La duología de terror basada en el libro de Stephen King, It, se ha convertido en uno de los grandes sucesos cinematográficos de la década. El estreno de su capítulo final no solo intentará mantener el nivel de calidad de la primera entrega, sino que además busca profundizar en la mitología del terrorífico Pennywise. Quizás una de las criaturas más inquietantes de todas las que pueblan el universo del género de terror en el cine. Con la versión cinematográfica a cargo del director Andrés Muschietti, la habitual monster movie encontró una revisión a la medida no solo del texto original y una meditada concepción del mal en estado puro.
Con la forma de un payaso de feria y la dialéctica de una criatura milenaria, el Pennywise cinematográfico mutila, destroza, tortura y es un asesino despiadado a la vez; una criatura sobrenatural sin explicación clara. Para el director, el payaso asesino encarna una pérdida de identidad progresiva que analiza la concepción que tenemos sobre la seguridad que brinda el mundo moderno. No todo es tan brillante y evidente en nuestra época de avances tecnológicos y en la cual la seguridad personal parece estar asegurada.
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Para su segundo capítulo, el payaso asesino tendrá que enfrentarse al mundo adulto. Una conexión directa con los temores subconscientes que atraviesan la percepción del bien y el mal como algo más que un aparente juego de espejos. La historia de la pandilla de perdedores de Derry sin duda alcanzará un nuevo paradigma de lo terrorífico, que se manifiesta en un esplendor casi cósmico.
¿Qué hace que la historia imaginada por Stephen King provoque tanto miedo y fascinación? Hagamos un recorrido de todo lo que deberías saber sobre Pennywise, la pandilla de los perdedores y su última encarnación en pantalla.
El terror sin nombre
It es quizás una de las obras de Stephen King que retratan con más claridad el mal originario con el que está obsesionado el escritor. Pennywise, que no tiene forma —o que se transforma a medida que el mal avanza hasta tomar una forma específica— es la manifestación más clara del miedo como reflejo la oscuridad del hombre.
No se trata de una idea sencilla y King la maneja a través de una serie de visiones sobre lo maligno que van desde lo mitológico a algo más profundo y violento. Pennywise mata niños y también los hace desaparecer, quizás la pesadilla contemporánea de una sociedad obsesionada por su capacidad para proteger a sus miembros más jóvenes de los males reales que le acechan. King imaginó un monstruo que, a pesar de su simbolismo, asesina con la crueldad de un asesino serial de los tantos que obsesionan a la sociedad norteamericana, y lo hace bajo el manto de lo sobrenatural.
King suele decir que los adultos no entienden el infierno que puede resultar la imaginación infantil, una frase que podría resumir la imagen más famosa y reconocible de la película de 2017 y la miniserie de 1990 dirigida por Tommy Lee Wallace: el payaso de pie con un ramillete de globos color carmesí anudados en el puño. Hay algo tenebroso en el mero anuncio de la maldad detrás de una imagen que parece no encajar en medio de la realidad que lo rodea.
El escritor describe al personaje como una mezcla de Bozo, el payaso, y Ronald McDonalds con algo más tenebroso. En general es una mezcla entre una figura infantil y algo que carece de nombre e incluso rostro, encarnación que Muschietti aprovecha para crear varias de las mejores escenas de su película. Janie Bryant, directora de vestuario de la primera película, comentó en el 2017 que la apariencia de Pennywise refleja su ambigüedad terrorífica. “Él es definitivamente un payaso de otro tiempo. Casi parece vestir como una muñeca de trapo”, declaró cuando las primeras imágenes de la película recibieron algunas críticas. “Los pantalones son cortos, la línea de la cintura es alta, todo está muy medido para que el personaje tenga la apariencia de un niño”, añadía.
El actor Bill Skarsgard, que encarna al mítico personal en la pantalla grande, ha dejado claro que su más reciente versión asume las consecuencias de la maldad en estado puro: “Es un personaje extremo, inhumano… Es incluso peor que un sociópata, porque ni siquiera es humano. Ni siquiera es un payaso. Él solo disfruta de la forma del payaso Pennywise, del juego y de la caza. Lo curioso es que esta entidad maligna no es en absoluto divertida, sin embargo, él cree que es gracioso”.
Según la mitología creada por el escritor, el payaso aterrador es en realidad un monstruo antiguo creado antes de la formación del Universo mismo, al estilo de los primigenios cósmicos descritos por Lovecraft. No tiene verdadera forma y es bastante probable —o eso se deduce al avanzar en la lectura— que no tenga una verdadera forma física. Esa noción del monstruo interestelar e inhumano hace aún más intrigante su particular psicología. Una versión del monstruo que la película de Muschietti adaptó a una dimensión por completo nueva.
El miedo en todas las formas
Pennywise es uno de los pocos monstruos de la literatura actual, y de la amplia selección cinematográfica de la última década, con una historia de trasfondo lo suficientemente interesante como para analizarse por separado de la historia a la que pertenece. Para King era de fundamental importancia que el payaso que aterroriza al pueblo de Derry desde sus alcantarillas tuviera una personalidad y un contexto propio que superara al argumento que le rodea, lo que logra dotándolo de una extraña sugerencia que, bajo el rostro del payaso, habita un tipo de maldad inexplicable. Por ese motivo, al personaje le rodea un indudable aire de misterio que, sin duda, es uno de los motivos por el que resulta tan terrorífico.
Desde el hecho de que su historia de origen e implicaciones sean profundas como para que King le incluya en su ya conocido multiverso —lo que permitió a Muschietti crear todo un universo subterráneo para el personaje— hasta la idea de analizar el mal en sentido puro, tanto libro como película exploran un tipo de terror monstruoso que se aleja de clichés habituales. Pennywise tiene una mitología muy amplia que abarca millones de años (o eso sugieren diferentes partes de la novela) que convierten su mera existencia en un hecho que rebasa la mera figura del payaso terrorífico. Un símbolo que el miedo está en todas partes y es aterrador por necesidad.
Stephen King se aseguró de que su creación tuviera un nexo concluyente con el mundo real y, aunque jamás lo ha confirmado, todo parece sugerir que se basó en la tenebrosa figura del asesino en serie John Wayne Gacy —conocido como “Killer Clown”— para crear a Pennywise. El criminal cometió al menos 33 asesinatos en Illinois durante la década de los ’70 y se convirtió en una obsesión nacional luego de su captura en 1978. Fue sentenciado a muerte en 1980 y su caso se debatió de forma muy pública por varios años.
¿Cuál es la línea que une al personaje con un asesino convicto? Quizás la más escalofriante de todas: Gacy se disfrazaba de payaso para violar y matar adolescentes, una semejanza que no pasó desapercibida para la mayoría de los lectores cuando la novela It fue publicada en el año 1986. ¿Es posible que King utilizara la escabrosa historia de Gacy para hacer aún más escalofriante al payaso asesino? Aunque nunca lo admita, no queda duda que la versión literaria —y posteriormente cinematográfica— del asesino vestido de payaso ya forma parte de una dimensión aterradora de la cultura popular.
Del libro a la película
Andrés Muschietti se aseguró de llenar a la película de todo tipo de alegorías sobre el pasado tenebroso de Derry, pero también del miedo colectivo que Pennywise ha provocado durante décadas. Y aunque no lo incluye de manera expresa en el guion hay toda una serie de pequeños guiños al universo literario con la clara intención recordar que el imaginario pueblo en que transcurre la historia es un extraño carnaval de horrores: desde la omnipresente torre de agua de Derry, hasta todas las pequeñas alegorías a los pueblos en apariencia inofensivos pero peligrosos que King ha venido describiendo por décadas en todos sus libros. De hecho, la Torre de Agua —clásica visión del Universo de It— aparece también en la novela Dreamcatcher en la que el escritor le otorga la simbología del paso entre este universo y otros tantos que se manifiestan en la oscuridad y al filo de la razón humana.
Tanto en el libro como la película, Derry es una alegoría sobre lo siniestro de la naturaleza humana tan o más inquietante que la figura de Pennywise. Una y otra vez, el pueblo se muestra como una percepción metafórica de los rigores de la crueldad y es de hecho, la noción del pueblo trampa lo que sostiene la mayoría de las percepciones sobre la crueldad y el terror en la historia. En la película además Muschietti lo deja muy claro al dejar entrever una de las escenas más duras del libro que no se cuenta en el film, mostrando un globo con un visible rótulo de “I Love Derry”, que sin duda los lectores devotos reconocerán de inmediato.
En el primer capítulo de la novela, Adrian Mellon es atacado por una turba enardecida justo por llevar un sombrero en donde puede leerse claramente la misma leyenda. Al final, el ataque de odio escala cuando la criatura que habita en las cloacas del pueblo asesina a Mellon y convierte toda la escena en un grotesco símbolo del odio convertido en algo más abyecto y retorcido. Es entonces, cuando Pennywise su primer tributo en sangre y el ciclo de muerte en el pueblo, comienza de nuevo.
Uno de los mayores aciertos del film del 2017 fueron las constantes referencias a un Universo fundacional mucho más amplio, que el guion maneja con mano sutil y que dota a la película de una curiosa identidad como mapa de ruta a través de una historia más compleja. La adaptación creada por Cary Fukunaga, Chase Palmer y Gary Dauberman, crea una doble lectura inmediata de todo tipo de visiones y análisis sobre no solo el miedo como elemento único, sino también como un grotesco juego de espejos que analiza el mundo infantil y el mundo adulto a través de un puente figurativo de dolores y pesares compartidos.
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En una ocasión, a King se le preguntó si consideraba a It su mejor novela. El escritor, ya por entonces acostumbrado quizás al planteamiento, sonrío: “Quizás no sea la mejor, pero sí, la que más preguntas suscita”, respondió. “Mi visión del miedo tiene mucho que ver con lo que no podemos ver, pero sí, percibir como real. Esa disyuntiva entre lo que existe y lo que tememos pueda existir es el éxito de cualquier novela de terror”, añadió. En It, ese paralelismo es más evidente que en cualquier otra de sus narraciones. Con sus casi 1500 páginas, el libro hace un repaso a los interminables espacios lóbregos de nuestra imaginación. En el cine, la duología de Muschietti tiene la extraña capacidad de mostrar de analizar el miedo como parte de un escenario en que la mente humana su principal víctima propiciatoria. Quizás su mayor logro.