Un nuevo estudio, publicado en Lancet Planetary Health, muestra una consideración que deberían tener en cuenta las embarazadas, aunque depende mucho del lugar en el que vivan. En él, se demuestra que unos compuestos químicos, denominados ftalatos, pueden estar detrás de un número importante de partos prematuros. Los ftalatos se utilizan con muchos fines industriales, siendo la suavización del plástico una de las más habituales. También se encuentran en las recargas de los cigarrillos electrónicos, de manera que es otro punto a tener en cuenta en caso de embarazo.
Se empezaron a usar en la década de 1920. No obstante, su producción masiva no llegó hasta la de 1950, cuando empezaron a usarse para el procesado del PVC. Desde entonces, a pesar de su utilidad física, se ha ido observando que pueden conllevar problemas para la salud. Esto es así porque son disruptores endocrinos. Es decir, interfieren con el correcto funcionamiento de las hormonas. Por lo tanto, pueden producir enfermedades como el cáncer, las patologías cardiovasculares o ciertas afecciones reproductivas.
Precisamente por ese motivo, los autores del estudio quisieron comprobar si los partos prematuros podrían tener alguna relación. Y vieron que sí. De hecho, según sus cálculos, podrían estar detrás de un 10% de los partos que tienen lugar antes de tiempo en Estados Unidos. Además, creen que podría ser una cifra extrapolable a otros países, aunque hay que tener un dato muy importante en cuenta. En algunos lugares, como Europa, ya están prohibidos los ftalatos.
¿Cómo relacionaron los ftalatos con los partos prematuros?
Para la realización de este estudio, sus autores analizaron los niveles de ftalatos en la orina de 5.000 mujeres embarazadas. Después, una vez que todas parieron, se ordenaron de menor a mayor las cifras obtenidas con la medición de la orina y se compararon con la semana de gestación en la que habían dado a luz.
De este modo, se vio que el 10% de las madres con los niveles más altos de ftalatos tenían un 50% más de riesgo de dar a luz antes de la semana 37 en comparación con el 10%. Extrapolando a los datos de nacimientos en 2018 en Estados Unidos, se correspondería con 56.600 alumbramientos, que fueron un 10% de los partos prematuros que tuvieron lugar en dicho país en ese año.
¿Ocurre en todos los países por igual?
El riesgo de los ftalatos para la salud se ha demostrado hasta el punto de prohibirse su uso en envases alimentarios en algunos lugares. Por ejemplo, en Europa, dicha prohibición entró en vigor en 2023, igual que la del bisfenol A.
Por lo tanto, no habría tanto riesgo como en otros lugares. No obstante, sí que hay que tener algo en cuenta. Y es que muchas veces utilizamos como tuppers ciertos envases antiguos que, aun teniendo forma de tupper y habiendo llevado comida en su interior, no están destinados a su reutilización. Además, no solo no están destinados a ello, sino que puede ser muy peligroso calentarlos, pues liberan restos de los ingredientes perjudiciales del plástico.
Algunos de esos recipientes, si son anteriores a 2023, sí que pueden tener ftalatos en su composición. Por eso, es algo en lo que debemos reparar todos, pero especialmente casos más vulnerables, como los de las embarazadas.
¿Significa eso que podemos saber con seguridad que la proporción de partos prematuros asociados al plástico de la que habla el estudio es exactamente esa? De momento no. Habría que replicar el estudio y buscar la causalidad. ¿Significa que no hay ningún peligro en este tipo de sustancias para las embarazadas? Eso tampoco. Debemos recurrir al principio de precaución. ¿Y quiere decir que las mujeres que hayan tenido partos prematuros, habiendo usado envases alimentarios de plástico, deberían sentirse culpables por ello? Ni muchísimo menos. Todo esto puede ser multifactorial. Además, algo así no es culpa de nadie.
Ahora bien, si se pueden evitar tupir de plástico durante el embarazo, especialmente los antiguos y reutilizados, mejor que mejor. Di hola a los tuppers de cristal, incluso si no estás embarazada.