del director surcoreano hasta ahora.
Langosta (Mubi)
¿Te gustó Pobres Criaturas y quieres ver un poco más sobre la obra de su director? Langosta es la película ideal para hacerlo. En esta ocasión Yorgos Lanthimos toma la premisa de un futuro distópico y la lleva a lugares más privados.
Eso, al imaginar un mundo en que tener pareja es de una urgencia muy semejante a la supervivencia. Y no se trata de un recurso poético. En esa visión del porvenir, todos los solteros adultos deberán encontrar pareja en menos de 45 días o terminar convertidos en un animal y enviados al bosque.
Lo que provoca que una relación romántica, se convierta en una posibilidad de vida o muerte. El director, que también escribe el guion junto a Efthimis Filippou, reflexiona acerca de la necesidad de amar, la confusión del amor contemporáneo y la soledad. Eso, en un paisaje surrealista que se volverá cada vez más aterrador a medida que transcurra el metraje.
Nunca me abandones (Disney+)
Antes de imaginar confrontaciones civiles y terrores relacionados con la inteligencia artificial, Alex Garland dirigió esta joya rara que analiza y medita sobre la responsabilidad bioética. Pero en lugar de concentrarse en un laboratorio o una instalación semejante, lo hace en un lugar en apariencia idílico, lleno de jóvenes adolescentes. Lo que ninguno sabe, es que su mera existencia se debe a la codicia de una sociedad, capaz de engendrar clones para asegurarse la vida y la salud.
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La premisa, basada en la novela del mismo nombre del premio Nobel de Literatura Kazuo Ishiguro, es dolorosa por su aterradora posibilidad de volverse cierta. Los jóvenes creados artificialmente, solo esperan su turno para convertirse en donadores forzosos de órganos para sus otros yo, hombres y mujeres acaudalados que pagan por la posibilidad.
Gradualmente, lo que comienza con un análisis sobre la creación científica que emparenta la película con Frankenstein de Mary Shelley, se vuelve un horror angustioso. Todo para culminar en un desgarrador final desesperanzador.