Entre las tradiciones del antiguo Egipto, estaba enterrar a los faraones bajo pirámides. Aunque después se trasladaron al Valle de los Reyes. Allí es donde Howard Carter descubrió, en 1922, la tumba de un faraón perdido: Tutankamón.

El mal llamado rey-niño tenía 18 años cuando murió. Aunque se desconoce exactamente qué causó su muerte -podría tener alguna enfermedad genética debido a que los faraones se casaban entre hermanos-, lo que sí sabemos es que Tutankamón fue enterrado con un objeto que venía de fuera de la Tierra.

Aunque muchas personas piensan que las pirámides están hechas por extraterrestres, la realidad es bien distinta. No, los aliens no construyeron estas tumbas. Ahora bien, eso no significa que el espacio no haya interferido, de alguna manera, en la vida de los egipcios. Aunque seguro que no es como te imaginas.

Objeto muy importante para Tutankamón

En el primer capítulo de Tut's Treasures -Hidden Secrets- rodado por National Geographic en 2018 y que se pueden ver en Disney Plus, los investigadores explican que el puñal con el que el faraón fue enterrado es extraterrestre. "Fue uno de los objetos más importantes para Tutankamón. Se encontró muy cerca de la momia y justo encima de la momia del rey", explica el egiptólogo Christopher Naunton.

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"Quizás el aspecto más interesante es el filo, que está hecho de hierro". Y el uso de este elemento es sorprendente para la época: "Hace 3.500 años apenas había hierro en Egipto. No hay ninguna prueba arqueológica de que se fundiera hierro en esta parte del mundo antes del siglo VI a. C." añade Naunton. Y eso son 800 años después de la muerte de Tutankamón.

De hecho, el metal más utilizado en el antiguo Egipto era el oro: "El hierro es uno de los elementos más comunes de la Tierra, pero en el Egipto de Tutankamón el hierro era menos común que el oro", explican en el documental. De ahí que la máscara de Tutankamón y otros faraones, estén hechas de este metal.

Este es el motivo por el que la daga de Tutankamón llamó la atención de los egiptólogos que analizaron los tesoros encontrados en la tumba del rey-niño. Los investigadores decidieron analizar el metal del puñal y averiguar de dónde procedía. Y sí, lo que encontraron fue muy sorprendente.

Uso de rayos X para conocer el origen

Puñal de Tutankamón
D. Pozo/Hipertextual

Gracias al uso de rayos X, los conservadores han podido determinar la composición del puñal. Esto ayuda a saber de qué fuente de hierro proviene, es decir, del lugar exacto del que se extrajo. "Hasta hace poco tiempo era imposible saber de dónde procedía el hierro sin destruirlo. Pero ahora, gracias al uso de rayos X no destructivos y avanzados, los conservadores pueden ver un rayo de luz en este antiguo misterio", cuenta el documental.

"Esta técnica nos permite ver una huella química única en el filo de la daga. Su importancia nos indica el porcentaje de elementos diferentes y variados", añade Naunton. "El hierro se produce en la naturaleza cuando se mezcla con otros elementos y esta mezcla es única para cada fuente del metal. Al identificar la huella química y única del filo, los conservadores han podido localizar su origen", explica el documental.

Hierro extraterrestre

Además de hierro, los resultados indican que hay níquel y cobalto. De hecho, se encontró "una proporción de níquel inusualmente elevada", señalan. "Esta tipo de composición química no se encuentra en el hierro fundido en Egipto. Ni siquiera en este planeta", indica el doctor Abelrazek El-Naggar, de la Universidad de Fayoum. "Solo puede proceder de los meteoritos", concluyen.

Es más, otro egiptólogo, Aidan Dodson apunta a que, probablemente, Tutankamón sabía que este hierro cayó del cielo. Esto se debe a que se había hablado de estos meteoritos durante dos mil años. Y él fundió ese meteorito para hacer su puñal. Esta era una forma más de simbolizar el hecho de que era un dios en la Tierra. "Para Tutankamón, la daga debía de ser como un regalo de los dioses".

En definitiva, aunque las pirámides no fueron construidas por extraterrestres, sí podemos confirmar que un objeto de fuera de la Tierra ha acompañado durante miles de años a la momia del faraón perdido. Más allá de para mirar a las estrellas y rezar a los dioses, el cielo ha acompañado de diferentes formas a la humanidad desde el principio de los tiempos.