Hoy en día tenemos la suerte de que, si deseamos viajar a cualquier parte del mundo, basta con acumular el dinero suficiente para convencer a los empleados de las empresas de máquinas voladoras de que te dejen entrar en sus masivos medios de transporte.
Hace unos pocos siglos, si querías visitar otro continente tenías que estar dispuesto a pasar meses navegando, convertirte en pirata o ser un experto en natación. Si viajabas en grupo era probable que algunos integrantes murieran en algún accidente antes de llegar o que una pareja tuviera un hijo en plena travesía. Al llegar eran un grupo de gente totalmente distinto. Básicamente una odisea a lo El Señor de los Anillos cada vez que querías ver algo exótico.
En la actualidad existen pocos lugares inaccesibles al público general. Uno de ellos es Corea del Norte. Solo existe una aerolínea que tiene permitido aterrizar en la nación y es casi imposible conseguir un permiso turístico. Si lo llegas conseguir, tienes que atenerte a ser guiado por funcionarios del Gobierno por locaciones autorizadas para visitantes extranjeros. El equipo de Vice realizó un excelente documental acerca de la odisea de uno de sus reporteros para visitar Corea del Norte, el cual compartimos a continuación.
Lo que pocos saben es que, a pesar de que sus ciudadanos están sujetos a un régimen terrible, todavía existen destellos de humanidad en los paisajes que ofrece Corea del Norte.
El talentoso fotógrafo Adam Baidawi decidió documentar su visita al país. Con el objetivo de escribir un artículo para GQ Australia, Adam decidió capturar una serie de imágenes impactantes que muestran la belleza oculta en las calles de Corea del Norte.
Nunca antes hemos visto este nivel de profesionalismo y virtuosismo técnico a la hora de capturar la realidad de Corea del Norte, por lo que estamos bastante agradecimos por Adam Baidawi.
