La mujer ilustre no tiene quien la entierre

Corría el verano de 1897 y el presidente del Gobierno pasaba sus vacaciones en el balneario de Santa Águeda. Antonio Cánovas del Castillo no imaginaba que su estancia en Mondragón marcaría el punto y final de su vida. El 8 de agosto de aquel año, el anarquista italiano Michele Angiolillo, que se había identificado como … Sigue leyendo La mujer ilustre no tiene quien la entierre