Tras un final de otoño y un principio de primavera cargadísimo de lluvias, el polen ha estallado en España como hacía tiempo que no lo hacía y los casos de alergia se han endurecido muchísimo en todo el país. Quienes apenas solían cursar con unos pocos síntomas, este año están pasando por un cuadro alérgico mucho más fuerte. Incluso quienes no sabían lo que es la alergia la están sufriendo por primera vez. Por eso, muchas personas han empezado a tomar fármacos para aliviarla y se hacen la pregunta del millón: ¿se pueden mezclar los antihistamínicos con el alcohol?

Hay que reconocer que no es una pregunta rara, pues la alergia coincide con la temporada de terracitas y cervezas. Sin embargo, si bien sabemos que hay muchos fármacos que no se deben mezclar con el alcohol, a veces con los antihistamínicos hacemos la vista gorda. Lo hacemos así hasta que un día nos surge la duda sobre si lo estamos haciendo bien.

Algo que debemos tener claro a estas alturas es que no deberíamos beber alcohol nunca, ni siquiera si no tomamos ningún tipo de fármacos. Está más que demostrado que la única cantidad saludable de alcohol es ninguna. Dicho esto, muchos decidimos tomarlo de forma más o menos moderada bajo nuestra responsabilidad. En ese caso, sí que tiene sentido preguntarnos si se pueden mezclar antihistamínicos con alcohol. Y la respuesta es, básicamente, que depende.

¿De qué depende?

Los antihistamínicos actúan bloqueando los receptores a los que se unen las histaminas, un tipo de moléculas que, entre otras funciones, se encargan de modular algunas de las respuestas del sistema inmunitario. Por ejemplo, dilatan los vasos sanguíneos para que puedan acudir más glóbulos blancos al lugar en el que se produce una infección y producen moco, que actúa como trampa para esos patógenos que intentan atacarnos. El problema es que en los procesos alérgicos la respuesta defensiva se produce frente a algo que realmente no es una amenaza. Por ejemplo, el polen. Todos los síntomas resultantes son innecesarios y, para colmo, abundantes. Por eso nos hacen falta los antihistamínicos.

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Hay varias generaciones de antihistamínicos. Crédito: Ksenia Yakileva (Unsplash)

Este bloqueo de los receptores se producen en el sistema nervioso central, donde las histaminas cumplen también funciones relacionadas con el control de los ciclos de sueño/vigilia. Por eso, la somnolencia es uno de los principales efectos secundarios de los antihistamínicos.

Con respecto al alcohol, también actúa a nivel del sistema nervioso central. Este es el motivo por el que, a grandes rasgos, no deberíamos mezclar antihistamínicos con alcohol. Se potencian sus efectos entre sí y la somnolencia puede ser peligrosa, sobre todo si vamos a conducir o manejar maquinaria de cualquier tipo. 

Ahora bien, no todos los antihistamínicos actúan del mismo modo sobre el sistema nervioso central. Los que se conocen como de primera generación son capaces de atravesar la barrera hematoencefálica que se encarga de proteger al cerebro de la entrada de ciertas sustancias. Por eso, los efectos son aún más intensos. En cambio, los de segunda generación no atraviesan dicha barrera. Como consecuencia, causan menos somnolencia y otros síntomas parecidos. En el primer grupo encontramos la doxilamina, por ejemplo. En el segundo, la cetirizina y la loratadina.

Antihistamínicos y alcohol: estos son los peores y los mejores

En general, nunca debemos mezclar antihistamínicos con alcohol. No obstante, los efectos secundarios siempre serán más intensos con los de primera generación. Hay un antihistamínico, llamado difenhidramina, que es especialmente peligroso si se mezcla con alcohol. Se ha visto que, además de la somnolencia, puede causar mareos, deshidratación, pérdidas de consciencia y dificultades en la memoria y el aprendizaje. En España apenas se usa ya como antihistamínico, pero sí que podemos encontrarlo en fármacos contra el resfriado como el Bisolvon. Jamás lo mezcles con alcohol. 

En cuanto a los antihistamínicos de segunda generación, también se puede potenciar la somnolencia y no es recomendable mezclarlos, pero es cierto que los efectos no son tan intensos. 

Finalmente, hay algunos que son más seguros de mezclar. El farmacéutico Guillermo Martín, conocido en redes como Farmacéutico enfurecido, señaló recientemente dos en uno de sus vídeos de TikTok: la bilastina y la desloratadina. Aun así, advierte que lo mejor será siempre no mezclar.

Puedes pasar la primavera sin beber alcohol, en serio. Incluso el resto del año si te lo propones. Si aun así no quieres hacerlo, ten en cuenta todo lo que te hemos contado.