Con toda probabilidad, el año cinematográfico 2024 será recordado por su innovación entre sus películas más aclamadas. De Emilia Pérez, que explora en la identidad de género a través de la música, a Wicked, con un complicado subtexto político bajo la fantasía. Lo cierto es que Hollywood encontró maneras experimentales de ahondar en tópicos complejos y la mayoría de las veces incómodos. Pero The Brutalist, va directamente en el sentido opuesto y de hecho, podría decirse que es un regreso al cine clásico, tanto en ritmo como en tono.
El argumento, que cuenta la historia de un sobreviviente al Holocausto Nazi, repasa de forma reflexiva la naturaleza del dolor y el trauma generacional. Pero también, en cómo el arte es capaz de ser el vehículo necesario para sanar tanto el espíritu como la mente. El director Brady Corbet toma la capacidad de la arquitectura y el diseño para enaltecer el mundo gracias a la belleza y lo transforma en una obvia metáfora. Por lo que cada edificio, habitación o estructura en la película, tiene una clara intención de mostrar un símbolo en la curación, crecimiento y madurez de sus personajes.
Se trata de una decisión poco corriente y arriesgada. En especial, porque The Brutalist necesita tiempo para plantear sus ideas y conferir simbolismo a su apartado visual. Por lo que la primera media hora de la cinta — que incluye una obertura musical como prólogo — es un recorrido por todo lo que después, se desarrollará. Desde la construcción de edificios y lugares como escenario de situaciones conmovedoras, hasta la forma contemplativa en que la cinta narra su historia. La cinta, tiene un especial cuidado en explorar en sus puntos esenciales, antes de avanzar hacia los más complejos.
Una historia traumática y dolorosa

El guion, que escribe el mismo director junto a Mona Fastvold, enfoca su atención en László Tóth (Adrien Brody, de premio), un judío húngaro que viaja a Norteamérica para rehacer su vida. Eso, dejando atrás una larga carrera como arquitecto y con toda la intención de comenzar de nuevo, ya fuera en su rubro o en algo más. The Brutalist evita con habilidad los habituales clichés en dramas históricos, de modo que László es mucho más un hombre decidido a continuar, que una víctima. No obstante, toda su energía y esfuerzo, esconden el dolor, pero la trama lo muestra sin ser obvia ni recurrir a la sensiblería.
Al contrario, el argumento reflexiona sobre la angustia del protagonista, a través de lo que ocurre a su alrededor. De modo que le muestra en el intento de disuadir a su esposa Erzsébet (Felicity Jones), y a su sobrina, Zsófia (Raffey Cassidy), de abandonar Hungría para reunirse con él. Las cartas, más que elementos para hacer avanzar la trama, reflejan el estado de ánimo de László. A la vez, de cómo percibe lo que ocurre a su alrededor. También una forma ingeniosa de explorar en el contexto de la película con cuidado.

Lo mismo ocurre con la habilidad del protagonista como constructor y arquitecto. El guion lo presenta como un experto que disfruta lo que hace y que encuentra en su talento, consuelo. The Brutalist es emotiva y conmovedora, sin recurrir a giros melodramáticos o situaciones directamente pesimistas. Antes que eso, usa el hecho del quehacer artesanal, como una vía para entender lo que ocurre en el mundo interior de László y la importancia que la habilidad y el trabajo tienen en su vida. Ya sea como ayudante en la tienda de muebles primo Attila (Alessandro Nivola), como en un trabajo más elaborado. La capacidad de László para convertir objetos y habitaciones en algo bello es esencial para su búsqueda de paz y redención.
Buenas decisiones para una épica histórica

Pero el verdadero recorrido de László hacia una segunda oportunidad en su vida comienza cuando remodela la biblioteca de Harrison Lee Van Buren (Guy Pearce). Un encargo en apariencia sin importancia, que se convierte en la puerta para que el talento del protagonista sea reconocido y en buena medida, apreciado. Por lo que el argumento, detalla con precisión la manera en que László convierte una habitación corriente, en un espacio artístico de considerable belleza.
De hecho, The Brutalist en buena medida, pone el acento de su guion en mostrar esa transformación de lo corriente en arte. Eso, mientras permite a su protagonista, convertir todo el terror, miedo y angustia de su pasado, en obras artísticas. El proceso entre ambas cosas, permite que la película alcance un aire íntimo y casi filosófico, sin dejar de mostrar su destacado apartado visual. Rodada en VistaVision, un formato en desuso que usa película de 35 mm para lograr mayor resolución, las obras de László se convierten en vívidas imágenes de su curación interna.

Pero es cuando Van Buren reta al protagonista para construir un edificio que desafía todo lo que ha hecho, que The Brutalist encuentra el centro de su premisa. La trama se dedica entonces a mostrar la forma en que el arquitecto trabaja. De modo que las imágenes de sus cuidadosos cálculos, se convierten escenas que conectan épocas y países. La cinta tiene sus momentos de mayor interés, cuando logra crear un paralelismo entre paredes, tabiques y suelos, con todos los esfuerzos que László lleva a cabo para triunfar. Antes que eso, demostrarse a sí mismo es capaz de volver a encontrar su sentido de la justicia y el amor. Todo en un país nuevo y después de una experiencia traumática.
Una obra cinematográfica elegante

The Brutalist es una película sobre el talento y en cómo puede convertirse en una forma de sanar física y mentalmente. También, una épica que muestra el valor del trabajo humano. Ambos puntos de vista pueden parecer arcaicos o incluso, parte de una propuesta levemente anticuada. Pero el director logra que puedan conectar con tópicos actuales como la lucha por el reconocimiento o el esfuerzo por lograr el éxito económico como una meta objetiva.
No obstante, la cinta también juega con la emotividad de un protagonista que se siente extraño en todas partes. Por lo que necesita encontrar un nuevo espacio para crecer. Todos puntos de vista, que la cinta convierte en un elaborado apartado estético y que termina por profundizar a través de brillantes decisiones de guion. La mezcla ideal para una producción que demuestra que el cine más complejo y adulto, todavía tiene un lugar en el mundo del entretenimiento actual.