Desde 1930 un evento paraliza a las naciones: la Copa Mundial de Fútbol. En la actualidad cerca de 200 selecciones nacionales se disputan con ahínco un lugar en el evento final, en donde por un mes los equipos compiten para convertirse en el campeón del mundo.
El ganador del torneo, además de llevarse la gloria, se lleva a casa el preciado trofreo, la pieza escultórica realizada por el italiano Silvio Gazzaniga (mejor dicho, se lleva una réplica del mismo). Pero esto no siempre fue así, la actual copa se otorga desde 1974 y su predecesora encierra un gran enigma y varios episodios que parecen sacados de una historia de ficción.
Un día en la historia: el partido más triste del fútbol
El Campeonato Mundial de Fútbol
Este fue el nombre original de la Copa del Mundo cuando se celebró por primera vez en 1930. La sede: Uruguay. El fútbol ya había generado interés desde que fue incluido como deporte de demostración en los Juegos Olímpicos de París 1900. En 1904 se fundó la Federación Internacional de Asociaciones de Fútbol (FIFA por sus siglas en francés) con el fin de desarrollar este deporte.
Para los Juegos Olímpicos de París 1924 la FIFA se encargó de la organización del torneo. El ganador: Uruguay, cuyo título volvió a conquistar en Ámsterdam 1928. Probablemente estos triunfos le dieron la razón a Jules Rimet, entonces presidente de la FIFA, para apoyar que el primer Campeonato Mundial de Fútbol se celebrara en ese país sudamericano.
Pese a muchas complicaciones y el resistencia de varios países europeos a que se disputara el campeonato en Uruguay, el torneo fue un éxito. Uruguay y Argentina se enfrentaron el 30 de julio de 1930, en donde el marcador quedó 4:2, a favor del país local. Así, la selección uruguaya se convirtió en la primera en ser condecorada con la posesión de la llamada Copa Jules Rimet. De aquí en adelante la travesía, misterio, robos y complicadas historias acompañarían a dicho trofeo.
La Copa Jules Rimet y el tricampeonato
Para la creación del trofeo Coupe du Monde fue contratado el artista francés Abel Lafleur. Éste se inspiró en la diosa griega de la victoria, Niké, y realizó el trofeo con plata esterlina bañada de oro de 14 quilates, medía aproximadamente 35 centímetros con un peso de 3.8 kilogramos. Tenía una base de lapislázuli sobre la cual se incrustaban los nombres de los países campeones en pequeñas placas.
Más tarde, en 1946, al trofeo se le cambiaría el nombre con el del fundador del torneo, se le conocería desde entonces como Copa Jules Rimet. La regla establecía que la selección que ganase tres mundiales, se quedaría con el trofeo original. Mientras tanto pasaría de un equipo campeón a otro.
El silencio de la Guerra
En la Copa Mundial de 1938, celebrada en Francia, el ambiente prebélico propició que muy pocos países se presentaran al torneo. Con solo 15 países la copa se disputó, en donde finalmente Italia se llevaría el triunfo. Se dice que el presidente de la Federación Italiana de Fútbol, Ottorino Barassi se llevó el trofeo a casa y lo escondió en una caja de zapatos. Al parecer esta medida valió para que la copa sobreviviera a los saqueos e invasiones nazis.
Tras el inicio de la Segunda Guerra Mundial, la FIFA decidió suspender el torneo mientras el conflicto perdurase, así en los años 1942 y 1946 no se jugó la Copa. En 1950 en Brasil, la fiesta del fútbol regresaría a la cancha.
Robo, rescate y detectives
En la Copa Mundial de Fútbol, Inglaterra 1966, el Jules Rimet se exhibía en el Westminster Central Hall en Londres, a pesar de estar fuertemente resguardado por la policía, se descubrió que había sido robado. Como un caso digno de una novela de detectives en Londres, el robo puso de cabeza a la ciudad, a Scotland Yard y a la Federación.
Poco después llegó a la Football Association una nota anónima exigiendo un rescate por el trofeo por £15,000, sin embargo en una misión encubierta atraparon al ladrón... pero sin rastro de la copa. Una semana después un perro llamado Pickles que estaba de paseo con su humano encontró un paquete debajo de un arbusto, se trataba del Jules Rimet, el cual sería otorgado a tiempo por la mismísima reina Isabel II a su propio equipo, al haber ganado el campeonato contra Alemania Federal.
Brasil y el robo definitivo
Brasil se convirtió en el primer país en conseguir tres campeonatos: Suecia 1958, Chile 1962 y finalmente en México 1970, en donde le ganaría a la selección italiana en un partidazo que terminaría con un marcador 4:1. Así pues, se le concedió la anhelada Copa Jules Rimet y se encargó una Copa del Mundo, es decir, la que conocemos hoy en día.
La Copa Jules Rimet tuvo su sede definitiva en la Confederación Brasileña de Fútbol. Al menos así fue por 13 años, pero el 20 de diciembre de 1983 la copa fue sustraída, nuevamente a pesar de las medidas de seguridad que la resguardaban. En adelante solo hay confusión, versiones encontradas y muchos mitos.
Se cree que la copa fue fundida, al menos es la historia más sonada al respecto. Otras versiones dicen que en la Copa del Mundo de 1966 el trofeo original fue intercambiado por una réplica y que fue resguardado por un centro joyero. Por si fuera poco, en 2015 se encontró la base original de la copa en el sótano de la sede de la FIFA, la discusión sobre el verdadero destino de la Jules Rimet volvió a encenderse.
En 2016 Pelé subastó una réplica del Jules Rimet en donde la casa de relojes suizos de lujo, Hublot, pagó 395,000 libras (unos 450 mil euros) por ella. Una vez más los rumores, historias y versiones sobre esta mítica copa comenzaron a correr.
Una nueva copa
En 1974 fue presentada la nueva Copa, la cual fue realizada por el artista italiano Silvio Gazzaniga. En ella se distinguen dos figuras humanas portando un globo terráqueo, es de oro de 18 quilates, mide 36 centímetros de alto y pesa poco más de 6 kilogramos. Tiene una bonita peana de malaquita, un mineral semiprecioso que fue elegido porque se encuentra en la mayoría de los continentes y por su color verde, característico de los campos de fútbol.
En la base de esta copa se graban los ganadores del campeonato; a la fecha la han ganado seis países, pero ninguno de forma consecutiva. Para tocar la copa existe un protocolo muy estricto: solo los campeones del mundo y los jefes de estado pueden hacerlo sin guantes y lo más importante, aunque el equipo campeón la levanta, no se la queda, sino que la Federación le otorga una réplica. La Copa del Mundo original está expuesta en el Museo del Fútbol de la FIFA, salvo en las ocasiones que es exhibida como en la actual Copa del Mundo, Rusia 2018. Luego del incierto y triste final de la primera copa no es de extrañar las extremas medidas de seguridad para resguardar uno de los trofeos más codiciados del mundo.