A principios de agosto, el cierre de GoPuff en España era una posibilidad. Una muy grande, eso sí. Ahora, casi al cierre del mes, es una realidad. La plataforma de entregas de última milla ultrarrápida ha puesto fin a su actividad en el país tras anunciar una ronda de despidos en todas sus geografías y un ajuste de presupuestos para las regiones que no eran rentables. España era, con diferencia, el mayor agujero de fondos para la tecnológica. Igual que lo fue hace unas semanas Gorillas, que también anunció su marcha del país y, en menor medida Getir, que anunciaba recortes.

Con solo 6 meses de operaciones en España, donde entró bajo la llave de la compra de una compañía rival (Dija) que ya tenía posiciones en varios mercados estratégicos, el idilio de una de las empresas del sector delivery mejor financiadas termina cortando por lo sano. Sin confirmación de cuándo se hará efectiva la salida oficial, los intereses de GoPuff de momento estarán centrados en Reino Unido; también en Alemania y Francia. España, con un menor poder adquisitivo en comparación a los vecinos europeos, no era la mejor de las apuestas.

Según ha adelantado Bloomberg, el cierre ya es definitivo y no hay vuelta atrás. Tampoco para los trabajadores de la plataforma, que llevaban tiempo reivindicando sus derechos laborales y un intento de que GoPuff mantuviese operaciones. Según las cuentas de Twitter de los grupos de presión de empleados de la compañía, ayer lunes se cerró un acuerdo para gestionar el despido ordenado de todos los trabajadores de la tecnológica.

Aunque no han logrado "convencer" a GoPuff para quedarse y seguir operando, sí que han mejorado las condiciones. Unas que, en un principio, iban a estar ajustados a los 20 días por año trabajado, mínimo legal en España. Pero que se ha cerrado con mejores condiciones para los afectados —4 mensualidades, como mínimo—.

Bajo este panorama, Getir se queda sola en el mercado de las entregas ultrarrápidas en España. Con unas cuentas no mucho mejores que sus competidores, ahora mismo goza de ser la única opción viable. Algo que, en cierto modo, ayuda a que su situación sea mucho más favorable.

Pese a esta imagen, las entregas de última milla ultrarrápidas llevan meses acusando problemas. Por un lado, el finde la financiación explosiva que estos modelos de negocio venían gestionando. Herederas oficiales del delivery común —el de Glovo o Uber Eats—, su progresión fue similar a la de este negocio.

GoPuff, una caída en dos pasos

Primero encontrar una masa de usuarios sostenida con fondos millonarios, y luego hacer rentable el modelo que lanzaban al mundo. La mayor parte no ha llegado al segundo round por un motivo muy sencillo: el grifo de los millones ha cerrado el caudal ante un inminente cambio de paradigma.

Esto lleva a la segunda razón: la coyuntura social y económica. Los confinamientos por coronavirus fueron el despegue masivo de las plataformas delivery, también la presentación en sociedad de las entregas ultrarrápidas. Luego empezó a resonar la crisis y la inflación tomó posiciones. La Guerra de Ucrania y el aumento de los precios de los hidrocarburos por los conflictos con Rusia fueron la guinda de un pastel que ya pintaba mal.

Si bien el delivery de la vieja escuela acusa también estas cuestiones, sus estructuras ya llevaban años establecidas; unas que tienen su guerra en el mundo laboral con la Ley Rider. No tanto así las entregas ultrarrápidas, que aún estaban y están en una primera fase de asentamiento.

Las circunstancias han sido definitivas para estas compañías. Empezando por Gorillas, pasando por Getir y terminando por GoPuff, la última de una lista que seguramente se cobrará más víctimas en el futuro.