Siempre nos han hablado de los efectos positivos de pasear por la naturaleza. Sobre todo parece ser que se experimentan beneficios a nivel mental, pero también a nivel físico. Incluso se dice que ayuda a reducir el dolor. Sin embargo, los estudios realizados hasta el momento sobre ese tema se basaban solo en datos autoinformados por los pacientes. Decían que experimentaban menos dolor en la naturaleza. ¿Pero no podría ser eso un efecto placebo por todas las veces que nos han relatado sus beneficios? Para responder a esta pregunta, un equipo de científicos de las universidades de Viena y Exeter ha realizado un nuevo estudio, en el que se incluyen también imágenes de resonancia magnética funcional. Los resultados indican que no es sugestión. También ocurren cambios en el cerebro.

Algo positivo de este estudio es que los voluntarios no pasearon por el campo, sino que simplemente vieron fotografías de paisajes, ciudades u oficinas. Esto indica que, para experimentar la reducción del dolor en la naturaleza, bastaría con tratamientos basados en realidad virtual.

También es importante destacar que la reducción del dolor en la naturaleza fue mucho menor que con los analgésicos. Ojalá que un paseo por el campo o unas cuantas fotos de un bosque nos evitasen tomar estos fármacos, pero a veces es inevitable. Ahora bien, si disponemos de una estrategia natural (nunca mejor dicho) para reducir las dosis a la vez que mejoramos el estado de ánimo, ¿cómo no la vamos a probar?

4 décadas de investigación sobre dolor y naturaleza

En 1984, un científico llamado Roger Ulrich publicó un estudio con los resultados de una investigación realizada en un hospital de Pennsylvania entre 1972 y 1981. 

Su objetivo era comprobar si existía una relación entre la reducción del dolor y la naturaleza. Por eso, analizó los datos de 46 pacientes recién operados de una extracción de la vesícula biliar. 23 de esos pacientes pasaron el ingreso postoperatorio en una habitación con vistas a zonas verdes. Otros 23, en cambio, solo veían edificios por la ventana.

dolor y naturaleza
La naturaleza a través de la ventana puede ser muy positiva. Crédito: Freepik

Al preguntarles por sus niveles de dolor, los del primer grupo refirieron sentirse mejor. Incluso pidieron menos analgésicos. Esto indicaba que, efectivamente, exponerse a un entorno natural, aunque sea a través de la ventana, puede ayudar a reducir el dolor.

Después de Ulrich, otros científicos han publicado estudios similares. Sin embargo, todos tenían como limitación la única existencia de resultados autoinformados. Nos han hablado tanto de los beneficios de la naturaleza que podría ser que los pacientes estuviesen sugestionados. 

El cerebro entra en escena

Los autores del estudio que se acaba de publicar en Nature Communications quisieron ir más allá. En su caso contaron con 49 personas voluntarias a las que se les indujo dolor a través de pequeñas descargas eléctricas. Así, se garantizaba que todos padecían aproximadamente el mismo nivel de dolor. Mientras tanto, se les hizo ver una imagen de un entorno natural, una ciudad o una oficina de interior, y también se les hizo una resonancia magnética funcional para ver la actividad de su cerebro.

Las encuestas fueron similares a las de estudios anteriores. Los pacientes refirieron menos dolor con las fotos de la naturaleza. Pero, además, en la resonancia magnética se detectaron cambios importantes en las regiones cerebrales encargadas de procesar el dolor.

También se compararon estos efectos con los del consumo de analgésicos y se vio que la reducción del dolor con fotos de la naturaleza era real, pero solo equivalente a la mitad de la reducción del dolor mediante fármacos.

donar medicamentos, desabastecimiento de fármacos
La reducción de dolor con la naturaleza es equivalente a la mitad de la que aportan los analgésicos, por lo que en la mayoría de casos no se eliminarían por completo. Crédito: Myriam Zilles (Unsplash)

Aun así, estos científicos creen que vale la pena. Sería interesante repetir el estudio con más participantes y distintos tipos de dolor real, no solo inducido en el laboratorio. Todo esto puede ser muy útil para plantear futuros tratamientos naturales que complementen a los farmacológicos si es necesario.

En definitiva, sí, puede que pasear por el campo te ayude a aliviar la migraña. O el dolor de regla, o el de espalda…