El primer capítulo de la nueva temporada de La casa del Dragón, demostró que la inminente guerra se librará tanto en el campo de batalla, a lomos de los dragones, como en los aposentos reales. Más sombría, retorcida y con un final que cambia por completo el panorama del enfrentamiento, la serie deja una cosa clara. La crueldad de las facciones Targaryen enfrentadas entre sí, es, a la vez, la medida de la ambición de ambos extremos. Lo que convertirá el conflicto bélico, en una oleada de asesinatos y decisiones brutales que se harán cada vez peores a medida que la apuesta por ocupar el Trono de Hierro sea más alta. 

La serie comienza sus nuevos episodios contando aliados. De modo que la acción se traslada a Invernalia y a los Stark. La producción cuida que este regreso al Norte sea familiar y el aspecto de la región es muy parecido al que tuvo en Juego de Tronos. Por lo que la conversación entre Jace (Harry Collett) y Lord Cregan Stark (Tom Taylor) es un rápido resumen acerca de la vida en la inhóspita región. 

Lo que permite establecer varios puntos de inmediato. Los fieles a Rhaenyra (Emma D’Arcy), saben que corren también un riesgo al oponerse a la Fortaleza Roja. Por lo que el joven Stark explica que no puede enviar a los soldados tan cerca del invierno. A lo que Cregan, que recuerda en modos y en tono a la Casa que representa, se apresura a aclarar, que la misión de los norteños va más allá de luchar contra salvajes y el clima, como Jace insinúa. Que, en realidad, su batalla es contra la muerte. Un punto que resume la batalla del Muro en contra los caminantes blancos. 

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El sur se prepara para un enfrentamiento mortal

Mientras los príncipes Targaryen Velaryon van en busca de aliados — y los consiguen — y con la reina ausente en pleno duelo, algunas cosas siguen ocurriendo al trasfondo. Lo que incluye, la decisión de Lord Corlys Velaryon (Steve Toussaint), de apoyar por completo lo que el bando negro decida hacer en el futuro. 

Se trata de una decisión tanto estratégica como familiar. Pero en especial Corlys, sabe que su poder depende de la forma en que pueda negociar — o tener — el control de la costa. En una escena clave, el primer episodio presenta a Alyn de Hull (Abubakar Salim), responsable de salvar la vida de Corlys y también, un bastardo legitimado que, en el futuro, terminará por convertirse en la cabeza visible de la casa Valyria. Por ahora, solo se trata de una pieza latente en el tablero de poder y mucho más, en la forma en que se comprende en el continente. A saber: la capacidad de los grandes clanes de mantenerse de pie gracias a su descendencia. 

Algo de ese punto, también se muestra en la breve ausencia de la reina, que va en busca del cadáver de su hijo asesinado y su dragón Arrax. La escena, que relata como Rhaenyra se encuentra en una búsqueda desesperada de los restos de la tragedia, deja claro dos puntos. La reina todavía no está decidida a una guerra devastadora y en segundo lugar, que por ahora, su afán es de venganza, más que de conquista. La casa del Dragón es cuidadosa al mostrar la forma en que la guerra avanza. Es inminente, sin duda, pero tanto el bando verde como el negro, saben que la estabilidad del continente está en sus manos. 

Los terceros en discordia

La Casa del Dragón

Al menos, es lo que parecen tener en consideración la reina Alicent (Olivia Cook) y Otto Hightower (Rhys Ifans), mientras que el flamante rey Aegon II (Tom Glynn-Carney). La nueva corte de Desembarco del Rey todavía tiene problemas para equlibrar sus influencias y buena parte de las escenas, dedican tiempo a demostrar que Aegon tendrá que enfrentar oposición en su propia casa. Y que, además, deberá tener cuidado y ojo avizor con Aemon Targaryen (Ewan Mitchell), que todavía está dispuesto a desatar un enfrentamiento total, sin saber si tiene todas las posibilidades de triunfar. 

Buena parte del episodio — más lúgubre, sobrio y oscuro, lo que anuncia una temporada especialmente tenebrosa — se basa en el hecho que, todavía, el poder en Poniente se tambalea. Ya sea porque la casa de la Reina no logra imponer su posición en ningún frente o porque Aegon es un rey que no sabe reinar. El caso es que la serie es bastante clara al mostrar que toda la circunstancia que rodea a la reclamación del Trono de Hierro, no es del todo clara. O al menos, no es evidente el apoyo de la región. 

Lo que deja abierta la posibilidad que Aegon deberá enfrentar oposición interna — Aemon ya considera que debe arrasarse con todo a lomos de Vhagar, a pesar de los llamados a la sensatez de su Otto — y un reinado tumultuoso. Mucho más, cuando todo a su alrededor parece ser todavía muy frágil como para cantar victoria. 

Una muerte y una escena desgarradora

La Casa del Dragón

El capítulo, que dedicó su primera mitad a intrigas de palacio y conversaciones de contexto, encuentra su mejor momento en el más sangriento. Este es, cuando Daemon (Matt Smith) decide cumplir al pie de la letra los deseos de la Reina. Lo que incluye asesinar a Aemond como una forma de justicia violenta debido a la muerte de su hijo. Para algo semejante, el príncipe contrata a una pareja de maleantes para entrar de manera susceptancia en La Fortaleza Roja y cobrar una vida en favor del Clan de la Reina. 

Es aquí, el punto en que La casa del Dragón se aleja del libro en que se basa, Fuego y Sangre. Mientras que en la novela, se trata de un episodio gráfico, contado en extenso detalle por el bufón de la corte Mushroom, en el episodio se opta por mostrar lo peor fuera de cámara. Lo que incluye simplificar la rutina nocturna de palacio, que en el libro, benefició el crimen brutal que la pareja comete. A saber: lograr acorralar a la reina Alicent y a su hija, para decapitar a uno de los hijos de Aegon II como una forma de venganza.

Un asesinato violento al comienzo de temporada

En la serie, la pareja de asesinos logra colarse y acorralar a la reina Helaena (Phia Saban), que se encuentra en la habitación de los príncipes. Obligada en medio de la violencia a elegir a uno de sus hijos, termina por señalar a Jaehaerys, mientras intenta huir con Maelor en brazos. Al final, lo logra y consigue llegar a la habitación de su madre Alicent, que se encuentra en medio de un apasionado encuentro sexual con Ser Criston Cole (Fabien Frankel). La decisión argumental, que cambia la decisión imposible que tuvo que tomar Helaena en el libro, cambia la posible evolución de su personaje en adelante. 

El capítulo de La Casa del Dragón culmina, abriendo la puerta a un conflicto bélico que ya no tendrá atenuantes y que, sin duda, es inevitable. Lo que configura lo que será una temporada cruenta, llena seguramente de batallas a lomos de dragón y una sucesión de muertes violentas a no tardar.