La política desquicia. Es una frase muy escueta, pero que podría describir muy bien el estado en el que nos encontramos en estos momentos los españoles al ver cómo después de meses esperando un pacto que nunca llegó tendremos que volver a las urnas el próximo mes de noviembre. Muchos políticos ven cómo el estrés del cargo se ceba con su salud, física o mental, pero ellos no son los únicos afectados. La población también sufre; pues, al fin y al cabo, son los destinatarios de las decisiones que se toman desde el gobierno.

Buen ejemplo de ello es el de un hombre británico, cuyo caso ha sido descrito hoy en un estudio, publicado en la revista BMJ Case Reports. Aunque se trata de una historia aislada, llama la atención sobre la importancia de prestar atención a la salud mental de las personas más vulnerables en situaciones especialmente estresantes, como las decisiones electorales relevantes.

Psicosis por el Brexit

El protagonista de esta historia es un hombre británico de mediana edad, que en 2016 empezó a experimentar una serie de síntomas alarmantes tres semanas después del resultado electoral del referéndum del Brexit.

Se encontraba muy agitado y confundido, con gran dificultad para hablar y ordenar sus pensamientos. Además, mostraba delirios, aseguraba oír voces y creía que las discusiones de la televisión y la radio iban dirigidas a él. Ante su estado fue llevado a un servicio de emergencias, en el que se le diagnosticó un brote psicótico. Al preguntarle por el posible desencadenante del problema, su esposa explicó que durante el periodo electoral se había mostrado muy nervioso, por las consecuencias que podría tener la salida de Reino Unido de la Unión Europea, especialmente por los incidentes de índole racial. Todo esto también le había provocado una gran dificultad para dormir.

Los fármacos dirigidos solamente a calmar la agitación y el insomnio no le habían servido de nada, por lo que finalmente fue ingresado en una unidad de psiquiatría, en la que además de medicamentos tranquilizantes se le inició un tratamiento antipsicótico, a base de olanzapina.

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Dos semanas después se había recuperado por completo, por lo que pudo ser dado de alta. Desde entonces ha continuado sin problemas, al menos hasta su última revisión, que tuvo lugar en junio de este año.

El paciente no tenía antecedentes familiares de enfermedad mental, aunque sí que había experimentado durante los meses anteriores un gran estrés, tanto a nivel laboral como familiar. Trece años antes una situación similar en el trabajo le había provocado otro ataque leve, por lo que en esta situación ya podría encontrarse mucho más vulnerable a la presión ejercida finalmente por el Brexit.

Ante este caso, los autores del estudio explican en un comunicado de prensa que los eventos políticos pueden ser una fuente de estrés psicológico significativo y que, precisamente por eso, son periodos en los que se debe prestar especial atención a los primeros signos de un ataque psicótico en personas vulnerables. De este modo, podría practicarse el tratamiento mucho antes, garantizando una mejor recuperación.

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