Esta semana hemos acudido a una renovación muy esperada por parte de Apple, la que ha afectado a los MacBook Pro de 15 pulgadas y 13 pulgadas con Touch Bar. Las novedades no han sido rompedoras, pero sí a priori necesarias: nuevos procesadores de Intel de octava generación de 28W y 45W de TDP, pantallas con True Tone, teclado más silencioso (y según iFixit con un nuevo sistema que dará más resistencia a las teclas), chip T2 para mejorar seguridad, discos SSD más rápidos, etc.

Sin embargo, la llegada de estos dos modelos dejaba un sabor de boca raro que nada tenía que ver con ellos, sino con sus hermanos pequeños. ¿Qué pasa con el MacBook y con el MacBook Pro de 13 pulgadas? Se trata de dos modelos que necesitaban la misma o mayor renovación que sus hermanos mayores, por varios motivos.

En primer lugar, porque cuentan con procesadores desfasados respecto a lo que la competencia ofrece. En segundo, porque al ser modelos menos potentes, el paso del tiempo les afecta más y una renovación como la que trae la octava generación de Intel (hasta un 40% más de rendimiento gracias al crecimiento de núcleos) les viene muy bien para mantenerse competitivos. En tercer lugar, porque sobre ambos modelos pesa una carencia importante de puertos. El MacBook cuenta con uno y no es Thunderbolt 3, y el MacBook Pro sin Touch Bar cuenta con dos, y se espera que una renovación llevase otros dos al lateral derecho.

La potencia gráfica de los chips disponibles, primer motivo de la no renovación

Al anunciarse la llegada de los dos nuevos modelos, la indignación al no ver renovado el MacBook Pro de 13 pulgadas sin Touch Bar fue muy grande. Los supuestos procesadores destinados a ese modelo (de bajo consumo acabados en U con TDP de 15W, que también se usan en los MacBook Air) se presentaron en agosto de 2017, y desde entonces han poblado muchas gamas de competidores de Apple. La mayor estrella está siendo el i5-8250U de cuatro núcleos. No podía faltar en este nuevo MacBook Pro, sin excusas.

Los procesadores más compatibles para el MacBook Pro no cuentan con chip gráfico Iris, imprescindible hasta ahora para Apple por potencia y diferenciación de gamas.

Y sin embargo, Apple tiene excusa en lo que respecta al chip gráfico integrado de los modelos presentados. Desde el MacBook Pro de 13 pulgadas con pantalla Retina de finales de 2013, los portátiles de Apple siempre ha contado con una gráfica algo más potente que las básicas de Intel. Aunque fuera el MacBook Pro de 13 pulgadas de entrada, en él siempre había una Intel Iris (Intel Iris 5100, Intel Iris Graphics 6100, Intel Iris Graphics 540 e Intel Iris Graphics 640). Para el MacBook Air quedaban las inferiores Intel HD Graphics 5000 y 6000. Para el MacBook, lo mismo, las Intel HD Graphics 5300, Intel HD Graphics 515 y 615.

Las gráficas Iris del MacBook Pro sin Touch Bar del año pasado son hasta un 60% más rápidas que las últimas UHD 620 disponibles en los procesadores equivalentes.

El problema es que Intel ha lanzado la octava generación de procesadores de portátiles sin modelos de 15W acompañados de gráficas Iris. Como se ve en la imagen superior que Intel ofreció en su presentación, todos los procesadores disponibles cuentan con la Intel UHD Graphics 620, que no sólo no es más rápida que la Iris Graphics 640 de los MacBook Pro del año pasado, sino que, como se aprecia en los resultados del benchmark gráfico GFXBench, es hasta un 60% más lenta. Apple no se puede permitir lanzar una renovación tan esperada en un equipo de gama alta y "obligar" a sus usuarios a perder esa potencia en equipos que deben estar preparados para mover pantallas 5K a 60 Hz.

No sabemos si Intel lanzará algún procesador más de la octava generación con gráficos Iris en modelos de 15W que Apple pueda usar, pero es poco probable, porque lo que toca pronto es novena generación. Apple podría haber usado los mismos procesadores en el MacBook Pro de 13 pulgadas sin Touch Bar que los que ha usado en el modelo con Touch Bar, pero el precio subiría y la diferenciación entre modelos no se sostendría, dado el poco éxito del añadido en forma de pantalla y lector de huellas.

El caso del MacBook

El problema para la renovación del MacBook es distinto. Intel no ha renovado ningún modelo de sus procesadores Core M o i5 e i7 de la familia "Y" a la octava generación, por lo que Apple cuenta en el MacBook de 2017 con la oferta más actual. Ni siquiera se trata de perder potencia como en el caso anterior, directamente no hay posibilidad de renovar nada si se quiere continuar con la filosofía fanless de muy bajo consumo.

Posibles motivos estratégicos de cara al otoño

La mayoría de rumores apuntan en una dirección que podría llevar al MacBook Air actual a desaparecer para ser sustituido por un MacBook de entrada que podría llegar a las 13 pulgadas y convivir con el modelo pequeño. Sin embargo, podría haber más cambios encadenados en la gama.

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Diferenciar equipos no es tarea fácil para Apple, sobre todo cuando los modelos de 13 pulgadas siguen sin contar con tarjeta gráfica dedicada como sí hacen muchos modelos de la competencia (por ejemplo, con la NVIDIA MX150). Por ello, la desaparición del MacBook Pro de entrada no extrañaría demasiado. Un MacBook más potente que el actual encajaría perfectamente en el rango de precio de ese MacBook Pro, pudiendo ser el MacBook más bajo el sustituto real del MacBook Air, si finalmente dice adiós. Será interesante ver qué movimiento hacen desde Cupertino en los próximos meses.

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