Estos días las redes sociales están llenas de memes de Montoya. Incluso quienes no han visto jamás La Isla de las Tentaciones es muy posible que se hayan topado con ellos y sepan de quién se trata. Hasta ahí llega el éxito del programa. Todo el mundo ha oído hablar de él porque está en todas partes. ¿Pero a qué se debe tanto éxito? ¿Qué tiene para atraer a tantas personas de perfiles tan diferentes?

En Hipertextual hemos charlado sobre ello con la psicóloga y sexóloga Laura Prieto, quien no solo ha contestado a estas preguntas. También nos ha hablado de los pros y los contras de ver este tipo de programas. Porque sí, ¡hay pros!

Es importante ver los beneficios de La Isla de las Tentaciones en perspectiva, sin olvidar los perjuicios. Habrá personas a las que no les haga ningún bien, otras a las que les venga de perlas y otras para las que sea indiferente. De todos modos, veamos qué es lo que dice la experta.

¿Por qué triunfa tanto La Isla de las Tentaciones?

Antes de empezar, vamos a recordar cómo funciona La Isla de las Tentaciones para quienes no estén familiarizados con el programa. Básicamente, acuden a él 5 parejas que por un motivo u otro se encuentran en un momento crítico de su relación. 

En la isla se separan en dos lujosas mansiones. Cada miembro de la pareja va a una y allí conviven con hombres y mujeres solteros que se van a encargar de tentarles. ¿Resistirán a la tentación y serán fieles a sus parejas? He aquí la cuestión.

Básicamente, vemos cómo las parejas airean sus problemas y se ponen los cuernos (a veces) delante de millones de personas. ¿Por qué esto nos interesa tanto?

La Isla de las Tentaciones
La Isla de las Tentaciones

“Creo que uno de los elementos fundamentales del éxito de este tipo de programas tiene que ver con el morbo, con esa posibilidad que proporciona de ver a otra gente relacionarse, sufrir, disfrutar, quizás de una manera que la mayoría de las personas en su vida diaria no pueden”, opina Laura Prieto. Pero eso no es todo, pues la psicóloga también hace referencia al papel de las fantasías.  “Muchas personas fantasean con lo prohibido y este programa te permite exponerte a eso sin ser tú quien sufre las consecuencias”.

Ocurre algo similar a lo que pasa con las películas de miedo. Sentimos la adrenalina de los personajes, desde la seguridad del sofá. En este caso, no sufrimos la parte negativa de una infidelidad en nuestra propia persona, pero disfrutamos con el morbo de ver a otras personas haciéndolo o quedándose cerca.  

“Otro de los motivos, a mi parecer, es el hecho de que te proporciona una serie de modelos en los que poder analizar tus propias relaciones”, añade Prieto. “Creo que esto tiene que ver con el hecho de que es un reality show”. Con esto se refiere a que “las personas comparamos con lo que tenemos alrededor como un medidor de la calidad de nuestras propias relaciones”. Esto podría conseguirse también con el cine. Sin embargo, La Isla de las Tentaciones tiene el valor añadido de que, supuestamente, es real. Aquí hay opiniones diversas, pues muchas personas opinan que los participantes están actuando. No obstante, nos lo presentan como algo real y es así como lo vemos. 

Montoya
La Isla de las Tentaciones

La sexóloga también recuerda que “no hay que dejar de lado que la manera en la que se produce la emisión del programa, dejando los puntos álgidos para el final de los capítulos y el inicio del siguiente, genera una intriga difícil de resistir”. El programa está hecho para enganchar.

Hay estudios que demuestran que, en los momentos de intriga de una película, nuestro cerebro estrecha nuestro campo de visión de tal manera que solo miremos a la pantalla. A nuestro cerebro le gusta la intriga, por lo que esos finales a medias captan inevitablemente nuestra atención y nos dejan con ganas de más. Además, cuando nuestro cerebro satisface una curiosidad se libera una gran cantidad de dopamina, una hormona que nos genera placer y nos deja con ganas de más. Una vez que veamos lo que ocurre, querremos seguir enganchados. 

Por último, “el formato de La Isla de las Tentaciones, al igual que otros similares, acaban convirtiéndose en un tema del que hablar con tu entorno pero también en redes sociales y por lo general a las personas no nos gusta sentirnos excluidas”. Actualmente se habla de un fenómeno conocido como FOMO, por las siglas de Fear of Missing Out, que hace referencia justamente a eso. Somos animales sociales y, como tal, nos aterra perdernos aquello de lo que participan la mayoría de personas que nos rodean.

¿Cuáles son los pros y los contras?

Como hemos visto al principio, ver La Isla de las Tentaciones puede ser beneficioso en algunos sentidos. Laura Prieto señala concretamente dos beneficios del programa.

“Es más fácil ver las cosas que van mal en las relaciones ajenas que en las propias”, relata. “Esta ventana a otras relaciones y a la manera en que los demás reaccionan antes las cosas que pasan en el programa puede ayudar a algunas personas a identificar sus propias conductas negativas o las de sus parejas”. Es el amiga date cuenta que muchas personas necesitan.

Por otro lado, la psicóloga opina que “comentar las cosas que suceden en el programa puede ayudar a generar debates sobre temas como la infidelidad, la sexualidad femenina, los celos, los roles de género, etc.”

La isla de las tentaciones
La Isla de las Tentaciones

Pero no podemos dejar a un lado la parte negativa del programa, pues es también muy relevante. “En La Isla de las Tentaciones solo está representada un tipo de pareja muy concreto y esto puede hacernos pensar que es la única forma posible de relacionarnos entre hombres y mujeres”, comenta. “Refuerza estereotipos de género e ideas erróneas sobre el amor o la sexualidad”. 

Por otro lado, “los perfiles que aparecen en el programa, tanto de parejas como de tentadores, se corresponden con unos cánones de belleza inalcanzables para la mayoría de la sociedad". Esto es peligroso, porque "puede favorecer una imagen negativa sobre los cuerpos de los espectadores y espectadoras”.

Y, finalmente, es importante que veamos La Isla de las Tentaciones con un espíritu crítico, ya que si no uno de los pros se pueden volver en contras. “El programa puede ayudar a normalizar algunas conductas de las que la gente categoriza como tóxicas, concepto que esconde en muchas ocasiones violencia psicológica, control, celos, manipulación, etc.

El programa puede ayudarnos a verlo desde fuera, lo cual facilita detectar esas conductas en nuestras propias relaciones. Pero, ante todo, nunca debemos normalizarlas. Por eso es importante que lo veamos con un pensamiento crítico bien formado. Los niños y adolescentes aún no lo tienen, por lo que en estos casos no es nada recomendable. 

Sin embargo, otra psicóloga y sexóloga, Laura Marcilla, ha comentado también en declaraciones a Hipertextual que La Isla de las Tentaciones aparece regularmente en sus conversaciones con los adolescentes de los centros en los que da talleres. El programa puede tener pros y contras, depende de cómo lo veamos. Pero lo que sin duda no es positivo es dejar que niños y adolescentes lo vean y consideren que así deben ser las relaciones en la vida real.