Analizamos el Xiaomi Mi A1, el terminal del momento que ha hecho saltar las alarmas en las oficinas del resto de fabricantes. Una apuesta con la que la compañía juega sobre seguro gracias al tridente de factores que un smartphone de gama media ha de tener para llevarse al resto por delante: Android One, especificaciones propias de modelos superiores y un precio contenido. Referirse a un teléfono como "chino" por su nombre de pronunciación extraña y el origen de su empresa de fabricación era, hace no tanto, un comentario que rozaba lo despectivo. Ahora muchas de estas empresas comienzan no solo a contar con cierto renombre, sino también a encandilar a las masas y aspirar a medirse con históricos del mercado. Con terminales como el Mi A1, argumentos para ello no faltan.

Si ya se veía venir desde hace tiempo que Xiaomi iba a dar que hablar en el mundo de la telefonía, sus últimas apuestas no han hecho más que reafirmar este sentir por parte del mercado. Donde otros miran al horizonte y lo único que aciertan a entrever es un panorama saturado, repleto de opciones similares y en el que a duras penas se puede destacar entre la ingente cantidad de teléfonos que no aspiran a nada más que a ser correctos, la empresa china ha visto la oportunidad de pulir y hacer brillar un diamante que, a primera vista, es igual que los demás.

El Mi A1 cuenta con todo –o casi– lo que uno podría esperar en un terminal de 229 euros, una cantidad que es obligatorio mantener siempre en mente para poner en perspectiva al dispositivo en cuestión. Si recomendar un teléfono en un rango medio de precios era antes complejo, Xiaomi ha venido para solucionar la papeleta a muchos y, por si fuera poco, ahora con garantía del fabricante en España.

Poca innovación, pero tampoco hace falta

Si tuviera que hablar exclusivamente la innovación del Xiaomi Mi A1 como elemento clave, este análisis podría darse por concluido en las siguientes dos líneas. Esta, simplemente, no existe. El Mi A1 es un terminal que hereda muchas características de otros terminales de la compañía y otras tantas de teléfonos comercializados por otras empresas, haciendo que, punto por punto, no destaque de manera objetiva en nada. El mérito se encuentra en el cómo, no en el qué.

Exteriormente, el dispositivo no difiere mucho del iPhone 7 Plus, el OnePlus 5 y otros tantos similares que se pueden encontrar en un 2017 donde se ha tornado realmente complicado distinguir unas unidades de otras. Un cuerpo entero de aluminio que hace tiempo que dejó de ser seña exclusiva del segmento premium, 5,5 pulgadas de pantalla, doble cámara y doble flash. Lo típico, vaya. A pesar de no sumarse en esta ocasión –todo llegará– al grupo de smartphones con marcos de pantalla reducidos, el lector de huellas se ubica en la parte trasera por una sencilla razón: albergar en ese espacio los botones de control (inicio, multitarea y retorno) en lugar de integrarlos en la pantalla.

El resultado de esto es tener esas 5,5 pulgadas totalmente útiles para uso y disfrute, algo que resulta más interesante que disponer del lector en el frontal. Al mismo no se le puede pedir mucho más de lo que ya ofrece: es rápido, cómodo y cuenta con la función extra para desplegar el panel de notificaciones y accesos rápidos realizando un ligero desliz hacia abajo sobre el mismo (y en sentido contrario para ocultarlo).

Algo más de sorpresa nos encontramos en el interior. No por un Snapdragon 625 que funciona francamente bien y que muestra cero complejos a la hora de realizar todo tipo de tareas –y multitareas–; no por sus 4 GB de RAM que son más que suficientes para el uso medio; tampoco por los 64 GB de almacenamiento interno que propiciarán que muchos no lleguen a usar nunca la opción para expandir su capacidad mediante una tarjeta microSD. Pero sí por venir con Android One de serie, lo cual significa que decimos adiós a MIUI, la capa personalizada de Xiaomi que, sinceramente, resulta una alegría ver desterrada.

Android One ofrece un sistema basado en cómo entiende Google que tiene que ser la experiencia, lo cual se traduce en algo más funcional y simplista. Xiaomi mete mano al sistema en apartados como la interfaz de la cámara, pero poco más. Gracias a ello encontramos una conjunción soñada durante un largo tiempo que llega con Android Nougat de fábrica pero que se actualizará a Oreo no tardando demasiado.

