A estas alturas, ya debes haber leído o escuchado algo sobre esta película que deberías ver en cuanto puedas. Late Night with the Devil tiene el raro honor de haber tenido 100% de críticas positivas en Rotten Tomatoes, durante más de dos semanas. Ahora, estrenada ya en los circuitos de cine estadounidenses, la cifra descendió a 96%, que la sigue calificando como “fresca” en el Tomatometer y deja claro, que se trata de una de las premisas más interesantes estrenadas en lo que va de año. Pero más allá de eso, la película, convertida en una curiosidad del cine de terror, ha dejado para la historia unos cuantos sucesos curiosos que acompañan a su triunfo entre la prensa especializada.

Durante su primer fin de semana, la cinta recaudó $666,666, según Variety. Lo que la convierte no solo en una rareza, sino también, en lo que parece una broma de marketing de alto calibre. Solo que no lo es. Según se ha divulgado en distintos medios, incluyendo el prestigioso Vulture, la cifra es real y lleva a la producción a ser un modesto éxito de taquilla. Eso en medio del publicitado estreno Cazafantasmas: Imperio helado y del fenómeno Immaculate con Sydney Sweeney. Esta, convertida en un debate a gran escala en redes sociales, por su supuesto contenido blasfemo, se alzó con $5.3 millones de taquilla, con un presupuesto de apenas 9 millones.

El triunfo de ambas películas no resulta del todo inesperado y se ha vuelto una tendencia que permite comprender mejor el género de terror en el mundo cinematográfico contemporáneo. El año pasado Háblame sorprendió al llevar la experiencia de un reto TikTok a un escalofriante escenario sobrenatural. Lo que permitió que sus directores, los Youtubers australianos Danny y Michael Philippou, mostrar cómo las formas de comunicación contemporáneas, reaccionan a lo inexplicable. 

Un nuevo tipo de historia terrorífica

Algo parecido intentan los también australianos Cameron y Colin Cairnes en Late Night with the Devil. La cinta, que narra la historia de un metraje encontrado de un viejo programa de entrevistas, utiliza la fórmula de la telerrealidad para plantear su premisa. Night Owls with Jack Delroy, es un programa ficticio que en algún punto de la década de los setenta, se transmitió en Canadá.

Pero luego de una noche fatídica salió del aire. Por lo que ahora, con la grabación intacta recuperada por una conveniente casualidad, llega de nuevo al debate acerca de lo que realmente ocurrió. O, mejor dicho, que se desató en medio de lo que fue una posible preocupación a fuerzas ocultas. 

Contada de este modo, la premisa puede parecer forzada o incluso artificial. Pero el dúo de directores, logra crear la sensación que, más allá de ver la verdad nunca revelada de un suceso mayor, se trata de una exploración a por el motivo por el cual se ocultó. De hecho, los primeros minutos de la película se dedican a plantear que lo se mostrará, está en medio de un contexto complicado.

Comienza el fenómeno de una noche violenta

La década que explora la película, no es, ni mucho menos, la idílica y llena de búsquedas espirituales que suele plantear Hollywood. Guerras, protestas, gritos. La cinta se apresura a dejar claro que la violencia que mostrará, no es solamente parte de un fenómeno inexplicable, sino que de lo que sucede a su alrededor. Por lo que Late Night with the Devil deja entrever que el programa de Jack Leroy, es un oasis en medio del caos. O pretende serlo, desde una óptica facilona y exagerada. 

Además, el titular Jack (David Dastmalchian), no las tiene todas consigo. En medio del clima irrespirable de lo que pasa a su alrededor, también sufre todo tipo de problemas personales. La cinta, equilibra entonces cargas entre plantear su escenario terrorífico y un presentador que hará casi cualquier cosa, por lograr el reconocimiento. Pero más que eso, un tipo de celebridad instantánea, que podría evitar siguiera siendo el segundón de lujo de un programa de entrevistas de segunda. 

Buena parte del primer tramo Night With the devil se basa, justamente, en dejar claro que lo que se verá es fruto de la codicia. Tanto, que cuando el anunciado especial de Halloween comience a transmitirse, será obvio que acabará mal. Pero el guion — también de los directores — evita salidas fáciles y retuerce su premisa en medio de una incómoda pregunta acerca de en qué creer. 

Una experiencia en vivo que termina mal

La misma, que por cierto, se hace el programa en vivo. Para la ocasión, la producción ficticia invitó al psíquico Christou (Fayssal Bazzi), el lado razonable y cínico encarnado por Hunt Carmichael (Ian Bliss) y la inevitable parapsicóloga. June Ross-Mitchell (Laura Gordon), tiene un comportamiento muy semejante a la Lorraine Warren de Vera Farmiga, solo que desde el espectro científico. Pero las diferencias terminan ahí y cuando comienza a explicar su libro — apropiadamente titulado Conversaciones con el diablo — es claro hacia dónde conduce todo. 

El guion es ágil y claro al desarrollar su premisa. Lilly (Ingrid Torelli), la invitada, que acompaña a la pseudo experta, invocará a una entidad maligna para demostrar lo que cuenta, sobre una convivencia forzada en una secta. Los realizadores logran que la estética barata del programa, beneficie la sensación de que lo que está pasando, podría ser un truco mal armado. 

Una película de terror que sí da escalofríos

Por lo que cuando realmente todo se sale de control — y los efectos especiales crean la sensación de violenta realidad — la película deja clara su ambición y buen uso de recursos. Los también guionistas, evitan explicaciones autoconclusivas o señalar hacia dónde la va trama. Todo ocurre de manera orgánica y bien planteada en medio de una situación cada vez más caótica.

Uno de los puntos más altos, es que la película logra sostener un equilibrio entre su crítica al fondo sobre la celebridad instantánea y dedicarse a causar miedo. De modo, que además de los conocidos jump scare y lugares comunes del género de posesiones, la cinta se atreve a más en la medida que no obedece a un orden. Poco a poco, el caos se extiende por el set y es obvio que lo que sea que mata uno a uno a los personajes, es brutal, salvaje y muy lejos de la concepción prefabricada del mal del débil Jack Leroy. 

‘Late Night with the Devil’, un gran experimento

Para sus escenas finales, la película pierde algo de su frenética capacidad para provocar asco, miedo e incluso risas, a la vez. Uno de sus mayores problemas, es que una vez mostrado el centro de su argumento, tiene pocas sorpresas y la última media hora parece impostada. No obstante, el final es lo bastante decente como para solventar la sensación de una película artificialmente alargada. 

Night With the devil tiene la ventaja de ser algo más que una mezcla de géneros. También, es una historia sólida que se sostiene de las buenas actuaciones y una dirección precisa que evita ser machacona o subrayar sus ideas. Mucho mejor, da un uso impecable al ya gastado found footage. Quizás, el elemento más interesante de la premisa.

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