Normalmente, cuando hablamos de la extinción de un animal, no hay vuelta atrás. Como mucho, si se conservó material genético, se puede intentar clonar. Sin embargo, existe uno que sí puede volver a la casilla de salida, pues todos los años se extingue para después resurgir de sus cenizas. O de sus huevos. Se trata del camaleón de Labord (Furcifer labordi), un reptil con un ciclo de vida de lo más interesante.

En realidad, al hablar de la extinción anual del camaleón de Labord deberíamos entrecomillar bastante. Puede decirse que se extingue, porque durante varios meses no hay ni un solo ejemplar sobre la faz de la Tierra. Lo que sí que hay en esos meses son muchos huevos, precisamente bajo tierra.

Las hembras los entierran justo antes de morir. Para entonces, los machos también han muerto. Pasan varios meses en los que resulta imposible encontrar un camaleón de Labord. Sin embargo, en la temporada de lluvias de noviembre, todos esos huevos eclosionan simultáneamente, dando inicio a un nuevo y corto ciclo de vida.

Camaleón de Labord: una vida corta, pero intensa

El camaleón de Labord, endémico del suroeste de Madagascar, es un animal muy susceptible a las estaciones más secas del año, pero tiene un truco infalible para resistir a ellas: dejar de existir.

Su ciclo de vida comienza con las lluvias de noviembre. En ese momento, todos los huevos que se encontraban bajo tierra eclosionan casi simultáneamente, dejando salir toda una población de pequeños camaleones preparados para crecer a un ritmo vertiginoso. De hecho, en solo dos meses ya han alcanzado la madurez sexual y están listos para buscar pareja de apareamiento.

Una vez que se aparean, comienzan con una rápida senescencia que culmina con su muerte, aproximadamente al final de las lluvias de marzo. Las hembras mueren poco después que los machos, pues apuran sus últimos días de vida para dejar los huevos a buen recaudo. En total, unos y otros viven aproximadamente unos 4-5 meses. Algunos casos excepcionales llegan a los 6, pero no suelen ir mucho más allá. Por eso se dice que el camaleón de Labord se extingue todos los años, aunque lógicamente no es la extinción a la que estamos acostumbrados.

camaleón de Labord
El camaleón de Labord vive en el suroeste de Madagascar. Crédito: Wikimedia Commons

¿De qué muere?

Algo que ha intrigado mucho a los científicos durante años es la causa del fallecimiento del camaleón de Labord. ¿Cómo puede ser que todos los ejemplares de una población sincronicen su muerte?

Se sospechaba que podrían entrar en un periodo de inmunosenescencia. Es decir, que su sistema inmunitario se va debilitando poco a poco hasta que cualquier infección puede causarles la muerte. Para comprobar si esto es cierto, en 2019 un equipo de investigadores de Alemania analizó los niveles de parásitos en la sangre de varios camaleones de esta especie en distintos momentos de su ciclo de vida.

Si la hipótesis de la inmunosenescencia es cierta, lo lógico sería que hubiese cada vez más parásitos en su sangre, ya que no tendrían tantas defensas para combatirlos. Y así fue. A medida que avanzaban en su ciclo de vida había más parásitos. Además, los niveles eran mayores en los machos, que mueren antes que las hembras. Incluso se vio que los camaleones en cautiverio, con un clima estable, tenían menos parásitos, por lo que todo cuadra.

Los efectos del cambio climático sobre el camaleón de Labord

Hemos visto que el ciclo de vida del camaleón de Labord depende en buena parte de la humedad. Nacen al principio de la época de lluvias y mueren cuando finaliza. Es su forma de esquivar las estaciones secas. ¿Pero qué pasaría si el cambio climático trajese estaciones secas mucho más largas?

Sin duda, sería un gran problema, como bien demostró en 2021 un equipo de científicos de la Universidad de Bangor. Observaron que estos animales pueden alargar o acortar su ciclo de vida, dependiendo del clima. En los años más húmedos viven un poco más, mientras que en los más secos acortan su tiempo de vida. Esto es sorprendente, pero también preocupante.

Y es que, según relatan estos científicos en un comunicado de su Universidad, dada la sincronía de su nacimiento y su muerte, si un año hay cambios drásticos del clima, se podrían perder poblaciones completas. El camaleón de Labord ya figura como vulnerable en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Está realmente en peligro de extinción. Pero lo peor es que, dado su ciclo de vida, esa extinción podría llegar de un plumazo, casi sin avisar. Otra consecuencia más del cambio climático. Seguiremos conociendo muchas, y seguro que algunas son imposibles de imaginar.