El día a día con el Mi A1

En un terminal como este lo más importante no recae del lado de las especificaciones, sino de lo que logran estas en el día a día. La batería, de 3.080 mAh, puede no parecer demasiado en un momento donde fabricantes como Huawei ya se han subido al carro de los 4.000 mAh. A pesar de ello, el Mi A1 consigue gestionar su autonomía de manera que resulta fácil llegar al final del día incluso exigiendo de aplicaciones que pueden afectar más severamente a su rendimiento, como Netflix. Cargarlo a diario será casi obligatorio para aquellos que más tiempo pasen fuera de casa haciendo uso de la conectividad celular, pero no tanto si se dispone de Wi-Fi.

No hay mucho que decir en cuanto a una pantalla LCD que quizá peque de alzar un poco los colores en favor de una ligera saturación, pero que en términos generales se comporta muy bien. Sí hay que hablar, en cambio, de la cámara que monta el Mi A1 y, más concretamente, de su doble lente. Los teléfonos que doblan su capacidad fotográfica comienzan ya a dejarse ver con cierta frecuencia, pero sorprende encontrarlos fuera del sector de precios más elevados.

Con la doble cámara que incorpora Xiaomi en este terminal podremos acceder a las dos funciones típicas de otros smartphones: el aumento 2x sin perder calidad de imagen y un modo retrato en el que el sujeto queda perfectamente definido y el fondo desenfadado. Tanto uno como otro cumplen con las expectativas y, aunque la cámara no sea la mejor del mercado (especialmente en lo referido al rango dinámico y los entornos con baja luminosidad), no es difícil conseguir unos resultados muy atractivos. El modo retrato dista de ser perfecto, con un desenfoque gradual que deja dudas y un reconocimiento de bordes que también falla en detalles complicados, pero es obligado recordar, una vez más, que el teléfono es un gama medida y cuenta con los compromisos inherentes.

Con buena luz, los resultados ofrece el modo retrato son muy buenos, a pesar de los pequeños errores en detalles.

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Puedes ver aquí la galería con estas y más imágenes a tamaño completo.

La sensación que deja el Mi A1 al final del día es muy buena, tanto que es fácil olvidarse del precio que tiene. O lo sería, de no ser porque hay detalles que nos recuerdan de manera más o menos constante que esto no es un iPhone o un Galaxy S8. Uno de ellos son los pequeños problemas con cierres de aplicaciones que dejan de funcionar de manera espontánea (Instagram, mayormente) o situaciones en las que es imposible acceder a la cámara mediante el acceso directo de la pantalla de bloqueo. Detalles.

Algo que no es tanto un detalle y sí puede tornarse en problema es la ausencia de NFC. En un smartphone tan polivalente como este, que ofrece de todo y se presenta solvente sin alardes, es curioso no ver incluida la posibilidad de pagos móviles estando, como quien dice, en 2018. Estimando una vida útil de unos dos años, los compradores del Mi A1 podrían plantarse fácilmente en 2020 sin haber catado los pagos móviles que tan en boga están ahora. Problema para unos, indiferencia total para otros, pero un aspecto a tener en cuenta en cualquier caso.

Conclusión

Es fácil querer al Xiaomi Mi A1 porque, por 229 euros, no hay nadie como él. Se postula como el superventas de los próximos meses y es lógico que así sea. Cuenta, como se menciona en líneas anteriores, con compromisos propios de su gama, pero no se le puede exigir más. Así de simple.

Es un terminal que no es sobresaliente en nada, que no aporta novedad alguna y en el que el los más exigentes encontrarán defectos inmediatamente. En cambio, el usuario medio dispondrá a través de él de un terminal competente, sencillo de usar y con algunas de las funciones más interesantes de modelos con precios superiores. De ahí que obtenga un notable muy notable de valoración.

Tendremos que ver cómo se comporta a largo plazo, si las actualizaciones acompañan y el rendimiento no se resiente. De momento, parece que tenemos un nuevo rey en la gama media.

Pros

  • Android One
  • Doble cámara con modo retrato
  • Cuerpo de aluminio
  • Precio

Contras

  • Ausencia de NFC
  • La dificultad para obtener buenas fotografías se incrementa en entornos oscuros

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