Demonizar alimentos o ingredientes es un error. Lo hemos visto miles de veces. Sobre todo es una equivocación demonizar ingredientes que son necesarios para el correcto funcionamiento de nuestro organismo, como la sal. El sodio que contiene este aditivo que tanto utilizamos es esencial para el correcto funcionamiento de los músculos y las neuronas. También mantiene en equilibrio los fluidos corporales. Sin embargo, un exceso de sal y, con él, un exceso de sodio, pueden conducir a serios problemas cardiovasculares. Por eso, la Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de actualizar sus directrices al respecto, añadiendo alternativas mucho menos exploradas con anterioridad.

Se recomienda que las personas adultas y sanas consuman un máximo de 2 gramos al día de sodio. Sin embargo, según la OMS, en 2019 la ingesta mundial de sodio se situó en los 4,3 gramos al día. Este exceso puede deberse, entre otros motivos, a que no sabemos calcular la cantidad de sodio que ingerimos. Pensamos que todo ese sodio se obtiene a través de la sal de mesa. Sin embargo, el exceso de sal también se alcanza con alimentos muy salados, con los que es más complicado hacer los cálculos.
Por eso, la recomendación de la OMS es reducir el sodio sobre todo donde más fácil podemos calcularlo. Esto es precisamente en la sal de mesa. Aconsejan, para ello, cambiar la sal convencional por la sal enriquecida en potasio, en la que parte del cloruro sódico se cambia por cloruro potásico. Así se pueden reducir muchos problemas, pero también pueden aparecer otros nuevos; por lo que es importante tener en cuenta a qué población concreta van dirigidas estas nuevas directrices de la OMS.
Beneficios y perjuicios del sodio
Muchos procesos fisiológicos esenciales para nuestra salud requieren el buen funcionamiento de los canales de sodio. Estos son, como su propio nombre indica, una serie de canales que se encuentran en la superficie de las células y se abren y se cierran para permitir o bloquear el paso de iones de sodio, cuyos cambios de concentración participan en procesos como la contracción muscular, la función cardíaca o el envío de señales entre neuronas. Por ese motivo, es importante que obtengamos una cantidad adecuada de sodio a través de la dieta. A través de la sal, por ejemplo.
Sin embargo, un exceso de sal puede ser peligroso por algo conocido como choque osmótico. Para que las células se mantengan sanas, la concentración de sales a un lado y a otro de sus membranas debe ser prácticamente la misma. Por ese motivo, las células tienden a perder o ganar agua para diluir o concentrar la sal. Si hay mucha sal fuera de la célula, esta pierde agua, de tal manera que el exterior se diluye y el interior se concentra. Por el contrario, si hay poca sal fuera, la célula absorbe agua, de manera que el exterior se concentre y el interior se diluya.
Cuando hay un exceso de sal en la sangre, esta aumenta su volumen para diluirla. Como consecuencia, el corazón debe hacer más esfuerzo para bombear toda esa sangre y con el tiempo puede dañarse, produciéndose infartos o accidentes cerebrovasculares. También aumenta la presión arterial, porque ese aumento de volumen en la sangre ejerce mucha presión en los vasos sanguíneos. Y, por si eso fuera poco, los riñones también se resienten, ya que se ejerce mucha presión sobre ellos. Además, para eliminar tanta agua es necesario orinar más y se puede perder demasiado calcio en la orina, dando lugar a osteoporosis.
Alternativas para evitar los síntomas del exceso de sal
La OMS recomienda cambiar la sal convencional por la que está enriquecida en potasio. El potasio es otro ión, igual que el sodio, pero consumimos una cantidad menor a través de la dieta. Por ese motivo, es mucho más complicado que se superen las dosis recomendadas. En adultos, se recomienda una cantidad de 4,7 gramos al día, aunque con un poco menos puede ser suficiente. De cualquier modo, es mucho más complicado alcanzar una sobredosis en comparación con el sodio.

Solo las personas con problemas previos de riñón pueden tener riesgo al tomar la sal enriquecida en potasio. También deben tener cuidado los niños y las embarazadas, auque en su caso también es peligroso un exceso de sal convencional. Por eso, la recomendación principal de la OMS es que estos grupos más vulnerables consulten con su médico antes de introducir cualquier cambio en la dieta. Sea como sea, lo que está claro es que el potasio, para la población general, puede ser una gran opción. ¿Te has planteado hacer el cambio?