HTC anuncia hoy el despido de 1.500 de sus trabajadores en Taiwán, donde la empresa tiene su sede. Un despido que deja el total de los empleados de la que un día fue una gigante del sector tecnológico en menos de 5.000 alrededor del mundo, una cifra ínfima comparada los efectivos de los que disponía hace un lustro y que evidencia el pésimo estado en el que se encuentra la empresa.
La realidad es que no se puede decir que sea una sorpresa que HTC decida reducir una lentilla que lleva años pasando por un momento muy delicado debido, principalmente, a las bajas ventas que son capaces de aglutinar en el mercado actual de smarthpones. Pese a que en los últimos tiempos han realizado teléfonos de una enorme calidad, la firma ha perdido el favor de unos consumidores que ahora tienen la vista puesta en fabricantes chinos con una potente imagen de marca y que vienen bajo el brazo con dispositivos muy capaces a precio de derribo.
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Lo de la compañía taiwanesa viene de largo, y ya en 2015 tanto desde fuera como desde dentro de la empresa eran muchos los que veían el cariz que estaba tomando una espiral de la que cada vez parecía más complicado salir. La nueva ronda de despidos no hace sino acrecentar la sensación de que la renqueante HTC está herida de muerte y solo cuestión de tiempo ver la espada de Damocles caer sobre ella.
Cada vez se puede hacer menos
En su intento por subsistir, por tanto, HTC lleva a cabo una nueva ronda despidos que está destinada a poder manejar de una forma más óptima los recursos de la empresa y que esta, en pocas palabras, deje de perder dinero. El problema de las constantes reducciones de plantilla es que vienen con las consiguientes ataduras implícitas y para la compañía resultará más y más difícil conforme pase el tiempo desarrollar productos de calidad.
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Es obligatorio mencionar también la compra de Google de parte de la división móvil de la empresa, que supuso llevarse consigo a 2.000 de los mejores trabajadores de HTC especializados en este campo. De momento no hay banderas blancas que valgan. HTC no se rinde. La compañía seguirá presente en la industria tecnológica mientras las fuerzas y el dinero se lo permitan, pero cada vez hay más dudas de en cuánto tiempo se traducirá esto.