Todos los fans de Pink Floyd y del espectacular disco The Dark Side of the Moon de esta banda, que fue lanzado en 1973, conocemos muy bien la quinta canción del álbum: "The Great Gig in the Sky", la cual contiene uno de los solos vocales más impresionantes en la historia del rock.

Luego del sutil y precioso final de Time, la canción instrumental que le sigue parece continuar esa atmósfera pero muy pronto se convierte en otra cosa: se escucha la magia del tecladista Richard Wright, se le unen los demás instrumentos, luego viene un fragmento de un discurso del escritor Malcolm Muggeridge, una de las muchas voces que se escuchan a lo largo del álbum y, a poco de dejar de nueva cuenta sólo a Wright, se escucha la batería y entonces entra una voz femenina que nos eriza la piel con sus intensos arreglos vocales que realiza a lo largo de la canción.

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Esta cantante, Clare Torry, no dice una sola palabra en su colaboración pero su solo se vuelve poderoso, decrece, parece que se hace dulce y sigue adelante con una vitalidad que, incluso a más de 40 años de que fue lanzado este track, sigue cautivando a todo aquel que se deje atrapar por la magia de su voz y la música de este mítico grupo británico de rock progresivo.

¿Cómo sucedió este feliz encuentro de Torry con Pink Floyd? De la forma menos premeditada que pueda imaginarse. Torry ha contado la historia en alguna ocasión y ha dejado muy en claro que para ella fue un trabajo como cualquier otro. De hecho ha reiterado que ni siquiera se impresionó con la oportunidad de colaborar con el grupo y más bien fue un golpe de suerte (para todos, pues tanto la banda como el público salimos ganando). Incluso ha dicho que nunca le dio mayor importancia a esta colaboración y que cuando salió el álbum ni siquiera estaba segura de que se hubiera incluido la grabación que realizó un domingo por la tarde en Abbey Road Studios.

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Oh, baby y su coautoría

Clare Torry había realizado un álbum de covers que llegó a oídos de Alan Parsons, productor del mítico álbum, y él pensó de inmediato en ella cuando decidieron incluir una voz femenina a la canción que había confeccionado Richard Wright. A poco concertaron la cita para la grabación de Torry; ella se presentó y escuchó la canción en cuestión. Sin mayor dirección comenzó a cantar "Ooh-aah, baby, baby – yeah, yeah, yeah" pero David Gilmour le dijo que no buscaban nada de eso. Sin otras indicaciones, pues el grupo, según Torry, no sabía muy bien lo que quería, ella pensó que su voz debía ser un instrumento más en la canción.

Con esto en mente, Torry le dijo a Parson que grabara lo que estaba por cantar pues, asegura, que luego de la primera improvisación se vuelve repetitivo. Luego de hacer dos tomas, Gilmour le ofreció una cerveza y le pidió hacer una nueva toma. Torry accedió pero se detuvo en algún punto antes de terminar la canción diciendo que ya había llegado a ese punto repetitivo y que, de todas formas, pensaba que ya tenían suficiente material.

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Debido a la falta de guía y la carta abierta a esta cantante durante la grabación, su improvisación le valió ganar legalmente la coautoría de "The Great Gig in the Sky" y, claro, las ganancias pasadas y futuras de la misma. Con seguridad se trata de una cifra millonaria, aunque no ha sido revelada. Para aquellos críticos de Torry por su demanda de derechos y ganancias puede bastarles escuchar la canción sin su voz:

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Así pues, suerte y mucho talento se unieron en esta canción, y en todo este álbum que ha sido uno de los más exitosos de la banda; uno de los álbumes con mayores ventas en el mundo; además de permanecer por 889 semanas (más de 17 años) en el primer lugar de la lista Billboard 200. Aparte de su éxito popular y comercial es un álbum de los más queridos por los fans y de los más representativos de esta inigualable banda rock.

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