Todos hemos escuchado eso de que es bueno dejar que los niños jueguen con la Tierra, porque las bacterias del suelo ayudan a reforzar su sistema inmunitario. Además, esto no es solo aplicable a los niños. La jardinería es una afición de lo más saludable exactamente por el mismo motivo. Ahora bien, ¿qué pasa en los lugares con tal nivel de esterilidad que estas bacterias son inexistentes? Es lo que ocurre, por ejemplo, en la Estación Espacial Internacional y, según un estudio dirigido por científicos de la Universidad de California San Diego, puede estar pasando factura a la salud de los astronautas.

A bote pronto, todo esto resulta paradójico. ¿Cómo va a ser mala la ausencia de microorganismos? Esta pregunta surge de la creencia errónea de que todos son peligrosos. La realidad es que no podríamos vivir sin ellos. Son esenciales por muchos motivos y uno de ellos es mantener a nuestro sistema inmunitario entrenado. Se pone a punto combatiendo virus, bacterias y hongos que en realidad no son peligrosos y, así, cuando llegan otros menos amables, actúa de una forma mucho más certera, sin inflamación desmesurada y con la eficacia justa para prevenir infecciones graves.

Se sabe que la salud de los astronautas se puede resentir por la radiación o la microgravedad. No obstante, también se han observado afecciones inflamatorias, como algunos tipos de erupciones cutáneas. Eso indica que el sistema inmunitario no está funcionando correctamente. Por eso, según los autores del estudio que se acaba de publicar, habría que tomar medidas. Veamos cómo han llegado a esa conclusión.

Bacterias para mejorar la salud de los astronautas

Para llevar a cabo este estudio sus autores contaron con la participación de los propios astronautas de la Estación Espacial Internacional (EEI). Estos se encargaron de frotar 803 superficies de sus instalaciones para recoger muestras que se mandarían de nuevo a la Tierra para su análisis. Es algo que se había hecho con anterioridad, pero no con una cantidad de muestras tan elevada.

El objetivo principal de estos científicos era realizar una especie de mapa microbiológico de la EEI, para ver cómo se extienden los microorganismos por cada zona. Es cierto que, normalmente, las naves espaciales en las que viajan los astronautas se fabrican en salas blancas en plenas condiciones de esterilidad. Pero los astronautas y los alimentos que toman llevan microorganismos incorporados. Por eso no es raro que la mayor parte de microorganismos se encontrasen en el comedor y el baño. En el primero había microorganismos típicos de los alimentos y, en el segundo, de los procedentes de orina y heces. También se vio una gran presencia de microorganismos que deberían haberse liberado con las células de la piel.

mujeres astronautas
Los astronautas están en contacto con muy pocos microorganismos. Crédito: Wikimedia Commons

Sin embargo, hay algo que dominaba mucho más: los compuestos químicos procedentes de desinfectantes. Dado el problema que sería que se produjese un brote de algunas enfermedad en la EEI, se mantiene una higiene extrema. Esa, por desgracia, puede ser una razón más para que la salud de los astronautas se acabe resintiendo.

Las bacterias típicas del suelo, esas con las que entran en juego los niños al jugar en la tierra, no existen en la EEI. Por eso, estos científicos creen que se podrían introducir poblaciones de bacterias de forma deliberada y controlada dentro de las instalaciones.

Mucho más allá de la Estación Espacial Internacional

Cabe destacar que la EEI se encuentra ya muy cerca de su jubilación. Pero después llegarán más espacios internacionales. De hecho, ya las hay. Por ejemplo, la de China.

Además, en un futuro se espera colonizar ambientes extraterrestres, como Marte o la Luna. Sería muy importante tener en cuenta este estudio e introducir poblaciones de bacterias controladas.

Pero eso no es todo. Los autores del estudio creen que su idea podría ser útil también en instalaciones terrestres donde la esterilidad juegue un papel importante. Y es que a veces es muy necesaria, pero otras veces se puede dar un poco de manga ancha para encontrar un equilibrio entre la desinfección y el fortalecimiento del sistema inmunitario.