Adolescencia debutó en el catálogo de la plataforma casi sin publicidad y sin el nombre de grandes estrellas entre su elenco. Aun así, casi de inmediato, se convirtió en una de las producciones más vistas del servicio por suscripción. También, de las mejores en sus colecciones. Razones no faltan: la miniserie, de apenas cuatro capítulos, confronta de manera directa varios elementos controvertidos: violencia entre los más jóvenes, la subcultura misógina, cada vez más frecuente en la actualidad, y el desconocimiento de los adultos del mundo adolescente.
Lo cierto es que la serie toca un grupo de elementos incómodos y dolorosos sobre la vida contemporánea. Pero, además, Adolescencia puede presumir de un apartado técnico que usa un único plano secuencia como una experiencia inmersiva. Cada episodio, que cuenta un ángulo distinto de un crimen brutal cometido por un jovencísimo asesino, explora en sus personajes desde lo subjetivo. Por lo que la cámara les acompaña desde el momento en que el principal sospechoso es detenido en su casa, pasando por el durísimo sistema penitenciario hasta el dolor familiar. Todo, sin perder de vista detalles y las emociones a flor de piel de sus protagonistas.
Pero además, Adolescencia se enfoca no solo en los detalles del crimen de un chico de 13 años contra una compañera de clase de la misma edad. Que lo hace y con una honestidad que conmueve. También, se trata una reflexión acerca de cómo es crecer en la actualidad y la manera en que las ventajas de nuestra época, pueden ser un arma de doble filo. La serie, escrita por Jack Thorne y dirigida por Philip Barantini, logra mostrar el mundo de los más jóvenes sin moralinas o debates éticos. Por lo que el argumento, tiene mucho de franco retrato sobre la vida en el mundo de hoy, con todos sus lugares incómodos y oscuros.
Una perspectiva humana y frontal sobre una época difícil

Adolescencia comienza como un drama criminal. Jamie Miller (Owen Cooper), tiene 13 años y está acusado de matar a puñaladas a una compañera de clase. Por lo que al principio, la serie dedica tiempo e interés, en mostrar cómo el sistema legal británico afronta un crimen de semejante naturaleza. Con la circunstancia narrada en un impecable plano secuencia, la producción logra que la sensación sea la de seguir, paso a paso, todo lo que debe enfrentar Jamie y su familia.
Sin embargo, para su segundo episodio, la serie muestra sus ambiciones. De modo que sigue los pasos del inspector Luke Bascombe (Ashley Walters), mientras intenta recabar información acerca de qué ha ocurrido. Con el mismo recurso del plano secuencia, la trama sigue al oficial mientras interroga alumnos, conversa con maestros y hasta afronta el bullying que sufre su propio hijo. Cada detalle es una manera de entender el mundo de los jóvenes en la actualidad, pero en especial, lo poco que los adultos comprenden en realidad las vidas de los adolescentes contemporáneos.

Por lo que la serie analiza desde la experiencia en línea, pasando por el acoso online, hasta situaciones tan complejas como la misoginia de la subcultura incel. Eso, a medida que el argumento se hace más directo en afrontar que la enorme brecha generacional, es de hecho, uno de los factores elementales para comprender la violencia juvenil. Pero Adolescencia no pontifica ni mucho menos, intenta dar sermones. Antes que eso, la serie se enfoca en mostrar y reflexionar sobre ángulos incómodos que muestra sin cortapisas o disimulo alguno.
Una serie desgarradora con un mensaje universal

Para su tercer capítulo, la producción se enfoca entonces en Jamie. Tras un salto temporal de algunos meses, ya se encuentra recluido y es parte del sistema de rehabilitación legal. La trama aprovecha la circunstancia para explorar en la rabia juvenil, el dolor, la presión sobre un concepto de masculinidad nociva y la violencia latente. Todo, siempre, en una experiencia única que convierte a la cámara en un observador atento a todo lo que ocurre. A la vez, en una forma de enfrentar temas complejos sin tener que mediar explicaciones u ofrecer perspectivas, más allá de la interpretación de lo que pasa.
Por lo que el tercer episodio, se convierte en una reflexión acerca de la paternidad contemporánea. Los retos que afronta y en particular, la distancia emocional entre padres e hijos. Jamie encara no solo sus temores, sino también, el conjunto de sucesos que le llevaron a convertirse en homicida. Paso a paso, el argumento logra indagar en qué hace que un chico mate y cómo esa violencia en apariencia inexplicable, muestre su verdadero origen.
Para su cuarto y último capítulo, la serie se concentra finalmente en la familia de Jamie. En particular, en su padre Eddie (Stephen Graham), atormentado por la culpa y sin saber cómo afrontar lo ocurrido con su hijo. El guion hace un estupendo trabajo en profundizar en el dolor, la pena y los remordimientos de una familia corriente, destrozada por un hecho brutal. También, deja en claro que no hay explicaciones sencillas, ni mucho menos evidentes, para un crimen de naturaleza violenta.

Buena parte del éxito de Adolescencia, radica en su sensibilidad y honestidad al profundizar en temas críticos y complejos. A la vez, en lograr que su mensaje, acerca de la juventud enfrentada a todo tipo de presiones y dolores, sea universal. Un elemento que transforma a la serie en una de las mejores de Netflix en la actualidad y quizás, en una de las más profundas y de mayor calidad de la plataforma en su historia.