La carrera ya comenzó, y nadie quiere quedarse atrás. Una brutal batalla que liderará los últimos meses, donde tus compañeros de armas pelearán por escapar de las típicas clasificaciones de oficina —o en mi caso del mundo imaginario—.
Siempre está el refinado —aquel que escogerá películas que nadie más ha visto—, el ignorante —cuya inclusión de Avatar como ganadora de mejor película preocupa año tras año— y claramente, el mainstream —que sigue protestando por la escasez de Marvel en la categoría de mejor guión adaptado.
Tu categoría es diferente: el analista, siempre apostando de último por no decidirse entre la opinión general y la propia.
Claro que esto trae una pequeña contradicción, y terminas escogiendo únicamente esas películas que llegaste a ver. Por lo que si odias los musicales te aseguro que este año no será muy provechoso, pero tranquilo, ya que estás a punto de descubrir un método con el que ni siquiera tendrás que asistir al cine.
La guía definitiva
El año pasado los Óscar se trataban de dos cosas: darle una estatuilla a Leo DiCaprio y continuar la batalla de hashtags por conseguir más filmes de color en la lista de nominadas.
Respecto a lo primero sólo sabemos que ahora tenemos un enorme registro de memes que las generaciones futuras tendrán problemas en entender, y en cuanto a la diversidad siempre existirán debates de este tipo en ambos lados. Demostramos que nuestra influencia puede hacer la diferencia, o quizás estábamos todos equivocados.
Una de las razones por la victoria de Leo fue señalada brillantemente en el vídeo de The Film Theorists, el canal de YouTube que reveló la tendencia a premiar actores mayores de cuarenta años —DiCaprio lo ganó a los 41—, y ahora vuelve con otra revelación.
Analizando otras premiaciones con el índice de predicción más alto, las estadísticas de busca en Google sobre las nominadas a mejor película, y finalmente, seguir otros análisis de datos que podemos conseguir en Twitter, tenemos finalmente una guía definitiva para nombrar a los grandes ganadores de la gala.
Ya las nominaciones están en tus manos, sólo debes seguir el camino de los ganadores y perseguir cualquier apuesta del Óscar sin tener que ver ninguna película. Quién sabe, quizás se termine la costumbre de ver todas las películas de la temporada y descubramos nuestra hipocresía. Pero es un mal necesario porque ¿de qué otra forma pagarás tus cuentas?