Durante la década de los 2000, Bridget Jones se convirtió en una peculiar heroína de las solteras de todas las edades. Entre el humor, el drama y una perspectiva satírica sobre la mediana edad femenina, la primera película era un desafío a la comedia romántica. Pero han transcurrido 25 años desde ese éxito y ya, las preocupaciones y puntos de vista sobre la mujer no son los mismos. Por lo que Bridget Jones: Loca por él, la cuarta cinta de la franquicia, parece un poco anticuada al enfocarse en problemas parecidos. En especial, carente de la chispa que distinguió, al menos, a sus dos primeras entregas. Mucho más, cuando de nuevo, la heroína epónima va en busca del amor, la realización y la felicidad. Todo en medio de chistes cliché sobre la tercera edad y la menopausia.
Pero en tiempo no transcurre en vano. En esta ocasión, Bridget Jones (de nuevo interpretada por Renée Zellweger, que se limita a repetirse a sí misma), es una viuda que atraviesa una crisis personal. El hombre de su vida, Mark Darcy (Colin Firth, en un cameo incómodo y espectral) murió y dejó un vacío a su paso. Pero el guion de Helen Fielding, Abi Morgan y Dan Mazer, hace poco por profundizar en el duelo del personaje. En lugar de hacerlo, va al grano pronto y sin mucho disimulo. La eterna de soltera de nuevo lo está. Y aunque ahora es madre de dos, nunca pierde la capacidad para buscar el amor entre torpezas y extravagancias.
Claro está, parte del encanto del mundo de Bridget Jones es explorar en la humanidad de su personaje. Y el éxito de la primera parte residió, en esa sensibilidad de profundizar en una mujer en medio de preguntas, inseguridades y dudas emocionales. Pero la nueva cinta, desmenuza ese potencial y en lugar de brindar a Bridget la oportunidad de madurar, vuelve a los espacios comunes y trillados.

Bridget Jones: Loca por él
Bridget Jones: Loca por él intenta regresar a lo mejor del humor de la franquicia sin lograrlo. Recurre a los clichés y lugares comunes de su torpe heroína romántica, ahora viuda y madre de dos. Pero en lugar de profundizar en la vulnerabilidad de su personaje o en el duro momento que atraviesa, decide enfocarse en su búsqueda del amor. Eso, sin la chispa e ironía que siempre fue de capital importancia en la saga.
No hay mucha diferencia en la heroína femenina que corrió medio desnuda por la nieve en el año 2000 y la actual. Todo el desarrollo del personaje, parece ir y venir entre intentos de demostrar que la viudez es solo un paso en la vida y que, recuperada del dolor, Bridget desea el amor. Que es, de hecho, el centro de la premisa.
Una historia predecible y sin mucho chiste

La cinta de Michael Morris, comienza cuatro años después de la muerte de Darcy, por lo que la vida de Bridget es la de cualquier madre desesperada. No obstante, la trama de Bridget Jones: Loca por él pierde tiempo — y profundidad — en demostrar que Bridget es la que el público recuerda. El humor con que se muestra su vida como madre de dos niños pequeños, en el apuro de educarlos en solitario, es más simplón que ingenioso. Se echa de menos que el argumento sea más sofisticado al profundizar en las ideas que propone.
Después de todo, Bridget es una madre que debe afrontar la soledad y al mismo tiempo, intentar brindar la mejor vida posible a sus hijos. Eso, mientras intenta recordar qué es ser una mujer cuando, por casi un lustro, se concentró en la maternidad. Pero los tópicos apenas son excusas para un conflicto deslucido y en buena parte desabrido. Esta vez, Bridget tendrá que lidiar, no la rutina de citas fallidas, sino con su versión contemporánea. Que no es otra cosa que las aplicaciones y las redes sociales.

Todo, mientras la película utiliza el lugar común de una consulta médica, para ofrecer contexto acerca de lo que sucedió antes y en qué lugar se encuentra Bridget en la actualidad. La película no tiene demasiado interés en ser profunda o, en el mejor de los casos, mostrar dimensiones más complejas de su personaje. En vez de eso, usa las conversaciones con la doctora Rawlings (Emma Thompson), para que el personaje encuentre su rumbo. Ese es — para sorpresa de nadie — recuperar la alegría de vivir y sin duda, la necesidad de ser amada y amar.
Una trama que se queda a medias

Por lo que buena parte del humor radica no en enfrentar a Bridget con el mundo más allá de lo doméstico, sino de nuevo en su torpeza y por añadidura, ansiedad por encontrar el amor. Esto último, a pesar de que contradictoriamente, la cinta dedica tiempo a dejar entrever que Bridget solo intenta hacerlo para complacer a su inevitable grupo de amigos. Que, como buena comedia romántica que se precie, regresan para apoyar, alentar y sostener a la heroína en la nueva etapa de su vida.
No obstante, aunque Bridget Jones: Loca por él tiene uno que otro momento en el que hace reír por su capacidad para la ironía o simplemente el humor ramplón, el guion es torpe y repetitivo. Paso a paso, Bridget vuelve al terreno conocido de ser una mujer entre dos hombres distintos (y hasta un tercero), que intentan lograr su atención y devoción. Mientras tanto, la protagonista se debate entre preguntas y dudas acerca de si podrá amar de nuevo.
Una vuelta de tuerca conocida

Como no podía ser de otra forma, varios de los mejores momentos de Bridget Jones: Loca por él, ocurren cuando recuerda lo que hizo exitosa a la franquicia en primer lugar. Daniel Cleaver (Hugh Grant, con humor malévolo), gravita alrededor de la vida de Bridget. La química entre ambos personajes es interesante y, de hecho, la forma en que se relacionan, plantea todo un escenario nuevo. Pero el argumento tiene mucho más interés, en plantear el inevitable triángulo amoroso. Así que la aparición del personaje del británico es poco menos que una especial y más enfocado, a ser algo más que un mujeriego con algunas canas que llevar a cuestas.
De modo que el guion se enfoca en los intentos de la protagonista por lograr algo parecido a una relación romántica con Roxster (Leo Woodall), un chico al que conoce casi por accidente. Pero el supuesto romance tiene una dinámica forzada y hasta artificial. En particular, cuando buena parte de las escenas que la pareja comparte, se centran en dejar claro que Bridget es muy mayor y su interés amoroso muy joven. Se lamenta que Bridget Jones: Loca por él, sea una especie de combinación de clichés sobre lo que debería ser la búsqueda del romance de una mujer madura.

Eso, olvidando que Bridget se convirtió en su mejor momento, en un ícono de un tipo de feminidad subversiva y divertida. Sin embargo, hay poco de esa perspectiva en la cinta, que se conforma más con solo mostrar chistes sin gracia y escenas incómodas sin otro objetivo que intentar hacer reír.
Para su final, Bridget recuperó el impulso para continuar y todo parece indicar, que la volveremos a ver en una aventura futura. Pero en realidad, esa posibilidad sabe a poco. Perdido el encanto, el personaje está condenado a repetirse a sí mismo. La peor noticia que deja la cinta a su paso.