Diciembre es el mes del espumillón, los villancicos, las pelis navideñas, las cenas con amigos a los que solo ves una vez al año… Y también es el mes de los Vision Boards. Es llegar esta época del año y las redes sociales se llenan de personas celebrando los objetivos que se han cumplido de su último Vision Board o explicando cómo harán el siguiente. Cada vez son más quienes deciden unirse a esta moda. ¿Pero en qué consiste? Y más importante aún, ¿funciona?

La primera pregunta es más fácil de contestar que la segunda. A grandes rasgos, un Vision Board es un collage en el que una persona coloca imágenes relacionadas con sus objetivos vitales. Pueden ser para un periodo de tiempo más o menos largo, aunque normalmente se hacen una vez al año. Ese collage se deja en un lugar muy visible, para que pueda mirarlo prácticamente todos los días. Muchas personas, por ejemplo, lo usan como fondo de pantalla para su ordenador o teléfono móvil. Así, siempre tienen presentes sus objetivos. Supuestamente, esto ayuda a cumplirlos, hay quien dice que por el místico poder de la manifestación y quien opina que es más bien una cuestión neurológica.

En cuanto a la segunda pregunta, no existe un poder mágico de la manifestación. El Universo no te va a cumplir tus deseos si piensas mucho en ellos y los manifiestas constantemente. Con respecto a la parte más cerebral, sí que es cierto que hay cierta base científica. De hecho, hay psicólogos y psiquiatras que están a favor del uso del Vision Board como objetivo para alcanzar metas. Otros, en cambio, están totalmente en contra. Vamos a ver cuáles son sus blancos, sus negros y, sobre todo, sus grises.

¿Cuáles son los puntos positivos de los Vision Boards?

Los Vision Boards tiene puntos positivos siempre y cuando los usemos adecuadamente. Para empezar, fomentan la creatividad. Al no tratarse de una lista de objetivos, sino de un collage visual, las personas que los realizan juegan con su creatividad, buscando las mejores fotos y la forma idónea de conformarlas para que quede bonito. Este es un punto positivo, incluso si lo haces, lo guardas y no lo miras nunca más. No se trata tanto de lograr esos objetivos sino de pasar un rato usando la imaginación y creando algo nuevo.

vision board
El Vision Board fomenta mucho la creatividad. Crédito: Freepik

Pero imaginemos que seguimos adelante. Queremos usar el Vision Board para eso que nos han asegurado que sirve. ¿Qué hay de cierto en ello?

En la vida es importante tener objetivos. Nos ilusionan y dan un propósito a nuestra existencia. No es necesario que sean siempre los mismos. De hecho, lo más normal es que cambien a lo largo de nuestra vida. Tampoco es necesario lograrlos todos. Pero el mero hecho de tener propósitos ya comienza a activar nuestros sistemas de recompensa y hacer que nos sintamos bien. Por eso, tener los objetivos siempre delante, podría ser beneficioso. 

Es la opinión, por ejemplo, de la neurocientífica Tara Swart, una de las mayores defensoras del Vision Board a nivel internacional. Según ella, esto se debe a que el cerebro sigue un proceso llamado etiquetado de valores, por el cual guarda las cosas importantes en el subconsciente y borra la información innecesaria. Esa impresión en el subconsciente se puede reforzar a través de la visualización. Por eso, no es el Universo el que te ayuda a cumplir los objetivos. Simplemente estás predisponiendo tu cerebro para ser tú quien los consiga. Por otro lado, si repites la visualización, poco a poco configuras tu cerebro para perder el miedo a no lograr los objetivos y lograrse en alcanzarlos.

Esta científica lo relaciona también con el efecto Tetris. Es un efecto bautizado así en honor al famoso juego de piezas de colores, ya que hay personas que aseguran que, después de jugar muchas veces, cuando no están jugando son capaces de seguir viendo las piezas en el borde de su visión. Prácticamente, se alojan en su cerebro. Con el Vision Board esto sería positivo, porque se tendrían mucho más presentes los objetivos.

No todo son luces

Hay que tener algo en cuenta con respecto a esta visión positiva de los Vision Boards. Si bien el efecto Tetris sí es un término bastante más utilizado, si hacemos una búsqueda sobre el etiquetado de valores, veremos que son muy pocas las personas que lo usan. Yo solo he encontrado a la ya mencionada Tara Swart, el también neurocientífico James Doty y los coaches Lara Doherty y Timothy Born. Todos ellos, salvo Born, usan el término exclusivamente para hablar sobre los Vision Boards, en algunos casos añadiendo a la ecuación términos sin evidencia científica, como el del poder de la manifestación. Born lo usa para temas de coaching, por lo que tampoco se trata de un estudio científico.

Cuando un fenómeno de la mente solo sirve para explicar una cuestión en concreto, suele cuadrar con que se ha ideado específicamente para eso. Mezclar términos científicos con aquellos que no lo son puede disfrazar los segundos de algo más coherente, pero siguen sin serlo. Por eso, aunque algunas de las explicaciones que dan estas personas podrían tener sentido, este modus operandi les hace perder credibilidad, al menos a mi criterio.

¿Qué dicen los expertos que están en contra del Vision Board?

En el lado opuesto a Tara Swart nos encontramos con personas como la psicóloga Amy Morin. En su caso, opina que, si bien para algunas personas pueden ser útiles, para la mayoría, los Vision Boards llegan a ser incluso contraproducentes. Cita el ejemplo de un paciente que tenía en su Vision Board los objetivos de tener un coche deportivo, una mansión y una novia atractiva. Sin embargo, no seguía los consejos que ella le daba en terapia para encontrarse emocionalmente mejor, no hacía nada por tener citas y tampoco buscaba trabajo. Esperaba que todo le cayese del cielo, porque lo estaba manifestando.

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Muchos psicólogos no están a favor del Vision Board. Crédito: Pexels

Es cierto que este es un caso extremo. Aun así, esta terapeuta opina que visualizar la finalidad y no el camino para obtener un objetivo no tiene ningún tipo de eficacia. Lo ejemplifica con un estudio en el que se pidió a un grupo de estudiantes que se visualizaran sacando buena nota en un examen y a otro que se visualizasen estudiando, sin pensar en notas concretas. El segundo grupo sacó mejores notas que el primero, simplemente porque pensar en estudiar hizo que se sentasen a hacerlo. Pero para eso no hace falta una foto de un folio con un diez estampado en rojo.

También cita un estudio de 2011 en el que se concluyó que “fantasear con un futuro idealizado disminuye la probabilidad de que alguien gaste energía intentando convertir su fantasía en realidad”. 

Por todo esto, opina que los Vision Boards no son una buena recomendación para casi nadie.

Mi opinión, teniendo todo esto en cuenta

Hemos visto los blancos y los negros del Vision Board. Yo creo que es más bien una cuestión de grises, aunque reconozco que me acerco más al negro. No discuto los beneficios en relación con el fomento de la creatividad, pero insisto en lo que dije al principio: el collage, una vez finalizado, se puede guardar. Ahí ya dejaría de ser un Vision Board.

Por otro lado, tener presentes los objetivos puede ser bueno. De hecho, sí que hay estudios que demuestran que escribir los objetivos puede ser beneficioso. Ponerlos sobre el papel nos ayuda a darles forma y a establecer un plan de acción. Acompañarlo de información visual no es necesariamente malo. Puede incluso ser bueno también. 

lista de objetivos
Escribir los objetivos puede ser beneficioso. Crédito: Freepik

Lo malo del Vision Board, en mi opinión, es que intenta ir más allá al darle ese aire de misticismo y llamada al Universo. Nos hace creer que si manifestamos muy fuerte los objetivos seguro que los conseguimos. Y al final lo que ocurre es que si los logramos podemos llegar a creer que de verdad hay algo de poderoso en manifestar lo que uno quiere. Podemos caer en manifestar cosas cada vez más inalcanzables y, por supuesto, no todas se cumplirán. Ahí llega el gran problema, porque podemos sentirnos culpables. "No lo manifesté bien". "No lo deseé lo suficiente". Pero no se trata de eso. Tenemos que entender que no todo en la vida depende de nosotros. Que a veces nos ocurren cosas buenas por suerte y a veces nos pasan cosas malas que escapaban totalmente de nuestro control. 

Creo que el Vision Board puede ser útil como ejercicio creativo y para pararnos a establecer cuáles son nuestras metas. Pero también opino que, al pensar en esas metas, deberíamos hacerlo como siempre han recomendado los psicólogos. Pensando que sean alcanzables, estableciendo pequeñas submetas para lograrlas poco a poco y, sobre todo, teniendo en cuenta que si no las conseguimos no habrá sido un fracaso. Lo de soñar a lo grande está muy bien y queda genial estampado en una taza, pero puede convertirse en toda una fuente de frustración. Cuidado con eso.