La estrella de Belén aparece en la Biblia como una una luz en el cielo que guio a los Reyes Magos hasta el lugar en el que había nacido el hijo de Dios. Se trata de una historia que aparece en el evangelio de Mateo y que para la mayoría de científicos no es más que ficción. Sin embargo, hay otros que se han afanado mucho en intentar hacer coincidir aquel fenómeno con un verdadero objeto celeste que surcara los cielos hace unos 2.000 años. Aunque parecía una misión imposible, recientemente un científico de la NASA ha publicado un estudio en el que se señala el posible origen de esta famosa estrella.
Según Mark Matney, no era una estrella, sino un cometa, que se encuentra descrito en un antiguo texto chino. Tras comparar los textos de la Biblia con aquellos documentos de la antigua Dinastía Han, ha dado con lo que para él pueden ser mucho más que casualidades.
Lógicamente, no se puede demostrar que el cometa descrito por los chinos fuese de verdad la estrella de Belén. Sin embargo, para este científico, su hallazgo significa que ya no podemos volver a decir que no hay absolutamente ningún objeto celeste que cuadre con la descripción de la luz que guió a los Reyes Magos. Los puntos en común son innegables, su absoluta coincidencia es indemostrable.
¿Qué dice la Biblia sobre la estrella de Belén?
La estrella de Belén se menciona en el Evangelio según San Mateo, como la luz que guio a los Reyes Magos de Oriente hasta el pesebre en el que había nacido Jesús de Nazaret. El texto reza así:
“Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño.”
Cuando mencionan a un rey se refieren a Herodes, quien quiso aprovecharse de los Reyes de Oriente para hacer averiguaciones sobre ese niño que podría convertirse en una amenaza para su estatus.
Por otro lado, las referencias al movimiento y posterior quietud de la estrella tienen su propia interpretación científica. Matney lo describe así en su artículo:
“El pasaje indica que, después de que la Estrella pareciera preceder a los Magos en su corto viaje a Belén, alcanzó una posición sobre la ciudad, quizás cerca del cenit, donde su movimiento se detuvo notablemente durante un periodo coincidente con su llegada.”
Todo esto no cuadra demasiado bien con los movimientos de una estrella. ¿Pero y si la estrella de Belén no fuese una estrella después de todo?

Una posible solución para el misterio
Para que la estrella se quedase quieta en el cenit, o al menos aparentemente quieta, el objeto en cuestión debería estar en movimiento geoestacionario con la Tierra. Es decir, su órbita alrededor de la Tierra debería coincidir con el propio movimiento de rotación de esta. Así, aunque el objeto se mueva, nos podría parecer que no.
Dado que en el mismo pasaje en el que se habla de la estrella de Belén se menciona también a Herodes, un personaje cuya existencia está documentada, Matney decidió buscar descripciones de objetos celestes en textos publicados en el tiempo que duró su reinado. Es decir, entre el 37 a.C y el 4 a.C.
Así, llegó a un texto que llamó la atención entre todos los demás. Se trata de un pasaje de un documento conocido como Han Shu (Historia de la Dinastía Han Anterior), en el que se menciona una estrella escoba que se vio en el “segundo mes” del “segundo año”.

En esa época y esta cultura, los cometas eran conocidos como estrellas escoba. En cuanto a la fecha referida, se corresponde con el mes lunar chino que abarca desde el 9 de marzo al 6 de abril del año 5 a.C. Aunque celebremos la Navidad el 25 de diciembre, no hay un consenso real sobre cuándo nació en realidad Jesús de Nazaret. Hay todo tipo de fechas, incluso algunas apuntan a que fue en verano. Pero, lo que sí está claro, es que Cristo nació antes de Cristo, posiblemente entre el año 6 a.C y el 4 a.C. Todo parece cuadrar.
Los movimientos descritos en el Han Shu describen a la perfección el movimiento según san Mateo. También se dice que el objeto fue visible durante 70 días, por lo que debió mantenerse muy brillante en el cielo.
¿Qué dicen las simulaciones?
Tras leer el Han Shu, Matney decidió llevar a cabo una simulación computacional de cómo debió ser el movimiento de aquel cometa, teniendo en cuenta los datos referidos en el texto chino. Así, observó que, posiblemente, aquella estrella escoba alcanzó su órbita geoestacionaria justo sobre Belén, de modo que debió verse inmóvil allí mismo durante unas 2 horas. En días anteriores también sería visible, pero en movimiento. Un movimiento que podría haber sido interpretado por los Reyes de Oriente como una invitación a visitar al hijo de Dios.
En definitiva, aunque no se puede saber con seguridad, puede que la estrella de Belén no fuese una invención, sino un verdadero objeto celeste. Por suerte, los Reyes Magos ya no la necesitan para volver cada año a dejar regalos a los niños. Ojalá que este año, además, lleven paz al lugar para el que aquel día hubo una estrella que les marcó el camino.
