Hay un motivo por el que los Premios Óscar de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood tienen especial relevancia. Y ese es, reconocer el valor del trabajo en todos los aspectos relacionados con la industria del cine. Un homenaje bien ganado a los diversos talentos que hacen posible la existencia de lo más selecto del mundo del espectáculo. Por lo que los galardones, son una forma de asegurar la inmortalidad de algunas de las obras más importantes de los últimos años. 

Excepto que no siempre es de ese modo. Hay algunas películas, actores e historias que, a pesar de obtener la preciada estatuilla, terminan por ser olvidadas por la cultura popular. Se trata de un fenómeno poco común, que, aun así, suele ser sorpresivo. De dramas edulcorados que desaparecen de la memoria del mundo del entretenimiento a premios que luego son cuestionados desde todo punto de vista. Lo cierto es que el premio Óscar, no siempre es garantía que una obra se hará inolvidable o que formará parte permanente de las preferencias del público. 

Para demostrarlo, te dejamos cinco cintas que — casi —  nadie recuerda obtuvieron el Óscar a la Mejor Película en sus respectivos años. De un remake que nadie pidió, hasta una obra en blanco y negro que la mayoría olvidó. La selección deja claro que el público es veleidoso y que la memoria del espectáculo, también lo es. Un punto que desconcierta y asombra a partes iguales. 

CODA: Los sonidos del silencio

La directora y guionista Siân Heder, adaptó la popular película francesa del 2014 La familia Bélier de Éric Lartigau y la convirtió un drama edulcorado. Con más de feel good movie que de relato de crecimiento, el resultado fue una amable versión de la discriminación y el aislamiento que narraba la trama original. En lugar de eso, la de Heder estaba más interesada en ser divertida y conmovedora, sin lograr del todo ninguna de las cosas. 

Por lo que la cinta se paseó sin pena ni gloria por festivales, hasta que Apple TV la adquirió y pagó su distribución. El resultado fue un empujón meteórico de popularidad. Eso convirtió a la cinta en una extraña candidata en medio de títulos como El poder del perro y Dune. El triunfo sorprendió a propios y extraños, en especial, porque ocurrió en una ceremonia opacada por el ya icónico bofetón de Will Smith. Lo más recordado de la opaca entrega en la actualidad. 

The Artist

En 2012, la cinta muda de Michel Hazanavicius, causó sensación. La obra francesa conmovió por su historia acerca del amor, el talento y la magia del cine. La novedad que fuera grabada en blanco y negro, además que con los mismos recursos de las últimas cintas del cine sin diálogos, sorprendió. 

Tanto, como para convertirse en la gran homenajeada de la ceremonia y llevarse a casa un Óscar a la Mejor Película. No obstante, la cinta desapareció del interés público, apenas se alzó con premio. Eso, a pesar de que buena parte de la prensa especializada, esperaba un revival al estilo que celebrara el redescubrimiento de todo el brillo de la transición al cine sonoro. 

No solo, no ocurrió. En la actualidad el largometraje es una excentricidad que apenas se recuerda y que ha levantado cuestionamientos acerca del motivo por el cual se eligió como la mejor de la noche. 

Crash

Pictured: Thandie Newton as Christine and Matt Dillion as Officer Ryan.

Este es el caso insólito en que incluso el director de la obra, se sorprendió por lograr un premio que, después declaró, no creía merecer. Crash, de Paul Haggis, ganó el Óscar a Mejor Película en el 2006. Eso, sin tener taquilla o incluso, ser otra que un drama edulcorado con notables problemas de guion. Pero, aun así, venció a Brokeback Mountain. Eso, para sorpresa de varios de los gremios de directores de Hollywood. 

Años después, la producción se ha deslizado por la vergüenza de ser considerada por Film Comment como una de las peores películas que jamás obtuvieron el galardón. Como si no fuera suficiente, una década más tarde de su triunfo, Hollywood Reporter pidió a diversos votantes de los Óscar que mencionaran la película, por la que nunca votarían de nuevo. El resultado fue, por supuesto, Crash. ¿Más extraño aún? En un artículo de The Guardian, Paul Haggis admitió que sabía no era la mejor cinta de ese año ni ningún otro. Una vergüenza por dónde se le mire. 

Shakespeare enamorado

El prácticamente desconocido John Madden, dirigió en 1999 esta obra sin otro mérito que ser un divertido drama de época. La premisa triunfó en el premio Óscar, para desconcierto de la crítica, que la había considerado una producción menor. Pero la historia del bardo inglés, pareció reclamar su lugar entre las premiadas — y no solo a Mejor Película — y convertirse en una rareza en la noche de los premios. 

Sin embargo, después, la cinta ha desaparecido entre las preferencias del público más joven. Con su artificial tono reivindicatorio de lo femenino y el talento, la cinta parece en la actualidad impostada y poco profunda. Lo que la convierte en una de las ganadoras al Oscar que menos público recuerda. 

Paseando a Miss Daisy

Este melancólico y edulcorado largometraje de Bruce Beresford, hizo llorar al público y aseguró su Óscar como Mejor Película de 1990. Pero, en realidad, casi nadie recuerda su argumento, más allá de ser parte de la Trilogía de Atlanta de Alfred Uhry. Y eso, porque trajo de Broadway a Morgan Freeman, que abandonó ser un rostro entre la multitud de secundarios talentosos para convertirse en protagonista.

La trama toca con torpeza temas como el racismo y el antisemitismo. De hecho, se concentra más en la amistad entre una anciana (Jessica Tandy) y su chofer (Freeman), que cualquier otro tópico de interés. En la actualidad, muy pocos recuerdan la cinta. ¿La demostración? No figura en ningún catálogo de servicio de streaming alguno. Para el olvido. 

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