El año cierra por todo lo alto con una de las compañías que más ha dado que hablar en estos casi 365 días que tocan a su fin. Glovo, después de semanas de indicios, por fin ha cerrado su ronda de financiación. 150 millones que, además de promocionar su carrera internacional y la contratación de más ingenieros para la compañía, posiciona a Glovo como el segundo unicornio español.

Solo superada por Cabify hace algo más de un año, Glovo ya es la segunda compañía valorada en más de 1.000 millones. Una cifra virtual en cualquier caso, pero que la coloca en la línea de otras grandes tecnológicas en Europa.

Un año que, sin duda alguna, ha sido complicado para Glovo. Si bien las relaciones con los inversores han ido rodadas, ya son más de 300 millones en ocho operaciones, que llegan hasta la Serie E, y que confirman el apoyo de los grandes inversores –internacionales en su mayoría– al modelo de negocio de la compañía. Algo que no ha ocurrido en las instancias judiciales. Ya son 11, de 19 Tribunales, los que han fallado en contra de la relación laboral que Glovo mantiene con sus riders considerando que son falsos autónomos. El último caso el de Palma de Mallorca, donde se obliga a la compañía a contratar a 361 riders y a pagar 365.392 euros a la Seguridad Social.

Cuestiones negativas que parece no importar a los promotores de la operación. Sin el apoyo aparente de Delivery Hero, mayor accionista de Glovo, en este caso han sido el francés Indivest, inversor de Happn, y el suizo Lakestar, ya accionistas de la tecnológica los que han soportado el peso de la operación detrás del gigante de Oriente Medio de Abu Dabi, Mubadala Invest.

Bienvenidos petrodólares

Fundado hace casi 10 años, pero establecido en 2017, el fondo forma parte –de forma total– del Gobierno de Abu Dhabi como vehículo de inversión de la riqueza del Emirato. Es, por tanto, responsabilidad directa del jeque Jalifa bin Zayed bin Sultan Al Nahayan –presidente, por defecto, de todas las empresas del Emirato y gestor de una de las estrategias de los Emiratos para plantear el futuro en base a la inversión del petróleo de la región-.

El ‘annus horribilis’ de WeWork: la compañía comienza a soltar lastre

Desde hace tiempo, Mubadala ha estado ingresando en compañías tecnológicas estratégicas de Estados Unidos y Europa con la ayuda de uno de los gigantes del sector a nivel mundial: SoftBank. El que ahora mismo lucha por mantener a flote la actividad de WeWork, una de sus mayores inversiones, y el también colaborador en el capital de Uber o Slack. También centrados en Oriente Medio y África del Norte con un fondo de 250 millones para apoyar compañías tecnológicas. Concretamente aquellas relacionadas con los sectores estratégicos de la salud, seguridad, fintech o transformación de las ciudades o transporte –contemplando también la industria aeroespacial con su inversión en Virgin–. Además de un claro enfoque al negocio de las energías renovables internacionales.

Estrechamente relacionados con Silicon Valley, la idea del fondo soberano es la de diversificar su fondos en empresas emergentes que marquen una base para el futuro de su economía. Dejar de depender el petróleo es, ahora mismo, su mayor reto intentando entrar, en base al talonario, en los mayores exponentes de la tecnología de cada país.