Cada vez que visitaba la casa de mi abuela, me encontraba rodeado por un mundo de adultos. Polvo por doquier, conversaciones con elevados tonos de voz y pequeños destellos que emulaban la luz del sol. Nunca tuve mucho que hacer, y si bien traté de robarme una vez el NES que guardaban debajo de la cama —siendo castigado por unos cuantos meses (para ese momento ya era un adolescente)— lo más excitante que pasaba era el momento de tomar alguno de esos caramelos que poseían casi mi misma edad.
La última vez que fui encontré un DVD pirata que llevaba el título de "Aventuras para toda la familia" y reunía títulos como: Jumanji, Los Rugrats en París, Pesadilla antes de Navidad y El viaje de Chihiro. De la extraña colección me llamaron la atención los dos últimas y mi hermano no se callaba sobre las miles de veces que las vio mientras yo me quedaba revisando las cosas que habían bajo la cama.
Recordé exactamente el momento en que veía El viaje de Chihiro y los padres se convertían en puercos, o cuando Santa Claus era secuestrado y nos encontrábamos con el horripilante Boogey Man. Ambos momentos dignos de profundas pesadillas que inconscientemente siempre estuvieron conmigo. Convertían uno de los lugares más aburridos del mundo en un lugar de fantasías extrañas, encontrando en esa colección pirateada a dos grandes maestros.
El artista francés Ciryl Rolando siempre se ha concentrado en el aspecto emocional humano y los colores de la vida, como yo tuvo esas influencias dobles desde el principio. En sus últimas ilustraciones trata de plasmar un universo propio mientras comenta en su perfil que "Tim Burton y Hayao Miyazaki son ambos las raíces de mi propio mundo", a continuación veremos su asombroso trabajo.