(Esta reseña contiene algunos spoilers sobre lo que leerás en el cómic, no continúes leyendo si no quieres conocer detalles relevantes de la trama).

La versión de Spider-Man escrita a cuatro manos por el director J.J. Abrams y su hijo Henry Abrams llegó finalmente al mundo del cómic con críticas mixtas. Ilustrada por la célebre dibujante Sara Pichelli, la historia busca brindar un giro novedoso a la ya clásica mitología del trepamuros de Nueva York. Desde el primer momento lo demuestra al alejarse por completo de la narrativa que hasta ahora ha tenido el mundo del personaje. De hecho, más que una nueva dimensión del héroe es, de hecho, el nacimiento de un personaje dentro del universo de Spider-Man.

J.J. Abrams y su hijo escribirán un comic de Spider-Man

La nueva aproximación a uno de los héroes emblemáticos de Marvel ya despertó algunas críticas, después de que en sus primeras páginas el clásico personaje de Mary Jane (pareja y después, heroína por derecho propio del cómic), fuera asesinada por el misterioso villano Cadaverous y sus secuaces. Su muerte supone un sorprendente giro argumental que intenta sostener lo que ocurrirá a continuación: una historia de origen que se basa en la vida posterior de Peter luego de la muerte de su esposa y las consecuencias que el hecho tendrá sobre su hijo, Ben Parker.

De hecho, el principal atractivo de la obra de Abrams es que se basa en una realidad, en la que Peter y Mary Jane son muy diferentes a como les conocemos en la ya clásica historia de Spider-Man. En la versión de Abrams, la narración avanza doce años tras un comienzo traumático para mostrar a un Peter Parker que abandonó la máscara y el ideal superheroico para dedicarse a su profesión como fotógrafo. Por otro lado, su hijo Ben es un adolescente problemático que debe enfrentar a un padre que se mantiene a distancia y una historia familiar misteriosa. Entre ambas cosas, el personaje resume no solo toda la personalidad del clásico Spider-Man y, además, intenta incluir conflictos modernos como el desarraigo y la soledad contemporánea, sin lograrlo del todo.

Es evidente que para J.J. Abrams, Ben es la oportunidad dorada de analizar un nuevo tipo de héroe que debe lidiar con la personalidad enigmática de su padre —un Peter adulto, decepcionado y cínico—, y además con el hecho de una herencia familiar que desconoce y permanece latente como un lazo físico muy preciso. En esta reinvención del Universo de Spiderman, la connotación sobre lo heroico tiene una evidente relación con un tipo de contexto muy amplio —Ben es un estudiante socialmente torpe que destaca por su sentido de la justicia— que sugiere la intención de los escritores, de jugar con la personalidad de un héroe que no sabe que lo es y de hecho, asumirá su identidad a medida que le resulte inevitable.

De hecho, el giro ya puede notarse en esta primera entrega, en la que Ben comienza a sufrir los irremediables efectos de la especialísima genética familiar: en una de las escenas, su mano se queda adherida al pomo de la puerta (un eco muy evidente a la historia del entrañable Miles Morales) y poco después, despierta para encontrarse con las palmas adheridas al techo mientras el cuerpo le cuelga en el vacío. Al final, será la Tía May quien le hablará sobre el pasado de su padre, lo que puede esperar del futuro y de sus poderes. Cuando Ben encuentra el viejo disfraz de su padre, el argumento encuentra su punto más interesante: una nueva forma de comprender al clásico trepamuros de Nueva York acaba de nacer.

La araña pende de un hilo: ¿podría Spiderman volver a Sony Pictures?

La araña en el refrigerador

A pesar de su calidad técnica y narrativa, el cómic Spider-Man #1 está siendo criticado por el hecho que el giro argumental central parece responder a un conocido problema en la forma en que se desarrollan personajes femeninos en el mundo de las historietas. La muerte de Mary Jane como forma de acentuar el dramatismo y resolver el hilo argumental central conjura al ya conocido término de “mujer en el refrigerador”, que indica la insistencia en menospreciar la importancia de personajes femeninos como un recurso habitual en lo narrativo.

El concepto —utilizado por primera vez por la escritora de cómics Gail Simone— cuestiona el hecho que, con frecuencia, los personajes femeninos se sacrifican en beneficio de la historia en una proporción mucho más alta que los masculinos. En la historia de Abrams el fenómeno no solo se repite, sino que se acentúa: Mary Jane muere en las primeras páginas de la narración sin que exista un motivo claro para su asesinato más allá de causar un perdurable trauma a Peter y a su hijo.

Érase una vez… una mujer en la nevera: el cliché más machista de la ficción

Y aunque su muerte podría considerarse con un requisito del guion para crear tensión y sobre todo, para construir una versión nueva del personaje —sin la presencia de uno sus hilos narrativos clásicos—, la pregunta inevitable continúa siendo si era necesario su desaparición para mejorar o hacer mucho más trascendentales los acontecimientos a continuación.

Por supuesto, Abrams es conocido por crear historias disruptivas que no solamente sacuden desde su origen a las historias que lleva a pantalla, sino que le permite lograr giros argumentales tan formidables como para cambiar dimensiones enteras de los universos en los que participa. La muerte de Hans Solo (Harrison Ford) en *Star Wars: Episode VII — The Force Awakens* aceleró los acontecimientos dentro de la trama conformando un elemento imprescindible para comprender la psicología de su hijo Kylo Ren (Adam Driver). Pero a diferencia de la muerte de Mary Jane, la de Solo fue la consecuencia de una larga travesía de encuentros y desencuentros entre padre e hijo de los que apenas tenemos noticia pero que, sin duda, tienen una considerable importancia dentro del contexto de la trama. ¿Podría decirse lo mismo de Mary Jane?

‘Star Wars: el ascenso de Skywalker’: se filtra la conexión entre Rey y Palpatine

De hecho, hay una clara influencia de la percepción de Abrams sobre las grandes mitologías modernas en historia para Spider-Man: de la misma manera que su perdido y cínico Luke Skywalker, Peter Parker es una versión del personaje aplastado por viejas culpas y el doctor, un héroe que olvidó como serlo y de hecho, se retira (Luke a un planeta desconocido, Peter refugiándose en su trabajo) de quienes conoció y amó. No obstante, y a pesar que el giro narrativo es intrigante, la incógnita acerca si la muerte de Mary Jane fue un recurso efectista (y cuantos más utilizará) gravita sobre el resto de la historia.

¿Qué pueden esperar los fans de Ben Parker, huérfano e hijo de un hombre que reniega de su pasado? Abrams es especialista en profundizar en sus personajes hasta crear entre ellos lazos emocionales de enorme valor argumental. Pero a la vista de esta gran sorpresa, quizás innecesaria, para su primer número es inevitable preguntarse qué otro as de puro impacto tiene preparado bajo la manga. En un mundo posterior al querido Miles Morales, la personalidad de Spider-Man necesita una forma de comprenderse desde su amplitud emocional y quizás es el mayor reto que Abrams tiene por delante.

Kevin Feige opina sobre la salida de Spider-Man del Universo Cinematográfico de Marvel: «Sabíamos que no duraría para siempre»

Recibe cada mañana nuestra newsletter. Una guía para entender lo que importa en relación con la tecnología, la ciencia y la cultura digital.

Procesando...
¡Listo! Ya estás suscrito

También en Hipertextual: