En 1956, Samuel Shenton fundó International Flat Earth Society, una organización dedicada a demostrar que la Tierra es plana. Una idea descabellada que utiliza los recursos de Internet como foro de discusión. Según la organización, el concepto del planeta esférico es mucho más que una premisa científica. También, es una forma de control de la información y, en particular, la manera en que las llamadas grandes elites aliadas con los gobiernos, pueden manejar la percepción sobre la atmósfera y la distribución geográfica a conveniencia.

Tan disparatado como se escucha, el concepto de una Tierra plana se ha hecho mucho más popular a partir del 21 de agosto de 2017. En la fecha, los creyentes en la teoría renovaron sus esfuerzos por demostrar su punto de vista y, según sus propias palabras, alertar sobre una mentira histórica. Los nuevos miembros de la organización fundada por Shenton, publicaron en internet diversos videos en los que exploraban en lo que consideran un grave caso de ocultamiento gubernamental. Mucho peor, una conspiración a gran escala, capaz de afectar la forma en que vemos a nuestro mundo.

Por supuesto, se trata de una teoría sin el menor sustento científico, pero que encuentra en la web, el mejor lugar para ganar adeptos. En medio de múltiples páginas y todo tipo de foros en los que se analiza información falsa, el punto de vista ha tomado importancia. Aún más preocupante, encuentra un aforo lo suficientemente numeroso, como para convertir al llamado terraplanismo en una teoría ampliamente debatida e incluso, tomada por cierta. Claro está, esta no es la única teoría disparatada que utiliza Internet para ganar seguidores o popularizarse. Te contamos sobre los 5 rumores más extravagantes en la web. De una supuesta raza alienígena que se oculta en nuestro planeta, hasta un sonado experimento de consecuencias imprevisibles. Todo para explorar en el lado más singular de Internet.

Reptilianos

Una de las teorías de la conspiración más singulares de Internet, sostiene la idea de que una raza alienígena, se oculta a plena vista e incluso, cuenta con miembros en posiciones de poder. Mucho más, que su permanencia en nuestro planeta, es fruto de una alianza entre elites políticas y económicas, que se benefician de tecnología avanzada y éxito financiero. Más grave aún, que conspiran para lograr, un control total a nivel mundial y que terminaría en un dominio completo de cada aspecto de la vida humana.

Este extravagante rumor recopila mitos, leyendas y todo tipo de creencias relacionadas con criaturas de aspecto reptiloide. Algunas tan antiguas como para pertenecer al folclor de distintos países. La teoría insiste en que la recurrencia de criaturas con aspecto de reptiles o semejantes en diversos mitos, leyendas y tradiciones, obedece — y en cierta forma, demuestra — la permanencia de una raza misteriosa en nuestro planeta durante siglos. 

¿Qué hay de real en el rumor?

La teoría de la conspiración relacionada con razas alienígenas, proviene de varias fuentes distintas. Pero casi toda la información al respecto se ha popularizado debido a las teorías difundidas por el ex presentador de deportes británico David Icke. La polémica personalidad pública sostiene una campaña desde mediados de la década de los noventa, que afirma que cada gobierno mundial, se encuentra bajo el control de una raza denominada Arcontes o Anunnaki, híbridos entre seres humanos y reptiles.

Siempre según el extravagante rumor, muchas personalidades públicas, políticas, empresariales, del mundo del espectáculo e incluso, la realeza son parte de la conspiración. Lo que abarca planes detallados para esclavizar a la raza humana y lograr el control total. ¿Lo más curioso? La lista de supuestos reptilianos abarca personalidades como Miley Cyrus, Justin Bieber, Lady Gaga hasta el mandatario Donald Trump.

El gigante de Cardiff

Otro rumor extravagante en Internet, es el relacionado con el llamado gigante de Cardiff. En 1869, los supuestos científicos, Gideon Emmons y Henry Nichols, desenterraron el cadáver de un hombre petrificado en el pozo de una granja en Nueva York. ¿Lo curioso? Que el cuerpo media alrededor de tres metros y sugería que se trataba de una criatura que, aunque tenía aspecto humano, no lo era en absoluto.

El dueño de la propiedad, William Newell, aseguró entonces que, desde que adquirió las tierras, escuchó rumores acerca de sus anteriores propietarios. Todos, hombres que, según sus palabras, guardaban un secreto extraordinario. Una afirmación que causó revuelo en la prensa local y que, de inmediato, convirtió el supuesto hallazgo en un escándalo que repercutió incluso en la prensa nacional.

La noticia se convirtió entonces en debate público. Diversas universidades, hospitales y hasta el gobierno estadounidense, enviaron expertos para verificar el descubrimiento y arrojar conclusiones. Para entonces, Newell había montado una tienda de campaña y cobraba 5 centavos por cada espectador. Todo se volvió aún más notorio y controversial, cuando el showman, P.T. Barnum, hizo una oferta de 50.000 dólares por el cuerpo. Cuando el granjero se negó a vender, el empresario fabricó un esqueleto de yeso que imitaba al supuesto descubrimiento y lo puso en exhibición en uno de sus espectáculos. 

Un rastro insólito de un caso cada vez más extraño

Para principios de 1900 y la década siguiente, el cuerpo era considerado una especie de reliquia por todo tipo de creyentes y teóricos de la conspiración. A pesar de los constantes desmentidos e incluso, un debate muy público sobre la veracidad del descubrimiento alrededor del año 1920, el engañoso gigante continuó dándose por real en varios círculos académicos. 

En la actualidad, la fotografía del cuerpo gigante junto al pozo, continúa siendo un ingrediente en debates sobre la existencia de seres gigantes antes de la aparición del hombre actual. Lo que abarca hasta analizar la posibilidad de seres alienígenas de gran tamaño o criaturas mitológicas sin nombre. 

¿Qué hay de real en el rumor?

Lo más notorio de esta historia, es el hecho de que fue desmentida, casi desde su aparición. A finales del mismo año de su descubrimiento, el vendedor George Hull admitió que se trataba de una estafa, fraguada con la complicidad de su primo, William Newell. El objetivo — además de ganar dinero — era, demostrar la credulidad pública. Por lo que ambos habían hecho construir una escultura en yeso y madera, que terminaron por enterrar en la tierra a los alrededores de la granja familiar.

Pero a pesar de la admisión de culpa, la noticia del gigante superó con creces cualquier tipo de explicación sobre su existencia. Más grave aún, declaraciones e investigaciones como la del paleontólogo de Yale, Othniel C. Marsh, que demostraba, de manera fehaciente, la falsedad del descubrimiento. En la actualidad, el cuerpo se encuentra en el Museo de los Agricultores de Cooperstown. Lugar en el cual se exhibe, y se considera, una reliquia misteriosa. Rumor que saltó al internet y se mantiene vivo hasta hoy. 

El hombre de Piltdown

Al momento de su publicación en 1859, la teoría de la evolución de Charles Darwin causó sensación, controversia y desazón. No solo por desafiar la creencia acerca de la creación del hombre por la divinidad. También, porque provocó un amplio debate acerca de cómo un proceso semejante, había ocurrido hasta permitir la aparición del hombre tal y como se conoce en la actualidad. Lo que llevó al controvertido punto de un eslabón perdido, una criatura que demostrara una fase intermedia entre un mono completo y un hombre a punto de alcanzar su punto evolutivo máximo. 

Por lo que, cuando el investigador inglés Charles Dawson, anunció en 1912 que había encontrado un fósil que indicaba pudiera tratarse del esquivo ejemplar, revolucionó el mundo de la ciencia. El hallazgo, encontrado en una cantera de grava en Piltdown (Inglaterra), era revolucionario desde cualquier punto de vista. No solo porque incluía un cráneo con un tamaño adecuado para contener el cerebro humano, que exhibía, además, una mandíbula similar a la de un simio. A la vez, porque su nivel de conservación parecía sugerir que hasta podía analizarse su dieta antes de morir, además de la propia causa de la muerte.

De inmediato, Inglaterra se declaró a sí misma la cuna de la civilización, entre airados debates y polémicas sobre la autenticidad del descubrimiento. Todo se volvió más complicado, cuando en 1915, Dawson insistió en haber encontrado un nuevo cráneo, en el mismo lugar y con características que, en su criterio, consideraba inequívocas. Para entonces, buena parte de los científicos del mundo, señalaron las incongruencias de los fósiles, con otros tantos descubiertos para la época. A pesar de eso, los descubrimientos de Piltdown, siguieron considerándose reales. Tanto como para que, aún, sea debatido en foros de internet y redes sociales. 

¿Qué hay de real en el rumor?

La autenticidad de los descubrimientos de Charles Dawson se mantuvo en el terreno de la controversia, hasta 1953. Gracias a la tecnología de la época, el supuesto fósil se dató con apenas 500 años de edad, muy lejos del millón de años necesarios para formar parte de la teoría del eslabón perdido. También, pudo comprobarse que el cráneo pertenecía a un orangután, cuyos dientes habían sido limados para hacerlos parecer más antiguos. 

Para entonces, todos los involucrados en el supuesto descubrimiento habían muerto, por lo que fue imposible descubrir la identidad del posible perpetrador de la trampa histórica. ¿Un hecho curioso? En 1973, la BBC investigó a través de un documental sobre la posibilidad de que el perpetrador del engaño fuese sir Arthur Conan Doyle, vecino de la fosa de Piltdown y que, además, buscaba venganza por las burlas de la que era objeto. Eso, debido a su inclinación por el espiritismo. 

Los diarios de Adolf Hitler

La caída del Tercer Reich es uno de los eventos históricos capitales para comprender el siglo XX. Por lo que cualquier información novedosa al respecto, suele volverse un punto de debate, controversia y oscura fascinación. Que fue exactamente lo que ocurrió cuando, en 1979, el periodista de la revista Der Stern, Gerd Heidemann, logró lo que parecía un descubrimiento sin precedentes. Eso, cuando el coleccionista de objetos nazis, Fritz Stiefel, le informó que tenía entre sus manos un diario del puño y letra de Adolf Hitler. 

Según la historia que circula en internet, Stiefel recuperó el ejemplar de los restos de un accidente de avión ocurrido en 1945. El vuelo contenía, entre otras cosas, enseres personales del dictador. El periodista se apresuró a comprar los ejemplares y además, autenticarlos (o intentar hacerlo), con dos expertos de escritura. Ambos dictaminaron que las probabilidades de que los documentos fueran verdaderos eran altas, aunque jamás dieron por cierto el descubrimiento. En medio de la posibilidad de que no lo fueran, el contenido no llegó a publicarse. 

La circunstancia se hizo más turbia cuando más diarios comenzaron a aparecer. Ahora se trataba de los ejemplares en manos de Konrad Fisher, un supuesto mercader de objetos extraños que había encontrado los diarios en una subasta. En esta ocasión, y debido a la cantidad de material encontrado, sí trascendieron supuestos fragmentos escritos por el genocida. Muchos de los cuales, forman parte de una serie de rumores de Internet acerca del poco conocimiento del genocida, de lo que ocurría en los Campos de Concentración e incluso, sus opiniones sobre otros líderes de la época. 

¿Qué hay de real en el rumor?

Para 1983, los supuestos 60 diarios de Hitler, fueron adquiridos por Der Stern por casi 4 millones de dólares. Todo, bajo la insistencia de Gerd Heidemann, que prometió transcribir y escribir acerca del descubrimiento para varias publicaciones. Algo que ocurrió y que convirtió a los números de Newsweek y el Sunday Times de Londres dedicados al tema en éxitos de venta inmediatos. El furor alrededor del material, alentó teorías de la conspiración acerca de tesoros perdidos y hasta puntos tan disparatados como el uso de rituales de magia entre los jerarcas nazis.

De inmediato, historiadores de todo el mundo, se mostraron escépticos con el descubrimiento. Del enfoque histórico del supuesto autor con respecto a lo ocurrido en Alemania durante la Segunda Guerra Mundial, hasta imprecisiones en detalles concretos. Lo cierto es que los diarios fueron considerados quizás una hábil falsificación, pero nada más que eso. Finalmente, miembros de los Archivos Federales de Alemania Occidental intervinieron en la situación, para recabar más pruebas y puntualizar la autenticidad de los documentos.  

La conclusión fue casi inmediata: la tinta y el papel databan de fechas posteriores al final de la Segunda Guerra Mundial. Lo que indicaba que se trataba de un trabajo de falsificación evidente. Heidemann fue acusado de mentir y entorpecer las investigaciones, por lo que fue despedido de la revista en la que laboraba. Pero lo que terminaría por demostrar el engaño, fue descubrir la verdadera identidad de Fisher: se trataba de Konrad Kujau, un criminal especializado en falsificaciones. Al final, el periodista y el criminal fueron juzgados y condenados a cinco años de prisión. 

Una extraña llamada Anastasia Romanov 

La ejecución del zar Nicolas II, junto con su esposa y cinco hijas en 1918, marcó uno de los capítulos más cruentos de la Revolución Rusa. Por lo que no sorprende que uno de los rumores de internet más extravagantes, se relacione con los eventos ocurridos durante el sangriento suceso. Se trata del que asegura que la gran duquesa de Rusia Anastasia Romanov, no solo sobrevivió a lo ocurrido, sino que, además, tuvo una vida complicada tratando de demostrar su identidad décadas después.

Para ser del todo justos, no se trata de un rumor exclusivamente de la web. La historia se remonta a la década de 1940, en especial, cuando todavía no se habían descubierto los cuerpos de la familia real. Para entonces, al menos tres mujeres aseguraban ser la joven aristócrata. Pero, la que captó la atención de los medios de comunicación de la época y después entró a formar parte de los sucesos más singulares de la cultura pop, fue el caso de Anna Anderson. 

De una reclusión forzosa en una casa de salud mental en Berlín en 1920, un intento de suicidio a una serie de datos misteriosos a su alrededor. Lo cierto es que Anna — y el contexto que le rodeaba — avivaba el mito de la supervivencia milagrosa de un miembro de una trágica familia real. Mucho más, al mostrar cicatrices de balas y tener suficiente dominio del idioma ruso para convencer a periodistas e incluso, personajes reales de diversa índole. En medio del secretismo que rodeaba a la muerte de los Romanov, la posibilidad de que una de las hijas hubiese podido sobrevivir, no parecía tan descabellada. Mucho más, cuando la Unión Soviética, se negó a desmentir lo ocurrido. 

¿Qué hay de real en el rumor?

A pesar de las películas y el mito pop que afirman lo contrario, además de un nutrido debate en Internet al respecto, lo cierto es que Anna Anderson solo logró engañar de manera convincente durante toda su vida. Luego de sostener un juicio en juzgados alemanes por 32 años para demostrar su identidad, un tribunal dictaminó que no había logrado hacerlo. Pero la fiscalía tampoco pudo asegurar, sin género de duda, que no se trataba de la zarina. Por lo que a su muerte, el 12 de febrero de 1984, todavía había dudas acerca de la procedencia de la enigmática mujer. 

En 1991 y luego de la caída de la Unión Soviética, se desclasificaron los documentos relacionados con la muerte de los Romanov. Lo que llevó a descubrir cinco cuerpos, que fueron rápidamente identificados como los de la fallecida familia real. Todavía faltaban dos cuerpos por descubrir, lo que abrió la posibilidad de que, después de todo, Anna Anderson estuviera diciendo la verdad. 

No obstante, finalmente, la prueba de ADN demostró que la mujer no tenía ninguna vinculación con la familia real rusa. En 2007, se encontraron finalmente los cuerpos de la gran duquesa Anastasia Romanov y su hermano menor. Para entonces, ya las pruebas genéticas habían dictaminado que Anna Anderson era en realidad Franziska Schanzkowska, una obrera polaca con un largo historial de problemas mentales. Lo que aclaró uno de los bulos más singulares de la historia.