La eficacia de los procesos de actualización en Android ha sido siempre objeto de polémica. Para entender qué supone realmente actualizar a una nueva versión de Android, hemos recurrido a BQ, que esta semana actualizó su Aquaris X5 Plus a Android 7.1.1. De hecho, es el primer smartphone fuera del ecosistema "by Google" en contar con 7.1.1.

El trabajo comienza justo cuando Google anuncia una nueva versión del sistema operativo y libera el código correspondiente a la misma. Previamente, se libera también el PDK (platform developer kit) los cuales pasan a manos de Qualcomm, Intel u otros fabricantes de SoCs. El PDK se adelanta a los fabricantes para que puedan ir trabajando en la nueva release que está en camino.

Los fabricantes de SoCs evalúan entonces la viabilidad de actualizar a la nueva versión del sistema operativo. En dicha evaluación se valora la relevancia del SoC en el mercado, su antigüedad y la capacidad que tiene el mismo de trabajar con la siguiente versión del sistema operativo. Si el resultado es positivo, la compañía comienza el desarrollo del BSP (Board Support Package); si el resultado es negativo, el SoC queda obsoleto y todos los teléfonos que lo monten quedan privados de la siguiente versión del sistema operativo. Los fabricantes de teléfonos móviles, por lo tanto, están muy condicionados por las decisiones de Qualcomm, Intel u otros fabricantes de SoCs.

“El fabricante del chip es quien recoge las releases que publica Google, lo adapta para sus plataformas y nos cede ese código adaptado junto a otras partes propietarias que sólo ellos pueden implementar", explica Roberto Bermejo, Android SW Manager en declaraciones a Hipertextual. “Hay ciertas partes del software en la que solo tienen control los fabricantes de los procesadores, como, por ejemplo, todo lo relacionado con el modem del dispositivo”.

Sobre ese BSP (Board System Package), el fabricante del teléfono comienza a preparar la actualización que llegará finalmente a los usuarios. En este BSP, además se incluyen las piezas necesarias para hacer funcionar componentes tan diversos como la cámara o los diferentes sensores del teléfono.

Si el fabricante del teléfono decide emplear un componente no soportado directamente, por ejemplo, por Qualcomm, como puede ser un chip NFC o un sensor fotográfico, el proceso se vuelve algo más complejo. “Si montamos un componente que no está directamente soportado por Qualcomm, perdemos ese soporte pero tenemos la capacidad de hacer que funcione sobre esa plataforma […] tendremos que trabajar conjuntamente con ese partner para lograrlo”, explica Roberto a Hipertextual. Si el componente está soportado directamente por Qualcomm, el proceso es más sencillo: todas las piezas necesarias se encuentran en el Board System Package.

La elección de un fabricante de procesadores, por lo tanto, va más allá del procesador que ofrecen. Se valora la plataforma al completo: la velocidad en entregar BSPs, la calidad del soporte que ofrece al fabricante del teléfono, el abanico de componentes soportados por su procesador, etc. “El mayor condicionante de una actualización es tener buen soporte del fabricante del SoC,” declara Roberto Bermejo a Hipertextual.

Qualcomm es uno de los fabricantes con mejor soporte, no solo por el amplio abanico de componentes soportados, sino también por su estrecha relación con Google. La mayoría de teléfonos de referencia de la compañía de Mountain View (Google Pixel, Nexus, etc.) montan SoCs de Qualcomm, lo que permite acelerar el desarrollo del BSP varios meses.

Equipo de trabajo de BQ. Fotografía: BQ.

Una vez obtenido el BSP y todas las partes, BQ y el resto de compañías centran todos sus recursos en lo más básico: hacer que el teléfono arranque y funcione. El proceso suele tomar entre una y dos semanas. Tras ello, se comienza a trabajar sobre el framework de Android y las funciones propias de cada teléfono. Entre ellas se incluye el soporte para dual-SIM, el tunning de la cámara y otros añadidos exclusivos de los teléfonos de BQ. También se trabajan sobre los añadidos/requisitos de las propias operadoras (en caso de que el teléfono se distribuya junto a ellos).

Una vez lograda una versión estable y funcional, se libera a los beta testers, que pueden ser tanto internos como externos. Durante todo el desarrollo, además, el equipo de QA (Quality Assurance) ejecuta sus planes de pruebas; se encuentran errores, se corrigen y se mejora el resultado final. Esta es una de las fases que más tiempo lleva a los fabricantes.

Antes de liberar finalmente la OTA a los consumidores, el fabricante pasa las diversas pruebas de Google para obtener la certificación que les permite incluir el paquete Google Play Services (Google Play, Gmail, etc.) y asegura que el Sistema Operativo cumple, como plataforma, con los estándares Android (APIs).

Desde que BQ recibe el BSP de Qualcomm y comienza a trabajar en la actualización hasta que se libera finalmente la actualización, suelen transcurrir entre dos y tres meses para lanzar una beta estable. Después serán necesarios otros dos o tres meses para publicar la actualización final. No obstante, esta ventana es muy volátil, pues depende de los retrasos acumulados por Qualcomm / Google, el número de modificaciones que requiera la nueva versión del sistema operativo, etc.

Recibe cada mañana nuestra newsletter. Una guía para entender lo que importa en relación con la tecnología, la ciencia y la cultura digital.

Procesando...
¡Listo! Ya estás suscrito

También en Hipertextual: