Japón es un país de fuertes contrastes culturales e indudable belleza. Quizás por el hecho de haber estado aislados durante más de 250 años, sus costumbres no tuvieron la oportunidad de estandarizarse a «lo que todo el mundo hace» y conservan una manera de vivir que a los extranjeros nos puede resultar singular. Si bien hay algunas cosas que todos saben como que sus sanitarios son tan tecnológicos que parecen de otro mundo o absolutamente todo tiene un aspecto cute, también hay otras excentricidades menos conocidas como las que presentamos a continuación:
Desfigurar tus dientes para ser más encantador
Se trata de una moda, llamada _yaeba_, que se basa en desalinear, afilar y alargar los dientes, con el objetivo —según dicen sus seguidores— de lograr sonrisas más tiernas e inocentes. Tener una malposición dentaria es sinónimo de belleza en Japón porque esto se asemeja más a los dientes «a medio hacer» como los que tiene un niño y se considera _kawaii_.
Hay dos formas de conseguir este objetivo: por un lado está la _yaeba_ real que es irreversible y consiste en poner ortodoncias con el objetivo contrario al normal, y por otro, el método provisional de poner fundas deformes en los dientes. Por suerte, debido a los efectos secundarios y lo caro de la primera opción, últimamente se hace más lo segundo.
La idea es meter para adentro el incisivo lateral, el siguiente a las paletas, y sacar para afuera los colmillos, pero hay verdaderos destrozos y esta niña de arriba está muy bien para la media.
_Karoshi:_ muerte por exceso de trabajo
Los japoneses son adictos al trabajo. Muchos llegan antes de su hora y se van después, aún cuando pueden llegar a tener jornadas de hasta 18 horas y altas presiones jerárquicas. El _sarariiman_, o trabajador asalariado, se deja la vida por su empresa, algunos literalmente. El primer caso conocido de _karoshi_ fue reportado en 1969: un trabajador de una imprenta, y con tan sólo 29 años, falleció de un ataque al corazón después de pasar semanas trabajando sin parar y sin apenas dormir. Todos los años mueren unas 10.000 personas en Japón bajo este diagnóstico o bajo _karoshisatsu_, suicidio a causa del estrés laboral.
Los meses no tienen nombre
Se refieren al mes con el nombre del número seguido de _gatsu_, que significa literalmente «mes». Así, enero será «mes uno» _(ichigatsu)_, febrero «mes dos» _(nigatsu)_, marzo «mes tres» _(sangatsu)_ y así sucesivamente.
Los tatuajes están mal vistos
Llevar tatuajes está tradicionalmente relacionado con la _yakuza_, la mafia japonesa. Así que hay muchos sitios, como los templos, algunos gimnasios, piscinas municipales o los _onsen_ (baños termales), con carteles en la entrada indicando que si tienes tatuajes no puedes entrar. Si eres occidental esta regla no se te aplica en la práctica pero muy posiblemente prefieras taparlos porque tienden a quedarse mirándolos.
No debes dar propina o dejarte el cambio
Dar dinero de más es un signo de mala educación. Por una parte, es como demostrar tu superioridad frente a la gente que te está sirviendo, se entiende como una especie de «limosna». Y por otra, también dependiendo del tono con el que lo hagas, pueden entender que pagas más esperando un trato mejor a modo de soborno. En ningún caso se lo tomarán bien.
Son muy exactos y claros con el dinero, si vas a un restaurante y digamos que tu cena costó 3400 yenes y entregas un billete de 5000, el dependiente dirá en alto y delante de todo el mundo:
«Son 3400 yenes. Me da 5000 y yo le entrego 1000 yenes con cien, doscientos, trescientos, cuatrocientos, quinientos, seiscientos yenes (sumará cada moneda). Esto hace un total de mil seiscientos yenes. Gracias por su visita, regrese la próxima vez.»
¿Sandías cuadradas?
En la prefectura de Kagawa, en la isla de Shikoku, cultivan unas sandías cuadradas que por el país entregan modo de regalos. El secreto de la forma radica en que los agricultores meten las sandías en un contenedor cuadrado hecho con metal y cristal en la última etapa de crecimiento. Es más o menos normal regalarle a tu suegra una sandía cuadrada y de por sí la fruta en general es un alimento de lujo y también uno de los regalos más comunes porque es cara debido a que se produce sólo en su correspondiente temporada (los japoneses casi en exclusiva comen por temporadas e importan poco).
La sangre lo dice todo
A no ser que seas militar y tu placa de identificación lo diga o dones muy a menudo, es bastante extraño en occidente ir por ahí contando qué grupo sanguíneo posees.
Sin embargo, para los japoneses, el tipo sanguíneo tiene grandes implicaciones en la vida. Claro está que es una pseudociencia, no hay ninguna prueba empírica al respecto, y equivale a que te pregunten si eres Sagitario o Acuario, pero ellos creen tanto en esta cuestión que es una pregunta clave en cualquier entrevista para trabajo y lo primero que te preguntarían en una cita a ciegas.
Hay paraguas gratis
En Japón se encuentran paraguas por todos lados. Quizás sea la segunda cosa más vendida después del manga. Son muy baratos y tras el chaparrón es normal incluso tirar el paraguas nuevo a la basura; pero es más común dejarlo para el siguiente. Muchos establecimientos como colegios, hospitales, cines, centros comerciales, restaurantes o el metro tienen paraguas que se pueden usar gratis y se dejan para su aprovechamiento por otra persona en otro sitio. Normalmente están justo a la salida del local o edificio, en un cubo bajo carteles de «devolver el paraguas después de usarlo». Y sí, los devuelven.
No se puede fumar en las calles pero sí en los bares.
En Japón fuman bastante, aunque el consumo ha caído en picado desde los 60-80 cuando fumaba el 80% de la población. El asunto de la regulación, aunque a priori parece una contradicción, descansa en que se molesta con el humo a las otras personas cuando caminas fumando por la calle y también se tiran colillas, sin embargo, todos los locales tienen zona de fumadores aislada de los que no fuman y cuentan con ceniceros. También las salas pachinko o de máquinas tragaperras se consideran zona de fumadores y en algunas ciudades grandes hay habilitadas zonas exclusivas para fumar en un lateral de la acera.
No brindes diciendo «chin chin» jamás
¿Quién no ha brindado con vino en alguna cena soltando un típico «chin chin»? Pues en Japón no lo puedes hacer porque significa literalmente la palabra que representa al órgano reproductor masculino. Dicho de la forma infantil, como lo diría una mujer japonesa pero, por supuesto, nada apropiado para soltar en público.