En Godzilla Minus One, el icónico monstruo del cine japonés, alcanza la estatura de símbolo al representar el trauma nuclear del país. Mucho más, se convierte en una de las primeras entregas contemporáneas de la franquicia, en analizar la historia del país nipón a través de sus heridas. Lo que brinda a su argumento, una especial complejidad. Sin que por ello el guion, olvide que se trata de una cinta a mayor gloria del emblemático reptil titánico. El resultado es una película poco común, que utiliza sus limitados recursos — tuvo un presupuesto de $15 millones de dólares — para sorprender por su calidad en guion y apartado visual.
De hecho, la producción dirigida por Takashi Yamazaki ya disponible en Netflix, rinde homenaje a una larga tradición del cine monstruoso con firma asiática. No solo, combina una trama realista, basada en las preocupaciones colectivas del Japón posbélico. A la vez, profundiza en toda la larga saga de Godzilla. En esta, la criatura pasó de ser una entidad salvaje a un antihéroe, todo en medio de una mirada singular acerca de su naturaleza primitiva. Lo cierto es que el universo de Godzilla, es mucho más que una franquicia de entretenimiento — que lo es, a un nivel que sorprende por su versatilidad — si no una mirada a la historia de Japón. Una, además, tan ingeniosa y bien planteada como para marcar un hito en el entretenimiento del país.
Para demostrarlo, te dejamos cinco cosas que te permitirán comprender mejor Godzilla Minus One y la mitología de la cual procede. Desde las diferentes fases que la franquicia atravesó a lo largo de su historia, hasta cómo impactó en el cine de entretenimiento, tal y como lo conocemos en la actualidad. Se trata de un recorrido a través de una de las sagas más interesantes del mundo del espectáculo y una, además, que deja claro que todavía tiene mucho que dar de sí.
Una saga de 70 años en la pantalla grande

La saga, que abarca 32 películas japonesas hasta la fecha y 4 películas estadounidenses, se extiende a lo largo de 70 años. Su primera cinta se estrenó en 1954 y se trató de un experimento curioso, que además permitió a la industria cinematográfica japonesa, incursionar en un terreno delicado. El director Ishiro Homnda, utilizó la enorme figura del reptil mutante para profundizar en el trauma atómico del país. Eso, al vincular su existencia directamente a las bombas atómicas y el daño que pudo ocasionar en Japón.
La idea, que causó controversia, pero que a la vez se convirtió en uno de los motivos del éxito de la película original, se mantuvo por más de tres décadas como parte de la saga de Godzilla. Mucho más, se volvió indispensable para conocer su trascendencia, importancia y legado a futuro. Por lo que el giro en esa dirección del guion de Godzilla Minus One, es tanto un tributo al origen de la franquicia, como un punto de vista novedoso acerca del tema.
De símbolo de una masacre a un gran antihéroe

Por extraño que parezca, Godzilla ha sido mucho más que la representación gráfica del miedo atómico japonés. Aunque ese punto es el principal en la historia de la franquicia, lo cierto es que, poco a poco, también se ha transformado en un antihéroe. Una especie de protector de Japón, a la vez que una criatura impulsada por un salvaje instinto de hacer el bien.
Esa transformación es lo que convierte al monstruo, en un extraño híbrido de tendencias. Por lo que conjuga en cada una de sus historias, dos puntos de vista. Por un lado, el de ser el símbolo de Japón en una rápida reconstrucción y unificación, como se puede ver en Godzilla Minus One. En la cinta, Godzilla obliga al Japón herido por la posguerra a unificarse en una iniciativa civil para enfrentarse a la criatura al acecho. Lo que supone una dimensión por completo nueva del espíritu patriótico.
Al otro lado, está la transformación de Godzilla en un héroe casi por accidente. Uno dispuesto a enfrentarse a diversas amenazas por salvar al país nipón y la mayoría de las ocasiones, lograr evitar una tragedia mayor. Ambos extremos se unen no solo en algunas de las mejores películas de la saga, sino para mostrar su evolución en conjunto.
La saga tiene varias etapas

A lo largo de sus 70 años de existencia, la saga Godzilla, se ha dividido en varias etapas por completo distintas. Cada una de ellas, profundizan en su evolución como símbolo y producto cinematográfico, pero en especial, en su trasfondo. Lo que incluye pasar de ser emblema del miedo atómico de Japón, a un héroe de considerable importancia en el imaginario de la cultura pop del país.
La primera es la etapa Shōwa, que se extiende desde 1954 hasta 1975. En este período, Godzilla tomó las características por el cual se le reconocerá en el futuro. A saber: un reptil gigantesco, capaz de arrasar todo a su paso con fuego o por medio de la fuerza bruta. No obstante, para principios de la década de 1970, esa versión le transformó en un defensor, al incluirse en la saga otras amenazas y horrores.
Por su parte, la etapa Heisei (de 1984 a 1995), vuelve a su esencia salvaje, por lo que se equipara a un desastre natural. Finalmente, la Millenium (que abarca desde 1999 hasta 2004), se caracteriza por un regreso a las raíces de la franquicia. En parte, gracias a que la productora de cine japonesa Tōhō — la primera en llevar a la pantalla grande a Godzilla — recuperó los derechos. Lo que permitió una exploración profunda en toda su extensa tradición en cines.
Ha tenido varias apariencias en su historia

Aunque en general Godzilla siempre ha sido un monstruo de apariencia prehistórica y semejante a un reptil, ha cambiado lo suficiente como para que sea motivo de interés cinematográfico. En Japón, tiene una piel rugosa, la envergadura de un dinosaurio y una cola enorme que es parte de capacidad destructora.
También tiene una serie de placas dorsales que se encienden con energía atómica — que el mismo cuerpo de la bestia produce — y que es capaz de provocar una explosión. En su versión norteamericana, su apariencia va desde un lagarto gigantesco a una, casi con algunos aspectos antropomórficos. Pero en general ambas versiones comparten el aliento atómico, cuyo poderoso efecto puede verse en su totalidad en Godzilla Minus One.
Sus poderes han cambiado a lo largo del tiempo

De ser un producto de los residuos radiactivos — algo que se puede ver en la cinta más reciente de la saga — hasta tener la capacidad de absorber depósitos de uranio. Godzilla es un monstruo que se adapta no solo a las necesidades del argumento, sino que evoluciona de manera orgánica de historia en historia.
Del conocido rayo espiral — que llegó por primera vez en la época heisei — hasta su capacidad para cortar plasma, al mover su cola en velocidades supersónicas. Godzilla se ha transformado en una mirada interesante al cine del entretenimiento que crece con sus fanáticos y se hace más complejo en cada generación. Una de las características que Godzilla Minus One celebra en buena parte de su trama.
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