"Un elefante rosa que quiere poner tu casa patas arriba", esto es lo que las chicas de DOWE hacen con todos sus clientes.
Diseño de interiores para oficinas y arquitectura. Estas dos carreras confluyeron en una beca de diseño estratégico en el IE en Estados Unidos. Sandra Brenes y Silvia Rivela se conocieron descubriendo que "el diseño estratégico podía mejorar la vida de las personas". La idea era quedarse al otro lado del Atlántico, pero la realidad es que eso de la arquitectura emocional "era algo que no se estaba haciendo en España", explica Silvia. Un concepto diferente para crear espacios de trabajo teniendo en cuenta la opinión de los empleados nacía en España con sus primeros clientes en 2016. **De ahí a conquistar las oficinas de algunas de las startups más populares* solo había un paso; una filosofía de trabajo y cultura empresarial muy diferentes favorecía el modelo de negocio de Dowe.
"Pronto llegó el proyecto de Citibox, que fue algo muy rápido. Antes de comenzar con mi proyecto, hice una entrevista para trabajar con ellos, y 5 meses más tarde nos llamaron para diseñar su espacio. Ahora estamos trabajando en sus segundas oficinas".
Después llegó la experiencia de Deliveroo, en una suerte de boca a boca que terminó haciendo realidad la idea de oficinas de la tecnológica de repartos en la capital. De los repartos se pasó al alquiler de pisos, materializando la sede de Spotahome en Madrid. Algunos grandes clientes del tamaño de Seat o TravelPerk por medio, para terminar un en gran proyecto que aún tiene que materializarse y que mantienen en secreto hasta nuevo aviso.
El método
"Ya no es suficiente con tener una silla bonita y un espacio bonito, ahora todo tiene que acompañar la visión de la empresa; nos preocupamos por conocer la historia de la empresa e involucrar a todos en ella", explica la co-fundadora de Dowe.
En este sentido, el equipo se dio cuenta de que, para llegar a un diseño funcional, había que conocer la parte emocional de las empresas; saber cómo se relacionan y qué hacen. La materialización de ese proceso formaría parte de un último punto apenas complicado. Para ello, explican desde Dowe, hay que tener en cuenta que "las organizaciones y su cultura son reflejo de la gente que las conforman, es decir, sus empleados".
Cuando una empresa está creciendo es fácil mantener esa cultura; el problema es escalar esa cultura sin olvidar rituales y sin olvidar la historia de la empresa. Creemos que las empresas son seres vivos, por lo hay que dejar lugares por escribir. Todo esto es super importante y es lo que nos concretiza".
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Por este motivo, ni Silvia, ni Sandra, ni nadie del equipo toma un lápiz de diseño sin hablar con la gente de la empresa. En el caso de Spotahome, Dowe pidió entrevistas con 10 empleados, la startup liderada por Alejandro Artacho mandó 40. Y aquí es donde llega el elefante. "El problema de que alguien te abra las puertas de casa es que pueden salir cosas buenas y cosas malas, y esto a veces no gusta", analiza Silvia, "la cuestión es que no puedo generar algo si no conozco la verdad de las empresas". De esta manera, y durante meses, el equipo de Dowe se dedica a preguntar una y otra vez las mismas cuestiones para obtener una respuesta real. Talleres, juegos, gamificación o siemples entrevistas para definir la cultura de empresa, encontrar la que esté perdida o crear la que nunca se ha tenido.
"Aquí hay como dos tipos de empresas. Tenemos la empresa corporativa, que son las grandes y tradicionales, que problemas para trasladar la cultura de empresa a los equipos. Es un verdadero Juego de Tronos, porque hay mucha gente que no quiere cambiar, les cuesta mucho. Luego están las que entienden los beneficios del cambio".
Está el ejemplo de Spotahome. Dowe preguntó al equipo que llevaba más tiempo en la empresa sobre la historia y los mayores hitos de la misma. Lo mismo a los que no tenían demasiado tiempo a la compañía. Todos conocían las peculiaridades y procesos históricos de la misma, quizá con la dificultad de los primeros para marcar los momentos más importantes.
De ahí se pasa a la parte operativa, que después de haber ejercido casi de psicólogos de los equipos de trabajo, podría ser la parte más simple. En este punto, explican, existen infinidad de técnicas que estimulan o ponen barreras a la interacción de los equipos. Alejados del concepto abierto, muy popularizado por la cultura Google, pero que ha terminado por demostrar que es ineficiente para la productividad por los niveles de concentración, todo se basa en herramientas.
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"Si pones una barrera física, que podría ser una pared, quitas estipulaciones para el diálogo; si dos equipos están muy separados no van a colaborar y si lo hacen es de forma casual. Si quieres estimular la conexión tienes que buscar puntos de encuentro", expone Silvia. Hay que determinar si se busca que exista más ruido o menos ruido, más visión general del equipo o menos, que existan despachos o no... "todas las oficinas necesitan espacios que se ajusten a las necesidades". Zonas de solo trabajo o de silencio son algunos de los recursos que muchas empresas solicitan al equipo de Dowe. Una barra de bomberos para que los speakers entrasen en una sala de conferencias ha sido una de las peticiones más raras que han tenido. Por su inviabilidad económica esta terminó dejándose a un lado; pero determina que "cada proyecto tiene sus singularidades y, al final, todas encajan con ellos; algunos más sencillas y otras más locas".
Con todo esto, casi 4 meses y medio de proceso para crear los espacios perfectos, de más de 1.400 metros cuadrados, que se adapten a la cultura de empresa.